La señora presidenta XIV

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He encontrado otra carta de Barbalila y, para no aburrir con preámbulos, copio sin más lo que me parece interesante:

Doña Greta Granaya me ha puesto al tanto de algunas cosas que sucedían en La Aurora, como ya sabes, el palacio de Tramafato y Amorita. Cosas que tenía ganas de contarlas a quien fuera, después de tantos años de silencio forzado. Me causa gran placer oirla, habiendo estado yo ausente tantos años y habiendo odiado al tirano, cuyas intimidades me hacen sonreir y tomar venganza, todo a cambio de que yo le cuente de México.

“Me ha mostrado unas fotos de Amorita en su traje de novia, en que se ve muy guapa (dicen que no hay novia fea). En la foto de ambos, Tramafato con uniforme de gala de coronel, delgado, con un bigotito muy recortado, parece un muchachito.


“Amorita tenía más tamaños que muchas reinas que ha visto en el cine o la TV, ella no se la pasaba bordando -me cuenta doña Greta- además de tocar el arpa con grandes maestros extranjeros y dar conciertos -repetía- montaba a caballo y era esgrimista. Tenía muchos libros y los leía y apuntaba cosas de los libros y revistas. Todo era para ayudar a Tramafato, porque a veces sacaba su carpeta de apuntes y se encerraba con él en la biblioteca y no paraban de hablar y dicutir, hasta que al fin salían, a veces contentos y a veces enfadados. Amor tenía un gran corazón y un día, después de una gran discusión salieron felices, Tramafato ordenó eso de los desayunos para los párvulos, con arepas y atol o huevos con leche, con el programa “Nenes nutridos – Adultos fornidos”, que Amorita presidió y que tanto agradecieron las madres de Jodonia, las pobres.

“Eso estuvo muy bien los primeros cinco años, hasta que subió el presidente Palombo y su esposa Jesusa reclamó la presidencia del programa “Nenes Nutridos” y, casi se agarró de la greña con Amorita que no se lo quería soltar porque “eran muchos millones”. Hasta que citaron a Palombo y con Tramafato y Amor encerrados en la biblioteca inventaron el plan “Infantes Protegidos”, que era el mismo que Nenes Nutridos pero mayorcitos para los tres primeros años de primaria pero con salchichas y patatas o huevos con jamón, siendo Amor la presidenta. Años después, gracias a su gran corazón de oro, el Plan Infantes se amplió dando vacunas gratis a Nenes e Infantes por igual, ya sabe polio y triple. Posteriormente Amorita recibió el título de Presidenta Vitalicia, antes que a Tramafato y eso fue idea suya. Todo eso lo hizo Amorita sin descuidar a sus hijos, Irene la mayor ya tendría unos trece años. Fue entonces que Amor se enteró de las andadas del marido.

“Parece increíble que no se hubiese enterado antes, porque Mi Reina sabe todo lo que pasa en la isla, ya que desde que su marido fue presidente organizó los”Martes Pastel”. Invitaba todos los martes a quince damas, de las más prominentes del país. Primero ella dio el pastel, el té y el café, pero después las damas empezaron a traer el pastel, las masillas, las galletas y algo más. Y no siempre invitaba a las mismas. Había unas seis “de planta”, pero las demás eran “eventuales”, venían por dos semanas y luego se iban rotando, hasta nueva invitación por turno. Muchísimas señoras querían ser invitadas, había colas en espera, siendo las encargadas de invitar las “de planta”, a menos que la presidenta indicara a quien deseaba ver. Lo principal era la convivencia, el apoyo monetario a las obras de Amor y el chisme. Se jugaba bridge, canasta o pula. Por el chisme la presidenta podía saber todo lo que pasa en Jodonia. La Iglesia, con todos sus confesionarios no sabía lo que ella. Sin embargo no se enteró de los traspiés de Tramafato y, cuando se enteró de la infidelidad de su marido, con una porteña con la que tuvo un hijo, supo también que hacía cinco años había tenido otro hijo con otra muchacha, mientras la pobre Amor lo aconsejaba y apoyaba en todo.

Por años se cuidaron las confidentes de que no llegaran a ella esas noticias. Y cuando se enteró estalló primero contra ellas y luego contra el marido. Sus gritos se oían hasta las rejas de la avenida Edén, como a cincuenta metros. Furiosa les recordó a ellas y a su marido hasta de que se iban a morir. Por horas lanzó insultos y maldiciones, callando sólo a intervalos para llorar y azotar los muebles y adornos, con el fuete que usaba para montar. Cuando al fin se calmó, mandó cerrar las puertas del palacio y prohibió que Tramafato las traspasara. Ella era una Subuteo, de los fundadores de la República y ¿quién era ese Picapuertas muerto de hambre?

“Durante medio año ningún extraño entró al palacio, sólo su madre, su hermana, la servidumbre y un par de veces el médico. El marido durmió en el pabellón de visitas o fuera del recinto si “andaba de gira”. Al principio se acercaba a tocar puertas y su ventana, la llamaba por teléfono o a gritos frente a su cámara, pero nunca recibió respuesta. Cuando al cabo de unos meses ella salió a montar a caballo, trató de abordarla, suplicante, pidiéndole perdón y haciendo todo tipo de promesas, de que se iba a enmendar e iba a compensarla con creces… y qué sé yo. Pero ella, que al principio ni volteaba a verlo, se fue ablandando poco a poco… y a los seis meses de la ruptura ya estaban en paz y hasta lo recibió en su alcoba, no porque lo hubiese perdonado -decía ella- sino por “razones de estado” y estableció la regla de que, para cualquier asunto debía pedir audiencia. La “razón de estado” era que se avecinaba la campaña para la reelección de Tramafato, después del gris desempeño del títere Palombo. Pero a pesar del perdón formal, la relación ya no fue la misma.

Amorita escogió tres jóvenes muy guapos como edecanes para su servicio personal. Todos los que estaban al tanto los llamaban los Efebos, pero ella los llmaba Apolo, Adonis, y Antinoo, la Triple “A”. Con el tiempo cambió de edecanes, pero los nuevos mozos se siguieron llamando Apolo, Adonis y Antinoo. A veces los llamaba Mis Tres Diositos.

” – ¿Y tuvo alguna relación íntima con ellos? -me atreví a preguntar.

” -No creo -contestó Greta terminante- la relación sexual no era algo que la entusiasmara, lo hizo para encelarlo, repetía para que se oyera: Mejor jóvenes y guapos que viejo y feo. Le interesaba más la política, el poder, el arpa y sobre todo figurar. Además corría la vos de que algunos de los efebos eran maricas. Mire estas fotos, que muchachos tan formales ¿guapos no? (tuve que asentir).

“A mi Reina le importaba ser realmente reina. No sólo la esposa de Tramafato Pica-puertas, ella admiraba a Cleopatra, a la reina Isabel (la otra) a Catalina de Rusia, ahora que tenía acogotado al marido decidió darse vuelo. Le dio por disfrazarse, con cualquier motivo, de algún personaje femenino de la historia. Fueran emperatrices o heroínas. La ocasión que con más ansias esperaba era el Día de la Independencia (30 de mayo). En una de estas festividades quiso presentarse como La Libertad de este cuadro francés, mírelo (y me mostró “La Libertad guiando al Pueblo” de Delacroix). Quería aparecer con los pechos desnudos como ésta. Imagínese la que se armó. Tramafato tuvo que encerrarla. Para la siguiente fiesta ya entró en razón, hizo la Libertad con brasier. Luego eligió disfraces menos audaces. Imagínese el trabajo que me costaba peinarla y maquillarla, cuando ya andaba por los cincuenta y más. Pero siempre me lo agradeció.

“Todo Jodonia quería aparecer con ella en las fotos. Todas las damas querían imitarla y le hacían homenajes para que repitiera su presentación, y ellas pudieran aparecer disfrazadas “de época” con ella. Ella nunca se hizo del rogar y hasta volvió a instituir los”Martes-Pastel” con café y chismes, y volvió a enterarse de todo lo que sucedía en Jodonia, hasta el último rincón adonde pudiera esconderse su marido.

No sólo eso hizo sino que impulsada por su corazón de oro, obligó a Tramafato a hacer obras como el Hospital del Niño “De Amorita con Amor”. Casi a la fuerza amplió el Instituto de Ciencias y Artes, le agregó las cuatro escuelas para Estudios Superiores con nuevas edificaciones al sur de Nadajala, fundando la Ciudad Cultural Justo Montes (quien por cierto fue tío abuelo suyo y un gran educador). Y desarrolló barriadas (colonias) en los terrenos que rodean a la Ciudad Cultural, propiedad de su familia.

“Aquí interrumpió mi patrona su relato y me dijo”:

“Yo ya le conté mucho. Ahora cuénteme de México”.

“Le conté maravillas de Xochimilco, la Venecia mexicana, agregándole muchas cosas de mi cosecha, pero valió la pena”.

Hasta aquí lo importante de la carta de Barbalila.

Acerca de Jacobo Königsberg

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