(ACLARO; dios es uno y NO como piensan otros pero el concepto de los tres tipos de santidad es de origen judío, como el concepto conocido “olam, shana y nefesh – lugar (el templo sagrado), tiempo (Shabat kodes, fiestas) y alma.
Llega un turista extranjero y le pregunta a un señor, en inglés: “Excuse me, ¿where is a hotel?”
El señor se queda callado y no responde nada, así que el turista le pregunta nuevamente, pero en francés: “Excusez moi, oùil ya un hotel?”
El señor nuevamente se queda con los ojos abiertos sin decir nada, así que el turista le pregunta una vez más en español: “Disculpe, ¿dónde hay un hotel?”. Y este señor se queda como paralizado y estupefacto sin decir absolutamente nada.
Decepcionado el turista se aleja. La esposa del señor le dice: “Oye Moshe, ¿no crees que deberías aprender otros idiomas para que puedas lograr más cosas en tu vida?”. Moshe le responde: “Mira, ese turista sabía hablar tres idiomas y no le sirvió para nada.”
En la Parashá de esta semana vemos el origen de la santísima trinidad que es un concepto judío como decimos siempre en el rezo “HAMESHALESHIM BESHILUS KEDUSHA BAKODESH” – lo que tienen triangulo de santidad, 3 veces siempre decimos kados, los sefirot tienen los 3 primeros y los de mas también funcionan con el 3, tenemos; choen, levi e Israel, tora, nevieim y ketuvim etc.
Cuando Yaakov está a punto de encontrarse con su hermano Esav y sospecha que Esav está preparándose para guerrear con él.
Entonces Yaakov hace tres cosas: Envía regalos, reza y se prepara para una guerra.
Yaakov aprendió eso de su abuelo Abraham, de su papa Itzjak y de su propio camino, que existen tres opciones importantes en la vida. Abraham era el símbolo de bondad, él siempre dio y aún cuando le quitaron los pozos de agua el siempre encontró a forma de dar. Esa era la forma de mandar regalos.
Itzjak era de un perfil bajo, cuando le quitaron sus cosas y hubo un problema en la ciudad donde él estaba, Itzjak se fue y se apartó del problema, cuando Abraham lo agarro para sacrificarlo; y tenemos que entender que en esa época Itzjak tenía 37 años, a pesar de eso el no contradijo la palabra de su padre, este es el camino del rezo. Apartarse para estar solo y rezar, tomar un perfil bajo. Y el tercer camino era el camino de Yaakov, que también es importante y es el de estar preparado para la guerra, es necesario tomar fuerza para defenderse, así cuando se defendió de su suegro Lavan que quería timarlo, entonces se supo defender.
El punto importante es que Yaakov sabía combinar los tres caminos.
Podemos ver esto también en la teorema de Pitágoras, que la primera fórmula que dijo es: el usó 3 para A, 4 para B y 5 para C, quiere decir: 3² + 4² = 5². Donde en gematría pequeña ש =3 4= ד y 5 = ה, forma la palabra שדה que es el lugar donde están enterrados los patriarcas, este lugar se llamaba el campo de la multiplicación (Sade Amajpela).
De Abraham también salió Ismael, cuyos descendientes los árabes se rigen bajo el calendario lunar. De Yitzjak salió también Esav, de donde salieron los católicos y quienes se rigen bajo un calendario solar y de Yaakov salió nada más el pueblo de Israel quien supo combinar las dos formas. Nuestro calendario anual se rige por el sol y los meses se rigen por la luna.
Yaakov sabía combinar las formas que podían mejorar su vida y tomó algo de su abuelo Abraham y de su padre Yitzjak, en otras palabras es 3² + 4² = 5², sumó lo que tenía de sus antepasados y obtuvo un nivel mayor. Abraham representa el 3, Yitzjak representa el 4 y Yaakov que aprendió de los 2 representa el número 5.
Para nosotros hoy en día nos queda la enseñanza de ¿quién es el sabio? El que aprende de todos.
Cada uno según la situación en la que se encuentra, lo importante es saber usar cada camino en la situación correcta.
Esto como siempre no solo es para un momento en la historia de Yaakov, es una enseñanza para cada uno de nosotros hoy en día, por ejemplo enfrentar el antisemitismo sabiendo usar los tres caminos como se explica a continuación.
Por ejemplo, el Estado de Israel siempre está dando recursos vitales a los palestinos, de esa forma está actuando como Abraham. A veces maneja un perfil bajo como Itzjak, por ejemplo sabemos que la semana pasada asesinaron a varios judíos cuando estaban rezando en una sinagoga, pero Israel no respondió y ni actuó en represalia.
Pero vemos que Israel también actúa como Yaakov y cuando es atacado, Israel se defiende para evitar que haya más problemas entre árabes y judíos y todos puedan vivir tranquilos.
En la Parashá también se nos cuenta sobre la guerra que tuvo Yaakov, la que peleó contra el ángel de Esav. Claro que esto no es una historia de lucha libre: “Yaakov vs Ángel de Esav”, sino que es una guerra interna que cada uno de nosotros tiene entre el instinto malo y el instinto bueno. Lo que tenemos que hacer es saber combinar los tres caminos:
El primero es dar, así cuando estamos dando, estamos acostumbrando a nuestro ser a adoptar cosas positivas y buenas. El segundo es el rezo, este nos da el significado de lo que tenemos, nos ayuda a crecer en Emunah y todas las cosas que fortalecen nuestro espíritu. Y el tercero es la guerra, de enfrentar las cosas negativas.
Esta es la manera correcta de actuar, primero ser como Abraham Avinu que es dar, luego como Yitsjak que es rezar para estar conectado con el creador y al final ser como Yaakov y saber cuándo usar la guerra para defenderse de sus enemigos. Tenemos que entender que siempre hay diferentes formas de actuar, diferentes idiomas para hablar: no puedes hablar español con alguien que solo habla en mandarín. Hay que saber manejar las cosas según la situación donde nos encontremos. Como dice el rey Salomón: cada cosa tiene su temporada, hay tiempo para reír y hay tiempo para llorar, etc.
Es como el cuento de una persona que entra a un manicomio y se fija en uno de los internos que tenía las manos arriba y le pregunta: “¿qué es eso?” Y le responde: “Yo soy un pepino”, “Ah, ok”. Se aleja y ve a otro sentado con la cabeza abajo y le pregunta: “¿tú qué eres?” Y el loco le responde: “Yo soy un tomate”. Entonces se retira y ve a otro que estaba caminando normal y le pregunta: “¿Y tú qué eres?” Este le responde: “Mira yo soy una sandía, pero por ahora no es temporada”.
Es decir, cada cosa tiene que darse en el momento preciso.
Los que conocieron a Yosi Gedallovitch, pudieron darse cuenta que él sabía dar y en el momento del rezo, cuando él terminaba, en lugar de ponerse a hablar, agarraba un libro y se ponía a leer, siempre mantuvo un perfil bajo. Y por otro lado, él siempre preguntó lo que quería saber, en otras palabras, hacía “guerra” para no quedarse sin entender nada. Sabía combinar las cosas según la situación en la que estaba. Que sepamos aplicar esto para honrar su memoria.
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