Para eludir al embargo impuesto por la ONU a la República Islámica de Irán por su intento de construir armas atómicas, Rusia está por vender a Venezuela, para triangular con el país persa, una de las mejores armas de defensa antiaérea del mundo, el lanzador de misiles S-300PMU-1, que intercepta casi el 100 por ciento de los proyectiles que arrojan los aviones de combate, misiles crucero, misiles balísticos tácticos y otros objetos voladores, sin que la alta intensidad de ruido de radio afecte su precisión. El 22 de septiembre el presidente ruso Dimitri Medvedev anunció públicamente, ante el candoroso beneplácito de EE.UU. y los medios de comunicación israelíes, que había cancelado la venta de los S-300 al régimen teocrático del ayatolá Jamenei, para acatar lo dispuesto por las Naciones Unidas. No pasó mucho tiempo para que se descubra la estratagema diseñada por el delfín de Putin. Transcurrido poco menos de un mes, en el marco de la visita que realizó Hugo Chávez a Moscú el 14 de octubre, para suscribir varios convenios, se conoció el interés de por parte de Venezuela de realizar “la compra de diferentes tipos de sistemas defensivos de fabricación rusa para crear una red de defensa aérea de varias capas”. El impresentable y peligroso presidente bolivariano Hugo Chávez, que tiene hambreado a su país, ofreció comprar sugestivamente, los mismos cinco sistemas avanzados S-300PMU-1 que intentó adquirir hasta ahora sin éxito, el presidente iraní Mahmoud Ahmadinejad, el mismo que a pesar de sus amenazas de aniquilar a Israel, tiene un miedo cerval a que el Estado judío ataque sus instalaciones nucleares como lo hizo exitosamente el 7 de junio de 1981, cuando destruyó la central de Osirak, próxima a Bagdad, Irak.
Según reporta debkafile, Igor Korotchenko, jefe de un centro de estudios en Moscú sobre el comercio internacional de armas, reveló: “Rusia está buscando un comprador para cinco batallones de los sistemas de defensa S-300PMU-1 ordenado por Irán y Venezuela podría convertirse en un comprador.” Korotchenko reveló la oferta de Caracas, que está dispuesto a pagar el precio de venta de U$ 800 millones en efectivo para acelerar el acuerdo, a pesar que pidió a Moscú varios préstamos para cubrir las transacciones de armas anteriores, incluyendo la reciente compra por el monto de 2.200 millones de dólares de 92 tanques rusos T- 72 y el Smerch (Torbellino) sistema de lanzacohetes múltiples de 300 milímetros de calibre.
Se cree con fundamento que la oferta de Rusia para devolver a Irán los casi 170 millones de dólares que el fraudulento gobierno iraní anticipó para la compra de los S-300, podrán ser usufructuados por Venezuela en su carácter de cliente intermediario.
Reafirmando la alianza entre los dos países, Rusia acordó el viernes 18 de octubre construir la primera estación de energía nuclear en Venezuela y comprar U$ 1600 millones en activos de la estatal petrolera PDVSA, reforzando de esa manera sus lazos con Hugo Chávez, con quien comparte su oposición a la hegemonía global de Estados Unidos. Luego de una ceremonia en el Kremlin presidida por el presidente Chávez para suscribir los acuerdos, su homólogo Medvedev dijo que los respectivos países comparten una sociedad estratégica y una visión de un mundo libre de la abrumadora influencia estadounidense. “Ambos, Rusia y Venezuela, estamos a favor del desarrollo de un nuevo y justo orden mundial donde nuestro futuro no dependa de la voluntad ni del deseo de ningún país, de su bienestar o de su estado de ánimo”. Luego de la reunión entre ambos mandatarios, el jefe de la agencia nuclear rusa, Sergei Kiriyenko, y el canciller venezolano, Nicolás Maduro, firmaron un acuerdo para “la construcción y el uso de una estación de energía atómica en el territorio de Venezuela”.
Fuentes militares aseguran que Irán necesita imperiosamente los S-300 como clave para la defensa efectiva de sus instalaciones nucleares y estratégicas contra misiles aéreos o misiles de crucero, a pesar que en julio de 2010 su ministro de Defensa, Ahamad Vahidi, prófugo y con pedido de captura por la Interpol, a raíz de su vinculación con el atentado terrorista a la AMIA en Buenos Aires el 18 de julio de 1994, mintiera a la agencia de noticias Mehr, ufanándose de un tecnología que no dispone: “En la actualidad, Irán está en el camino hacia el diseño de misiles de largo alcance utilizados en la defensa aérea pasiva”.
Previendo que los S-300, -muy superiores a los Patriot con los que Estados Unidos pretenden brindar un paraguas de protección para si mismo y sus aliados contra las eventuales agresiones de cohetes – terminarán recalando en la República Islámica de Irán, la Fuerza Aérea de Israel ha pasado los últimos dos años capacitándose intensivamente para contrarrestar y neutralizar a los misiles rusos. Prueba de ello, es el ejercicio conjunto que hicieron en septiembre pasado Israel y Grecia con misiles S-300 que Atenas había comprado a Moscú.
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