Está escrito en la Torá: “Pero Yeshurún engordó y pateó…, se cubrió (con grasa); abandonó al Dios que lo había hecho, y deshonró a la Roca de su salvación”.
La Torá quiere decirnos que cuando alguien se enriquece tiende a llenarse de orgullo, presunción, al grado de olvidar a Dios.
La prueba de la riqueza es una de las más difíciles de superar. Generalmente provoca relajamiento espiritual y moral.
En ocasiones Dios pone a prueba a la persona para ver si vence sentimientos como la envidia, la tacañería y el enojo, a fin de vivir pacíficamente con los demás.
Nuestras pruebas más grandes en la vida provienen de nuestro prójimo y, por consiguiente, sirven como nuestras oportunidades más grandes para obtener riqueza espiritual.
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