Los relatos del escritor judío-norteamericano Bernard Malamud fueron reunidos recientemente por su biógrafo Philip Davis. Un acontecimiento que no ha dejado de sorprender a quienes se inclinan a empequeñecer la estatura de Malamud al cotejarlar con el celebrado triángulo Philip Roth – Saúl Bellow- Bashevis Singer,que es considerado la más alta representación de la literatura judía norteamericana. Actitud absolutamente injusta e injustificada pues este escritor, nacido en Nueva York el 26 de abril de 1914, atinó a reflejar el peregrinaje vital de un hijo de migrantes que debe adaptarse a un medio que apenas le reveló tolerancia y comprensión. Se trata de lastimantes experiencias ligadas con su historia familiar, especialmente con la de los padres al llegar de Rusia a los portales de América, país que desde el siglo XIX hasta las leyes antimigratorias de 1924, se abrió generosamente a las víctimas de las crisis europeas.
La pobreza económica e intelectual plasmó la infancia de Bernard Malamud. En su novela El dependiente narra la vida cotidiana de los judíos en Brooklin- el barrio multirracial de Nueva York- afiebrado por la convivencia de inmigrantes con sus múltiples lenguajes, y todos aspirando a alcanzar lo que el American dream les prometió. Se trata de un relato que transparenta hechos y personajes en la vida del escritor. Su padre es un almacenero que gana algunos centavos al día; la madre, acicateada por la miseria, intenta suicidarse bebiendo un líquido desinfectante; el hermano es víctima de la esquizofrenia. Amargo drama al que cabe agregar la ausencia de algún libro o adorno en las grises paredes del hogar.
Experiencias personales que se tornaron marcadamente sombrías cuando brotó la crisis- no sólo económica- de los años treinta. Malamud contará sus efectos – miseria, abusos, desesperanza – en múltiples relatos, que se reflejarán en las páginas de la novela Una nueva vida que sintetiza el itinerario de S. Levin.
Unir el judaismo a una categoría más amplia es la aspiración de Malamud. Uno de sus personajes se pregunta : ” ¿cómo puede un hombre ser judío si no es primero un ser humano? ” Interrogante que lo conduce a sugerir: “todo hombre es un judio aunque no siempre es consciente de ello”…Convicciones le empujaron a contraer matrimonio con una muchacha italiana-católica – Anna de Chiara- en franca oposición a los padres de ambos. Resultó sin embargo un maridaje feliz que animará las obras del escritor. En el andar del tiempo, su hija Jana Malamud Smith publicará una síntesis de esta experiencia personal. La llamó Mi padre es un libro.
Malamud encontró cómodo refugio en la Universidad estatal de Oregón en 1949; allí trabajará hasta 1971. A los 38 años publica su primera novela- El Mejor – que dibuja la vida de Roy Hobbs, un héroe cultural más cercano al arte que al béisbol. A Hobbs le gobierna el deseo de cristalizar el American dream por vías que no sean las financieras. El relato llegará al cine con la actuación de Robert Redford.
Una de sus celebradas narraciones es Una nueva vida . Dibuja la historia- entre cómica y romántica- de Seymour Levin, intelectual neoyorquino que acepta un puesto académico en la costa noroccidental del Pacífico. Levin es judío, pero sus problemas son de carácter general. El alcohol, los engaños y desengaños en sus relaciones con la mujer, el fracaso académico, el futuro incierto: temas que conforman el relato.
La dimensión judía de escenas y personajes es descrita con amplitud en El reparador, novela publicada en 1966 que dibuja la vida de un joven – Yakov Bok – que esconde su calidad de judío al vivir en la antisemita Kiev. Sin embargo, al descubrirse su identidad es arrestado por el presunto asesinato ritual de un joven cristiano, falsa acusación que se ajusta a los intereses políticos del gobierno zarista. El tema se tradujo en un film con amplia audiencia. Se trata de un texto que refleja no pocas vivencias ligadas con el Holocausto proyectadas a tiempos ya ocurridos. Recibió el Premio Pulitzer.
En Los inquilinos ( 1971) Malamud reúne a dos héroes marginados de la élite norteamericana: al judío y el negro. El diálogo entre ellos no es fácil a pesar de que ambos son igualmente marginados por la mayoría blanca-protestante. En este relato como en otros pone en práctica su estrategia como escritor: ” primero, comprender los móviles de los personajes; después, mejorar el estilo con el que son dibujados; y al final, agregar lo que aún falta…” Sensata orientación para cualquier aprendiz de escritor.
Malamud falleció en Nueva York en 1986.
- Adquiera la obra de Bernard Malamud en línea, oprima aquí.
Artículos Relacionados:
"Mi abuela estuvo en Auschwitz", de Marcos Alvo
Chaim Potok, el rabino escritor sobre el mundo judío ortodox...
16 de enero de 1933: Nace Susan Sontag, influyente escritora...
15 de Enero de 1987: Fallece el novelista Yiddish Note Lurie...