La sinagoga de Georgetown, Judá y lo realmente verdadero

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Recordé una de mis antiguas shuls cuando vi en las noticias que Ivanka Trump y su marido, Jared Kushner, podrían elegir Kesher Israel, la moderna sinagoga ortodoxa que está situada a tan solo una milla de su nuevo hogar en Washington, D.C., como su nueva shul. Vivirán en el barrio Kalorama y lo que solíamos llamar cariñosamente la sinagoga de Georgetown estará a poca distancia caminando del Sabbat. Otras noticias han especulado que Chabad, que está situada a solo media milla de su nueva casa, también podría ser su elección.

Yo asistí a Kesher Israel unos pocos meses en 1985 cuando me enviaron a Washington, D.C. para aprender el dialecto saudí después de estudiar Árabe Estándar Moderno en el Instituto de Defensa del Lenguaje en Monterrey. Aunque viví en Fort Myer y estuve como agregado oficialmente en el Pentágono, pasé la mayor parte de mis días en un pequeño edificio de oficinas sin nombre en Rosslyn. Situado no muy lejos cruzando el puente Francis Scott Key desde Rosslyn, la sinagoga de Georgetown era el lugar más cercano en el que yo podía rezar con judíos parecidos a mí.

A pesar de los muchos judíos famosos que han caminado o que caminarán a través de las puertas de Kesher Israel, consideré que era una de las shuls más cálidas y naturales a las que he asistido nunca durante mis viajes. Incluso aunque yo no era un miembro de pleno derecho oficial, los judíos de la sinagoga de Georgetown abrieron sus brazos al joven y muy interesado soldado/erudito y me causaron una gran impresión duradera en el proceso.


Guardé durante muchos años el calendario de 1985 de Kesher Israel y la copia personal del Rabino Rod Glogower de Dios en busca del hombre de Abraham Joshua Heschel, que cuando intenté devolverlo, me sorprendió diciendo: “Mi intención era que fuera un regalo”. Recuerdo al anciano miembro que me dio un par de sus propios trajes después de notar aparentemente que yo siempre llevaba las mismas ropas a mincha-maariv. Recuerdo con cariño la mueca tan pequeña que detecté durante un servicio del shacharit cuando extendí la tefillin ni tan rápido ni tan suavemente como el tzaddik a mi lado.

Aunque prácticamente era un Whos Who de Georgetown, mi opinión fue que la gente de Kesher Israel era realmente verdadera. Pensé que era realmente reconfortante saber que al nivel más básico, la mayoría de los judíos son tan solo seres humanos ordinarios sin importar sus logros. Todos amamos a alguien y, sin embargo, estamos solos ocasionalmente. Soñamos con hacer cosas asombrosas pero todavía tenemos que conformarnos con lo que la vida nos entrega sin que importen todos nuestros esfuerzos.

¿Se imaginaría la mayoría de judíos que una sinagoga tan famosa fuera tan natural? Y sin embargo, ¿no es este el modo en que siempre es? Aquellos que han logrado grandes cosas hablan acerca de lo que no han logrado hacer. Aquellos que son sabios entre nosotros hablan acerca de las cuestiones que todavía tienen que ser respondidas. Aquellos que son ricos a menudo conducen viejas camionetas pickup. Y los héroes del campo de batalla con frecuencia restan importancia a sus momentos de gloria con un simple: “Oh, no hablemos de eso”.

Las personas que recuerdo con más cariño son las que en nuestra vida se ponen a nuestra disposición y son accesibles como quizá solo un hermano o una hermana podrían hacer. En este sentido, las esposas pueden volverse hermanas y aquellos que solían ser extraños pueden convertirse en hermanos. Son capaces de conmovernos a un nivel profundo haciéndose vulnerables y sin tener miedo de que los demás vean su humanidad incómoda. Ellos son lo realmente verdadero.

Y defino a un héroe como alguien que tiene o que está verdaderamente dispuesto a dar hasta su último gramo de fuerza por las personas a las que ama o por causas nobles en las que cree. Se quedan despiertos hasta tarde, se levantan temprano y van un poco más allá cuando nadie está mirando. A menudo llevados por una sensación de urgencia y el conocimiento de la brevedad y la fragilidad de la vida humana, son los héroes diarios que hacen posible nuestras familias, instituciones e incluso nuestra civilización. Yo he conocido a unos pocos y seguro que usted también.

En el Parashá Vaigash de la semana pasada (Génesis 44:18 – 47:27), Yehuda era de igual modo lo realmente verdadero. No importa que en secreto deseara ser como José, el más querido de su padre, él era solo Judá. Ni tampoco podía ser el hijo mayor, Reuben, y sin embargo Yehuda se convirtió en el padre de todo los Yehudim.

La haftará de Vaigash en Ezequiel 37:15-37:28 nos dice que las tribus de José, Judá y otros hijos de Israel ya no constituirían dos naciones, sino que se convertirían en una nación. Hoy, la nación de Israel es conocida como el Estado Judío. Así, la historia ha elegido la tribu de Yehuda para que represente a los descendentes modernos de Israel igual que Yehuda representaba a sus hermanos a Israel, su padre, cuando más importaba, y también a José y los egipcios.

¿Cómo logró Yehuda este honor? Cuando la familia se vio envuelta en una situación aparentemente imposible, fue Yehuda el que encontró una solución ofreciéndose como garantía para Benjamín a su padre, Israel. Ofreció aceptar toda la responsabilidad si algún mal le ocurría a Benjamín durante el viaje de regreso de sus hermanos a Egipto para obtener comida. El futuro de la familia dependían de ello.

Cuando se encontró la copa de adivinación de José en la bolsa de Benjamín, aunque ninguno de los hermanos era culpable de ningún delito, fue Yehuda quien de nuevo dio un paso al frente y mostró la disposición de cargar con la culpa en nombre de la familia. Solo cuando Yehuda ofreció convertirse en esclavo egipcio para salvar a Benjamín, José se reveló para que la familia podría estar unida finalmente.

El Mossad lanzó recientemente un nuevo anuncio para reclutar “mujeres fuertes de carácter excepcional”. El anuncio dice: “No nos importa lo que has hecho, nos importa quién eres”. ¡Qué innovador! Cuando yo trabajaba en inteligencia, un candidato no podía tan siquiera obtener una autorización de seguridad de alto secreto si admitía haber fumado marihuana alguna vez. ¿Y el acceso a SCI? Olvídelo a menos que estuviera completamente limpio.

Y sin embargo, las personas más imperfectas entre nosotros son los que a menudo acaban siendo héroes cuando se invoca a los héroes de verdad. De toda la gente, Yehuda no parecía estar hecho para convertirse el padre de los judíos o el representante moderno de todos los descendientes de Israel. No solo se casó con la hija de un cananeo, sino que terminó impregnando accidentalmente a su nuera que estaba disfrazada como una prostituta. Y sin embargo, el Rey David mismo fue uno de los muchos judíos famosos que eran descendientes de esa escapada escandalosa entre Tamar y Yehuda.

En el análisis final, al igual que nuestro padre Yehuda, los judíos son tan solo personas ordinarias intentando hacer cosas extraordinarias. Todos cometemos errores y tenemos nuestras faltas. Pero cuando estamos listos para morir, ¿importan realmente nuestras reputaciones excepto con las personas a las que más amamos?

Al igual que niños fieles, hemos reflexionado regularmente sobre el significado de la vida de Yehuda durante 4000 años porque Yehuda fue lo realmente verdadero. Durante los momentos más difíciles de su familia, estaba dispuesto a dar un paso adelante y poner su propia vida en juego por ellos. Ojalá nuestros hijos digan lo mismo acerca de nosotros.

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Enlace al artículo en inglés: http://blogs.timesofisrael.com/georgetown-synagogue-judah-and-the-real-deal/

Puede enviar un e-mail a Yoeli Kaufman a [email protected]

 

Acerca de Yoeli Kaufman

Yoeli Kaufman obtuvo su licenciatura en Lenguajes y Culturas de Oriente Próximo y después trabajó como analista y traductor de árabe para la Inteligencia del Ejército de EE. UU. Realizó un Máster en Administración Educativa en Temple University de Filadelfia. Eli escribe ahora con regularidad para el Diario Judío México, el Jerusalem Post, y el Times of Israel.

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