La vida ha transcurrido y miles de circunstancias han influido en mi estado físico y emocional del momento. Aún recuerdo aquellos años en la infancia que quería ser grande. Ya lo soy, a veces me espanta pensar que hay un final que cada vez está más cerca. En vez de pensar en eso, trato de integrar todo lo que he logrado y me siento satisfecha. Ha llegado el momento de disfrutar aquello que nos toca. Hacer lo que nos gusta.
La etapa denominada del “nido vacío”, se puede describir como una etapa en que los hijos abandonan el hogar, las obligaciones como padres cesan y se transforman, se enfrenta el problema de la jubilación fuera y dentro del hogar y la familia, vivido en forma diferente por cada uno de los sexos. Para muchas mujeres, se convierte en una etapa que les da la posibilidad de realizar actividades que antes les habían estado vedadas y muestran más deseos de trabajar consigo mismas, en terapias, grupos de reflexión, desarrollo personal para entenderse y saber hacia dónde.
Es momento de hacer una reflexión interna y encontrar el propio sentido de vida, aparte de ser padres o madres, abuelos o abuelas somos personas y esta área ha quedado muy descuidada. Es el momento de pensar en sí mismos y planear esta nueva etapa de vida que afortunadamente nos ha tocado vivir; dejar de pensar en el mundo material que finalmente no da la felicidad ni satisface totalmente, hay que alimentar el alma y el espíritu. ¿Cómo hacerlo? Cada persona tiene que inventar su propio estilo. Vivimos en un mundo donde hay nuevas alternativas para este grupo.
La Jubilación, nos trae mucho tiempo libre. Hay que darle estructura. El exceso de tiempo libre promueve malos pensamientos y sentimientos, que perjudican y pueden convertirse en tristeza e incluso depresión. La creatividad en esta etapa de la vida ha cambiado, hay que buscar nuevas alternativas para estar ocupados/as; sin embargo hay personas que insisten en querer llevar el mismo estilo de vida que llevaban en el pasado, se lamentan y sufren porque esto ya no es posible. Se abren dos caminos, la desesperación por lo que no se hizo y no se hará, La integración implica tener la sabiduría para integrar lo que se ha hecho, darle fuerza a lo positivo y desechar los pensamientos y sentimientos negativos. No todo lo planeado puede llevarse a cabo.
Algunos adultos mayores entrevistados, creen que los vínculos familiares son los únicos valiosos y sufren de nostalgia y tristeza cuando estos cambian su forma. La labor consiste en hacerles ver que su familia los quiere, pero las ocupaciones con sus propias familias y con el trabajo en una ciudad tan grande, requiere tiempo y esfuerzo. Hay que buscar amistades cercanas y lejanas que nos ayuden a pertenecer a otros núcleos. La convivencia con los otros que hemos escogido son un libro abierto para vivir y disfrutar.
Los viejos se han ganado el derecho a pensar en sí mismos, verse como personas, con capacidades lúdicas y creativas. Muchos de ellos están acostumbrados a verse únicamente como miembros de sus familias y no como personas con necesidades e intereses propios a cultivar. Elena y Rosaura, llegan a un grupo de adultos mayores, se ven con sorpresa e incertidumbre, no se conocen pero se sonríen en silencio, sellando esa amistad y complicidad que une a personas que se comprenden y están viviendo situaciones de vida similares.
La ancianidad constituye una etapa vital que puede tener elementos de desarrollo personal, aunque este desarrollo vaya en dirección contraria a los valores predominantes en la sociedad actual. Fuerza, trabajo, poder económico, belleza y juventud. En cada sociedad hay que aceptar los valores de las minorías, sean o no productivas económicamente. Trabajo voluntario es también trabajo.
Las expectativas de consumo de ocio entre los ancianos son muy importantes. Se ha implantado una idea de felicidad asociada al ocio de consumo pre-programado y la diversión como finalidad última de la vida, para tratar de borrar el hecho de que la muerte existe. El miedo a la muerte está programado en los humanos y es parte del pensamiento de los humanos y aumenta en los viejos y viejas.
Cuesta trabajo aceptar que la familia ha cambiado de forma. ¿Qué puedo hacer ahora que tengo más tiempo que antes? Trabajo social, estudiar, ejercicio adecuado a cada quien, escuchar música, pintar, leer, visitar museos, cultivar las amistades, viejas y nuevas. La constelación familiar cambió de forma y muchos adultos mayores quedan sin sus ocupaciones anteriores. Algunos que se han organizado, dicen que el tiempo no les alcanza. Juliana comenta: percibo que aún hay mucho por hacer. Mi cuerpo ya no es el de antes; no tengo la misma energía, ni la necesito. Mis nietos se mueven a un ritmo que no puedo igualar. ¿Eso es lo que me envejece? Sin embargo tengo la posibilidad de hacer cosas divertidas. En este momento de vida se hacen planes cortos y concretos que distraigan y emocionen.
He tenido muchos anhelos, algunos logrados otros no; costumbres y hábitos, éxitos y fracasos, decisiones o indecisiones, han sido la semilla de mis sentimientos actuales. Durante parte de la vida, puse toda la energía, la esperanza y desesperanza en el trabajo y la familia. Eso se ha transformado.
Me muevo en un mundo de individualismo absoluto, poco egoísta, sin embargo, casi todos tienen un anhelo interno de afecto y el no tenerlo produce dolor. Hay un gran pasado y un futuro no tan largo; empieza otra etapa de vida y tengo que darle más importancia a lo positivo que a lo negativo. Cada persona tiene en su canastita de la vida cosas agradables, quien no las puede ver tiene que rascarle para encontrarlas. Siempre hay algo valioso.
Ante mis ojos se abre un nuevo estilo de vida, estoy inmersa en una cultura de la ancianidad que forma nuevos viejos. Ya no creo que la vida siga una sola línea preestablecida. He visto a personas fuertes que permiten que salga su vulnerabilidad, la curva del desencanto los hace vibrar. Se sienten solos y desconfiados, En algunos surge una llama que alimentan en su propio estilo y los convierte en personas emocionadas y agradecidas con lo que tienen en su haber. Otros caen en la lamentación. No son los acontecimientos de la vida lo que te causa tensión sino tu resistencia a aceptar ese hecho. Crees que tú lo puedes cambiar. Algunas cosas se pueden cambiar otras es imposible, la vejez llega con o sin permiso, lo que ha de suceder sucede…Aprende a lidiar con ello y trabaja para obtener la madurez y tranquilidad requerida en este momento de vida, disfrutable para muchos.
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