Era un día frío y lluvioso en la pequeña ciudad situada entre los alpes suizos y austriacos, cuando Tinette, la cocinera del comedor comunitario dirigido por la generosa viuda rica, se encontraba en un aprieto. Había agotado todas sus ideas para cocinar y necesitaba algo especial para sorprender a los comensales. Fue entonces cuando apareció una anciana de 70 años, llamada Clara, que ayudaba en la cocina. Clara le comentó sobre una receta heredada de su bisabuela, una sopa de garbanzos con verduras de temporada, que prometía ser un éxito.
Tinette no dudó en ponerse manos a la obra con esta receta. Primero, seleccionó cuidadosamente las verduras más frescas y crujientes del mercado local: zanahorias, apio, cebolla y tomate. Luego, sumergió los garbanzos en agua fría durante toda la noche para que estuvieran bien hidratados. A continuación, los cocinó a fuego lento con las verduras y las especias adecuadas, como la cúrcuma, el comino y el cilantro, agregando un toque de cilantro fresco para darle un aroma fresco y un sabor cítrico.
Mientras se cocinaba la sopa, el aroma a especias y verduras frescas se extendió por toda la cocina, haciendo que el estómago de Tinette gruñera de hambre. El sonido de los garbanzos cocinándose en el caldo de verduras y el aroma irresistible hizo que todos los que pasaban por la cocina se detuvieran a preguntar qué estaba cocinando.
Finalmente, la sopa estaba lista. Tinette la sirvió en grandes tazones de cerámica y la presentó en la mesa del comedor. Los comensales no pudieron resistirse al tentador aroma y se sirvieron generosamente. El primer bocado fue como un viaje al pasado, una explosión de sabores que transportaban a cada uno a su infancia, a la cocina de su abuela. El sabor a hogar y a comida casera era indescriptible. Todos quedaron fascinados por la sopa de Clara y Tinette. Algunos cerraron los ojos, suspiraron y se relamieron los labios, mientras que las palabras “delicioso” y “espectacular” se escuchaban por toda la sala.
Cada cucharada fue una experiencia sensorial única. Los comensales cerraron los ojos mientras saboreaban la sopa, suspirando de placer.
¡Disfruten de esta delicia en casa!
¡Espero que disfrutes esta sopa tanto como yo con mi familia!
COCINAR/ HORNEAR: 4 HORAS / –
LISTO EN: 4.5 HRS
NIVEL: FÁCIL
- 1 taza de garbanzos secos
- 1 cebolla grande, picada
- 1 zanahoria, picada
- 1 1/2 Taza Tomates cherries
- 2 Pimientos morrones
- 1 litro de caldo de verduras
- Sal y pimienta al gusto
- 4 cucharadas de Aceite de oliva
- Perejil picado para decorar
1. Enjuaga los garbanzos secos y colócalos en un tazón grande. Cubre con agua fría y deja que se remojen durante al menos 6 horas o durante la noche.
2. Escurre los garbanzos y colócalos en una olla grande con suficiente agua para cubrirlos. Lleva a ebullición y cocina durante 1-2 horas, o hasta que estén suaves. Escurre y reserva.
3. En una sartén, calienta un poco de aceite de oliva a fuego medio. Añade la cebolla, la zanahoria y el pimiento morrón y saltéalos durante 5-7 minutos, o hasta que estén suaves.
4. Agrega los tomates cherries y cocina durante un par de minutos más.
Porciones por Receta: 4 – 6 personas
Calorías: 207
Azúcar: 4 g
Grasa: 10.4 g
Como aperitivo: La sopa de garbanzo es una opción ligera y saludable para servir como aperitivo. Se puede servir en tazones pequeños y acompañar con galletas integrales o crudités. La sopa de garbanzo es una opción ideal para servir junto a un plato principal de carne o pescado. Se puede añadir un poco de perejil picado por encima para darle un toque extra de sabor.
Como sopa para llevar: La sopa de garbanzo es una opción conveniente para llevar a la oficina o para llevar un picnic. Se puede servir fría o caliente, según prefieras.
Como sopa congelada: La sopa de garbanzo se puede congelar en porciones individuales para tener disponible cuando no tienes tiempo de cocinar. Solo tienes que sacarla del congelador y calentarla en el microondas o en la estufa.
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