La ofrenda del Omer

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Además de los sacrificios Musaf de Iom Tov, el dieciseis de Nisán, el segundo día de Pesaj, se traía una ofrenda omer para la comunidad.
Consistía en un “omer” (una medida equivalente a 2,5 kg. aprox.) de harina de cebada que se mezclaba con aceite e incienso. Se acompañaba con un cordero que se ofrendaba como sacrificio olá.

El omer se debía ofrendar “un día posterior a Shabat”(23:10). Conforme a nuestra Tradición Oral, “Shabat” en este caso significa “Iom Tov”, que quiere decir que fue traído el día posterior al primer día de Pesaj.

Los Baitusim (una secta durante la existencia del Segundo Templo que negaba la Tradición Oral) declararon que la Torá deseaba que se ofrezca el omer el día siguiente al Shabat semanal, en otras palabras, un domingo.


Entonces, los Sabios ordenaron que todas las preguntas y respuestas formuladas durante la preparación de la ceremonia sean reiteradas tres veces para refutar con énfasis la doctrina incorrecta de los Baitusim.

Los preparativos para obtener el omer de harina fueron conducidas con gran regocijo y con la participación del público en honor a la mitzvá.

En Erev (víspera) Pesaj, los delegados del Beit Din visitaban el campo donde sería cosechada la cebada para el omer. Ataban las espigas de los granos para facilitar su corte luego de Iom Tov.

En Motzae Iom Tov, la noche siguiente al primer día de Iom Tov, todo el pueblo se reunía para estar presente durante el corte. Creaban una gran conmoción para dar publicidad a la mitzvá.

Se designaban tres judíos como cosecheros. Al atardecer, los cosecheros anualmente seguían el ritual de preguntar a todos los presentes,
“¿Se ha puesto el sol?” (porque la mitzvá comienza al atardecer).
“Sí”, contestaban los espectadores.
“¿Se ha puesto el sol?” repetían los cosecheros.
“Sí”.
“¿Se ha puesto el sol?” preguntaban por tercera vez.
“Sí”, contestaba la multitud.

Todas las preguntas y respuestas se reiteraban tres veces para contradecir las enseñanzas falsas de los Baitusim.

Luego, cada uno de los cosecheros preguntaba,
“¿Corto con esta hoz?”
“Sí”, respondía la gente.
“¿Corto con esta hoz?”etc., cada pregunta y su respuesta afirmativa era repetida tres veces.
“¿Coloco lo cosechado en esta canasta?” preguntaban los cosecheros.
“Sí”, contestaba la gente, y así, tres veces más.
Si era un Shabat, los cosecheros preguntaban,
“¿Es Shabat hoy?” (queriendo decir, “¿Cosechamos aún siendo Shabat?”)
“Sí”, respondían (debido a que el corte de omer anula la prohibición de trabajar en Shabat).
También, repetían esta pregunta tres veces, y finalmente cada cosechero preguntaba,
“¿Debo cosechar ahora?”
“Sí”, era la respuesta general.
“¿Debo…?”, etc.

¡Qué grandioso que era presenciar cómo se reunían los judíos, que se esmeraban para realizar mejor la mitzvá!

Hashem le dijo al K-lal Israel, “¡Ofreciéndome un omer de cebada, la cosecha de granos en sus campos será bendecida!”

Esta ofrenda se traía en Pesaj porque Pesaj era la época en la que el Tribunal del Cielo dictaba sentencia acerca de la cosecha de granos de todo el año.

Hashem dijo a los judíos, “Espero que Me devuelvan sólo una fracción diminuta de lo que Yo les confiero. Aunque en el desierto yo le doy a cada miembro de la familia un omer de maná diariamente, no les pido a cada uno de ustedes que me de un omer de cebada cada uno. La nación entera ofrece sólo un simple omer!”

Se cosechaban tres seín (aproximadamente 8 kg.) de cebada con el objeto de obtener un omer (2,5 kg. aproximadamente) de harina tamizada pura. Luego de la cosecha, las espigas de cebada se llevaban a la azará (Atrio del Beit Hamikdash), desgranadas, las semillas se tostaban al fuego, sobre el suelo, y luego se tamizaban trece veces para obtener harina totalmente pura.

El kohén mezclaba el omer de harina con aceite, preparándolo de la manera indicada para una ofrenda minjá. Luego realizaba la ceremonia de tenufá (agitación de los brazos). Levantaba el kli sharet (fuente usada en el servicio) que contenía la ofrenda, hacia los cuatro puntos cardinales, y hacia arriba y hacia abajo.

La ceremonia de alzar en brazos simboliza nuestra aceptación de la autoridad del Amo del Universo. Al alzar la ofrenda y moverla de atrás hacia adelante, afirmamos que el mundo Le pertenece; y al moverla de arriba hacia abajo, que El es el Amo de las esferas superiores e inferiores.
Asimismo, como recompensa por alzarla en todas las direcciones, Hashem protege a la cosecha de los vientos malvados que provengan de los cuatro puntos cardinales, y al moverla de arriba hacia abajo, del rocío que cae. Protege nuestros cultivos de los vientos y del rocío que pueden dañarlos o destrozarlos.

Luego, el kohén tomaba un puñado (kometz) de pasta, lo salaba y lo quemaba en el mizbeaj. El remanenente se lo comían los kohanim hombres mientras permanecían en la azará.

Deberíamos pensar que esta ofrenda, que consistía simplemente de unos pocos kilos de harina de cebada, no podía tener una consecuencia de gran importancia. Sin embargo, es un error, el mérito de esta mitzvá previno varias catástrofes que podían haber afectado al pueblo judío.

– La ofrenda del omer era la mitzvá que protegía a los judíos en los tiempos de Guidón (Shoftim 6,7).

Hashem le pidió al Juez Guidón que librara la guerra contra los Midianim que estaban oprimiendo a los judíos. Sin embargo, Guidón temía que su propio mérito y el del resto de la gente fueran insuficientes para obtener una victoria. Entonces, el Todopoderoso para reforzar su confianza les dio varias señales. La noche anterior al enfrentamiento, El le ordenó al juez, “lleva a tu sirviente Furá y vayan silenciosamente al campo de los Midianim. Cuando escuches sus conversaciones te sentirás más seguro del resultado de la guerra.”

A la noche, Guidón y su sirviente, furtivamente, se acercaron a los alrededores del campo Midianita. Delante de ellos se veían, esparcidos, los miembros del ejército enemigo; eran tantos que parecían langostas, y también había un sinnúmero de camellos.

Hashem hizo que Guidón escuchara la siguiente conversación:

Un hombre le decía a su amigo, “Soñé que veía una rebanada de pan de cebada rodando por el campo Midianita, llegaba a la carpa y la chocaba con tanta fuerza que se daba vuelta y se venía abajo por completo”.

Su amigo le respondía, “Hay sólo una manera de interpretar este sueño, tu viste la espada de Guidón ben Ioash, un hombre judío. D-s le ha entregado en su mano a Midián y al campo entero”.

Guidón se postró delante del Todopoderoso dándole las gracias. Luego se dirigió a los judíos y les ordenó, “Vayamos a luchar, porque Hashem nos ha entregado a los habitantes de Midián en nuestras manos!”

Guidón no sabía si el Klal Israel poseía méritos suficientes para ganar esta guerra. Cuando escuchó el sueño, comprendió su significado. Era Pesaj, y la ofrenda del omer de la comunidad ya se había traído. El sueño le revelaba en virtud de qué poder espiritual Hashem arrollaría el campo Midianita, en el mérito de la mitzvá del korbán omer, la rebanada de cebada!

– El mérito del omer salvó a los judíos en los tiempos del Rey Jizkiau. Mientras que dormían durante la noche de Pesaj, el ángel de Hashem salió y atacó el campo de Ashur (2 Melajim 19:35).

El Todopoderoso luchó a favor de Bnei Israel porque ellos habían cumplido la mitzvá de la ofrenda del omer.

– Era precisamente esa mitzvá la que libró a los judíos de Hamán.
Mientras que el Rey Ajashverosh en su palacio ordenaba a Hamán que tomara su vestimenta real, su corona, y su caballo, que vistiera a Mordejai, y que lo condujera por las calles de Shushán, Mordejai estaba enseñando a sus alumnos en el Beit Hamidrash. Como era el dieciseis de Nisán, el día en que se solía ofrecer el omer en el Beit Hamikdash, él les enseñaba las leyes.
Mordejai levantó sus ojos y vio que Hamán se aproximaba al Beit Hamidrash a caballo. “Debe de estar buscándome para matarme!” exclamó, temblando.
“Apúrense”, les ordenó a sus alumnos, “huyan para que no los maten conmigo!”.
“Ya sea por la vida o por la muerte”, contestaron sus alumnos, “nos quedaremos contigo y no te dejaremos.”
Mordejai se envolvió en su talit y suplicó al Todopoderoso que los libere.
Mientras tanto, Hamán ingresó al Beit Hamidrash y, al ver las filas de estudiantes, preguntó, “¿Qué están estudiando aquí?”
“Hablamos acerca del omer, una ofrenda que solía traerse al Todopoderso en este día, el dieciseis de Nisán, en nuestro Templo Sagrado de Jerusalén”.
“Esa ofrenda de omer”, preguntó Hamán, “¿cuál es su valor? ¿miles de monedas de oro o plata?”
“No, en absoluto”, le dijeron. “Consiste en harina de cebada y su valor es de apenas diez maná”.
“¡ Maldito sea!” gritó Hamán. “Quítense esta vestimenta de sacos y cenizas que están usando y dejen de rezar. Ustedes judíos con sus ofrendas baratas – y no sólo con la ofrenda real sino con el estudio de sus leyes – no vencerán a mi ofrenda de 10,000 kikar de plata al rey!
“Levántese, Mordejai, ya que se me ha ordenado que lo vista con estas vestimentas reales, lo siente en el caballo del rey, y lo lleve por las calles de Shushán”.
Hamán vistió a Mordejai luego de obligarlo a hacerse un corte de cabello y a darse un baño ya que las peluquerías y casa de baños de Shushán estaban cerradas por orden de Ester. Luego inclinó su espalda para que Mordejai pudiera montar el caballo, cumpliendo literalmente la promesa al pueblo judío (Devarim 33:29), “Tus enemigos se presentarán ante tí y tú deberás pisotearlos en sus altos lugares”.

Esta historia demuestra que aunque después de la destrucción del Templo no podemos ofrecer un Korbán omer, el mérito de estudiar sus halajot (leyes) es equivalente a traer de hecho la ofrenda al altar.

Hoy en día, debido a que no hay korbán omer para levantar la prohibición de consumir jadash/ el nuevo cultivo, la halajá establece que se permite que se consuma cada año después del dieciseis de Nisán.

(Selección extraída del libro “El Midrash Dice” por Rabino Moshe Weissman, © Ed. Benei Sholem)

Fuente:Tora.org.ar

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