¿Quién maneja el Internet? ¿Quién sabe usar los nuevos aparatos para escuchar música o ver alguna película? ¿Todos los mayores saben usar su celular? Estas y otras preguntas dan vuelta en mi cabeza. ¿Cómo se sienten ellos? Apartados, hechos a un lado, no tomados en cuenta, o ni siquiera les afecta. Hay quien dice que han sido marginados. ¿De qué? Han vivido tantos años sin eso que no lo extrañan.
El término tecnología es muy amplio, vamos a referirnos al uso del teléfono celular, al Iphone, a la computadora e Internet; Internet móvil, a la televisión y sistemas de audio actuales. A veces estos aparatos modernos son tan sofisticados que para muchas personas mayores y no tan mayores es difícil manejar. Julián 82 años, recibió como regalo un aparato para escuchar música que nunca puedo usar ya que no sabía como echarlo a andar y le daba pena decirles a sus familiares que no lo sabía usar. Lástima que no pidió ayuda a alguno de sus nietos, en 3 minutos lo hubieran puesto al tanto.
La globalización dio lugar a un crecimiento asimétrico y dispar, y subraya asimismo una contradicción en la vida contemporánea en donde la tecnología pretende uniformar a todos por igual. Dentro de esta globalización vertiginosa el mundo de la computadora y otros aparatos, ha marcado líneas entre jóvenes y viejos, entre los que saben esta técnica y quienes no lo hacen y por otro lado, ha dado a ciertos grupos sociales un estilo de comunicación nuevo en la historia humana. Hay quien piensa que son impersonales.
Estamos presenciando una ficción que engendra expresiones y divagaciones mentales diversificadas. Es un lenguaje del cual no todos participan y que pone a quienes no son hijos de la computación en un mundo aparte.
Esta realidad virtual produce una apariencia de realidad que permite al usuario tener la sensación de estar presente sin estarlo. Se centra en la interacción personal que a pesar de no producirse en el espacio tiempo es percibida como un acto real, una forma moderna de compartir con otras personas. Está cambiando nuestros conceptos y nuestra forma de relacionarnos.
Facilita el estar en un mundo de ilusiones haciéndonos sentir como si esto fuera real. Esta realidad virtual ha llegado a juegos online en los cuales las personas simulan otra vida, una personalidad diferente con la cual el realismo conseguido provoca que los individuos se sientan como otras personas; esto promueve ilusiones en los participantes en la comunicación.
Los adultos mayores no nacieron en un mundo tecnificado; muchos de ellos ni siquiera tenían teléfono en casa ya que en 1935-1950, la obtención de líneas telefónicas en la ciudad de México era lenta y no había en todas las colonias. En ocasiones, había un teléfono en un edificio para todos los departamentos, el portero gritaba “teléfono al 20” y había que correr a recibir la llamada. Aún recuerdo hace 25 años, la dificultad y el costo de las llamadas de larga distancia. Ahora hablamos con nuestros familiares del otro lado del mundo y los costos son bajos.
Los que nacieron antes de 1940 han presenciado cambios inimaginables para personas de otra época. El teléfono lo inventó Antonio Meuci en 1871. Hay quien piensa que lo inventó Alexander Graham Bell, ya que él lo patentó primero porque Meuci no tenía manera de hacerlo; murió sin honores y en la miseria. Ese mismo año, se realizó la primera prueba telefónica entre la ciudad de México y la “remota población de Tlalpan”
A los adultos mayores, les tocó la invención de la televisión blanco y negro y después la de color y más adelante se perfeccionó con el cable. También les tocaron los discos de pasta, de 78, 33 y 45 revoluciones y han vivido el cambio a los cassetes, los DVD, CD y ahora el blu ray.
En algunas encuestas generales, se obtuvo que 35% de mayores de 70 años hacen uso del teléfono celular, y algunos se han incorporado al uso de las nuevas tecnologías. Esto varía desde los nuevos teléfonos celulares, el Iphone, hasta los aparatos de audio y video más modernos, la computadora con sus ramificaciones, el blackberry y las agendas electrónicas entre otros.
La tecnología de aparatos de uso diario está en expansión y no podemos dejar de ver que es una industria que necesita crecer y como tal, la mercadotecnia forma parte integral de sus necesidades y así vemos constantemente “novedades” que uno se cuestiona si son necesarias; para que y para quién. Sin embargo se compran sin cesar.
He escuchado con frecuencia que es imposible estar en ciertas reuniones, ya que cada quién está enviando y recibiendo mensajes y correos. Me ha tocado ver en alguna mesa cercana de algún restaurant, a cuatro personas que comparten la mesa y que cada uno de ellos está pegado a sus aparatos. Piden disculpas pero no sueltan su blackberry. Están sin estar, estos vínculos evitan la cercanía y producen soledad.
El otro día comentó una persona que cuando hace una comida para sus familiares, a la entrada de la casa pone un recipiente para que se depositen allí los teléfonos celulares y poder así disfrutar de la reunión en forma conjunta.
Yo pienso que la persona tiene que ir aceptando en momentos ser arriesgada y en otros precavida, ya que el propio medio ambiente presenta demandas contradictorias. Así, la tarea del desarrollo humano y personal no se completa nunca y cuando parece que el sujeto está más cerca de alcanzar el objetivo, se le plantean nuevas alternativas. La forma de comunicación humana ha cambiado, y es importante ponerse al tanto pero darse un espacio de libertad sin estar al pendiente de miles de asuntos; a veces importantes y muchas otras no tanto.
Constantemente se escucha la necesidad que tienen las personas de libertad y sin embargo nunca antes han estado tan prisioneras de los demás como ahora. Antes, cuando uno salía de su casa o trabajo no había manera de localizarlo, ahora hay personas que ni siquiera pueden comer o bañarse sin tener cerca su teléfono. Por otro lado, el teléfono se ha convertido también en una nueva forma machista de control. Sin embargo, el bienestar emocional no ha cambiado con todas estas maravillas.
El estilo de vida, las modas, las ideas de los jóvenes se han ido transformando en forma constante y rápida. Es menester que los adultos mayores, aprendan a respetar todas aquellas formas que chocan con sus estructuras internas y también sería importante que los jóvenes vean a sus mayores y sus formas de relación sin aparatos de por medio.
Podemos participar de las ventajas de la modernidad sin esclavizarnos, disfrutar de estos cambios poniendo límites a su uso. Tener nosotros el control en vez de ser controlados. Un mensaje sería: No dejes de disfrutar los usos y comodidades de la tecnología al tiempo que cultivas el amor y el afecto con tu familia y amistades. Es un regalo poder tomar una tasa de café con tu mejor amigo o amiga, sin ser constantemente interrumpidos.
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