Profetas, escribas de la corte, sabios, poetas y sacerdotes, cada cual entendió la voluntad divina de manera singular. Sus diferentes interpretaciones es lo que uno encuentra en las páginas de las Escrituras Hebreas, el TaNaKh.
En la concepción sacerdotal, el mundo ante los ojos de Dios, esta dividido entre puro e impuro, santo y secular, bendición y maldición. Estos reinos están delineados y para que el sistema funcione armoniosamente, no deben cruzarse.
Para estos sacerdotes lo impuro era lo que más desagrada a Dios. Por lo tanto, lo más importante era mantener lo impuro alejado del arca santa en el desierto, y más tarde del Templo de Jerusalén.
A través de un ritual de purificación, los objetos o las personas que se habían convertido en impuros, podían, sin embargo, restaurar su estado original.
Ninguna impureza era más grave que la resultante del contacto con los muertos (con la excepción de la lepra en los casos en que esta era incurable). Por lo tanto la persona que tuvo contacto con los muertos requería ser sometida no sólo a un ritual de purificación con agua, lo que era el procedimiento general en todas las purificaciones, si no que debía hacerlo con un agua purificadora especial.
Todos los judíos eran considerados impuros porque, habían tenido contacto con los muertos, ya sea directamente o a través de otros que tuvieron tal contacto. En consecuencia, nadie quien no hubiera sido rociado con el agua purificadora especial, podía entrar en el templo.
El capítulo 19 del cuarto libro de la Torá, el libro de Números está principalmente dedicado a la preparación del agua a ser utilizado en la purificación de personas y objetos que habían sido contaminados por los muertos, antes de poder ingresar en el Templo.
Según el texto bíblico “ una vaca de piel rojiza, sin defecto, y que nunca haya llevado yugo,” debe ser sacrificado, y su cuerpo incinerado. Las cenizas del animal son luego mezcladas con agua fresca.
Dicho animal es extremadamente raro ya que, según la ley religiosa judía siquiera tres pelos de otro color, blanco o negro, son suficientes para descalificar su uso.
En el siglo XII Moisés Maimónides, reviendo los primeros textos rabínicos que notan que en la historia sólo nueve vacas reunieron los requisitos requeridos por el Libro Números agrega:
“… Y la décimo vaca roja será faenada por el rey, el Mesías.”
Al añadir que la décima vaca, llegará en el tiempo del Mesías, Maimónides abrió un nuevo curso en el pensamiento religioso judío, uno cuyos efectos se hacen sentir hasta hoy.
En el sitio web de una organización en Israel que existe con el propósito de reconstruir el Templo de Jerusalén, se lee:
Con esta increíble declaración, Maimónides narra una antigua tradición – que la décima vaca roja está asociada con la era mesiánica. Si no ha habido una vaca roja durante los últimos 2.000 años, tal vez es porque no era el momento; Israel estaba lejos de estar listo. Pero ahora … ¿qué podría significar para los tiempos en que estamos viviendo, tener a mano los medios para la purificación? (Http://templeinstitute.org/red_heifer/tenth_red_heifer.htm) ”
El historiador israelí y periodista Gersón Gorenberg en su libro “El fin de los días. El fundamentalismo y la lucha por el Monte del Templo “, escribe sobre la asociación entre el rabino Jaim Richman del Instituto del Templo y el reverendo Reverend Clyde Lott de Canton, Mississippi, con el objetivo de establecer un programa para criar una vaca de piel rojiza.
“En la primavera de 1998, la Canaan Land Restoration of Israel, Inc, un organismo sin fines de lucro dedicado a llevar ganado a Israel fue establecido, con pastores desde California hasta Pennsylvania como oficiales y miembros de la junta de asesoramiento. El reverendo Clyde Lott se presentó en iglesias, y en la televisión cristiana para recaudar fondos. En una carta de recaudación de fondos exhortó, “Recuerda, Génesis 12: 2-3:” Bendeciré a los que te bendigan, y al que te maldiga, maldeciré ‘”- un verso a menudo citado por los evangélicos como una razón para apoyar a Israel- y expresó agradecimiento por “la oportunidad de compartir una parte de esta monumental obra que el Dios de Abraham, Isaac y Jacob está haciendo en las manos de estos sencillos hombres de fe en estos últimos días.”
Los estudiosos de todas las tendencias coinciden en que este rito sin duda se originó en la práctica pagana, y debe haber sido originalmente un rito mágico.
El rabino Jacob Milgrom, uno de los más respetados eruditos bíblicos judíos de su generación, explicó lo que parece haber sido el verdadero objetivo de esta práctica
“La purificación de las personas contaminadas por un cadáver con las cenizas lustrales de la vaca roja también puede reclamar un lugar de honor entre las victorias de Israel sobre las creencias paganas. La impureza hasta entonces demoníaca del cadáver se ha desvitalizado, primero negándole a este, poder autónomo para contaminar el santuario y negando que la persona contaminada por el cadáver debe ser desterrado de su comunidad durante su período de purificación “.
Si su análisis es correcto las creencias actuales son una regresión a la clase de creencias sobrenaturales que la Torá estaba tratando de superar gradualmente.
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