La Santísima Trinidad, con sus desarrollos San Lucas y San Francisco, es un proyecto para consentir los sentidos a través de la naturaleza y de la paz que nos transmite estar en contacto con ella. Ya se practicar deporte, aprender sobre el cultivo del olivo y lavandas, participar en el proceso de producción de vino o vivir como propietario de una bella casa, es un lugar que nos despierta un caleidoscopio de emociones que nos lleva a vivir momentos únicos.
La Santísima Trinidad, uno de los lugares más exclusivos de San Miguel de Allende, donde el paisaje y la tranquilidad se funden con grandes placeres sensoriales. Se trata de un desarrollo único en el país, pues es un hotel boutique en el que también se puede ser copropietario, para tener la posibilidad de vivir y disfrutar la magia de tener una finca en el campo, donde las casas se rodean de viñedos, olivos, y de los deliciosos aromas de enormes campos de lavanda y olivos.
Este precioso destino es una auténtica Toscana Mexicana, que con su belleza particular nos llena de tranquilidad y nos transporta a momentos inolvidables. Aquí también se ubica el bellísimo hotel San Lucas, hermano del Viñedo San Francisco y de la Santísima Trinidad. Además de tener habitaciones cómodas y vistas al cielo siempre azul, el hotel cuenta con alberca, jacuzzi, y un restaurante donde se prepara un menú basado en ingredientes orgánicos, y claro, sus platillos se maridan con los vinos producidos en el viñedo. Rodeados de los aromas del campo y bajo la sombra de los árboles, disfrutamos de paseos a caballo a nuestro propio ritmo.
El hotel está rodeado del viñedo, de un ojo de agua y de la tranquilidad de la naturaleza. Ya sea que sólo seamos huéspedes o que decidamos adquirir una casa en este edén, San Lucas nos sorprende con la belleza de sus paisajes y con sus recorridos especiales, con los que se aprende el proceso de elaboración de sus fabulosos vinos, además de que cuenta con un taller donde se procesa la lavanda en aromáticos jabones.
Una de las experiencias más significativas es la degustación personalizada en una de las salas de cata, donde los sentidos se relajan mientras aprendemos y compartimos sobre el mundo del vino. Las condiciones específicas de la tierra, su capacidad de drenaje y las variaciones del clima hacen de San Lucas el lugar perfecto para el cultivo de vides, olivares y lavanda.
Los vinos producidos en este precioso desarrollo, están hechos con amor, su materia prima es la dedicación del enólogo, los sueños y el esfuerzo de todos los que están involucrados en su proceso de producción.
Tierra, clima y un ambiente celestial, dan como resultado vinos que nos cautivan con sus sabores y sus aromas, con su esencia mexicana. Son vinos que nos llenan el alma con la calidez de su sabor, con la viveza de las sensaciones que nos transmiten, y lo mejor es que podemos recibirlos en la puerta de nuestra casa.
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