La Vida Breve (Al contado y la plazos)

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La obra de Isaac Goldemberg Bay es un camino indetenible para tratar de contarnos y de contarse una historia. A través de su narrativa y su poesía, el tema se enriquece, gana perspectivas, revela detalles secretos, parece llevarnos directamente a la puerta secreta detrás de la cual se halla la identidad del autor que, en este caso, también es personaje. “Y el personaje que habla canta una canción del camino, con nuestras propias palabras, como si hablara con nosotros…. como si el poeta, al hablarnos con nuestra propia voz, nos reconociera en el camino del desierto, en el pan de la palabra mutua”. (1) En cada versión de las historias que Goldemberg cuenta —ya sea en narrativa o poesía— más allá de los cambios de nombres y de detalles, hay un punto de vista y una estrategia textual diferente que impulsan al lector a desechar los enredos que hace lenta la interpretación del texto para avanzar directamente hacia la obsesión que genera estos textos. Bien sabemos que una obsesión es casi siempre el punto de partida de una obra maestra, y ese es el caso de la que en estas líneas examinamos.

En la poesía de Isaac Goldemberg “el yo lírico cuenta una ego historia.

Protegido por la complejidad metafórica, libre de imposiciones discursivas gracias a las licencias poéticas, el Yo habla de sí mismo tal y como es en su fuero interno. Ese Yo que traspasa los sucesivos poemarios, se crea elaborando imágenes del padre ausente y de la madre ausente”. (2) Así, un hombre camina por todo el mundo para descubrir quién o cómo era su padre. En sus senderos, se armará de sabiduría e ingresará en la escuela de misterios —en este caso, el judaísmo— que hacen a ese personaje secreto, inasible, percibible con rostros diferentes. Aprenderá también las sencillas verdades del otro lado de su sangre —la familia materna, la etnicidad peruana. Conocerá el conflicto interno que el encuentro de sus etnias debe necesariamente provocar. Entenderá, por fin, que el relato no se acaba en una forma de narrarlo y ensayará la novela, el teatro, la poesía —los géneros literarios— que son trazos diferentes de escritura y de camino para burlar el laberinto y explicar su condición mestiza a través de la creación de personajes que remiten a sí mismo. En este sentido, “Algo inusual en la poesía peruana es como en Goldemberg el yo ‘parece rodar por el abismo de la historia’ y en esta caída establece una relación crítica con el mundo judío, a la par que vocativa con el peruano…. Esté donde esté su lenguaje encuentra al yo —poético, representatorio y real— como protagonista. Lo perdurable es el ser —con el otro y lo otro, de su más íntima parafernalia— que su estadío”. (3) Dentro de la literatura americana, hay un caso terriblemente similar al de Goldemberg, y es el del Inca Garcilaso de la Vega. Creemos encontrar una línea no interrumpida de trabajo en el camino que va desde las traducciones hasta los Comentarios Reales de los Incas (1609), un ensayo a través de escrituras y aventuras diversas de llegar hasta lo que se quiere decir, hasta la más prístina revelación de su identidad. De la misma forma que Garcilaso, Goldemberg parece haber comprendido, a lo largo de un largo periplo, que la mejor forma de penetrar en el misterio de su identidad, es decir, de hallarse, era la de hablarse a sí mismo y por eso, Isaac se habla y, al hacerlo, empieza pronto a escuchar aquellas antiguas voces que creía perdidas, aquellas con las que sus estirpes le dictan muchas ficciones. La más saltante —y acaso sobresaltante— de ellas es la voz sin voz de su padre —que aparece en muchos de los poemas que componen La vida breve (Antología personal)— convertido en pura imagen.


En todas las iniciaciones, luego de callejones sin salida, bosques espesos o laberintos sagrados, el nuevo adepto adquiere una nueva fuerza que supera con holgura toda la que hasta entonces había perdido. Lo mismo ocurre con Goldemberg que, en el camino hacia las “Variaciones Goldemberg” (último libro de La vida breve) ha aprendido a poetizar de una manera que combina el espíritu de la narración oral con el ritual religioso, y que obliga al lector a establecer una permanente pesquisa acerca de la relación entre el autor y sus personajes y la búsqueda de su identidad. El primer resultado de todo esto es que Isaac Goldemberg parece haber hecho estallar el poema tradicional para después mostrar al lector solamente los restos del mismo; y estos restos, por los simbolismos que encierran y por el profundo silencio que los rodea, revelan una capacidad de sugerencia tan infinita como su capacidad de engendrar nuevas ficciones. Al igual que sus novelas, La vida breve “celebra las hibridaciones lingüísticas —de hebreo y quechua, de español e ídish—, el sincretismo religioso, las mezclas de textos bíblicos y precolombinos… y continúa la exploración de una identidad judía y peruana”. (4)

Puede decirse que, luego de repetido sin cesar, se acaba el argumento para convertirse en personajes obsesivos, acciones bestiales, movimientos teatrales, cuyo denominador común es una atmósfera de gran intensidad lírica. En cuanto atañe al plano del lenguaje, esta poesía echa mano de todos los recursos de la palabra hablada; y a pesar de los infiernos que recorre, ofrece una corriente de afectividad tan poderosa que semeja las voces iniciales de una nueva lengua. A lo largo de sus poemas, “Goldemberg se retrotrae en sí mismo y lo hace revisitando la tradición poética de su lengua, o bien bajo la sombra de las canciones populares de su país”. (5) Hay que decir, además, que, aun en medio de la confesión más dolorosa, el lenguaje es parco y otorga al lector los silencios del que ya no habla y el silencio de aquellos a los que no dejan hablar, al igual que el silencio del que sabe que viene de una antigua hecatombe y el silencio de aquel que ignora en qué punto del destino se inicia su verdadera historia. Por ello, “Lo que deslumbra de sus poemas es su fuerza, la contracción de sus imágenes, pero incluso más allá de eso, es que desde el lenguaje lo que se tematiza es finalmente la abolición de todo lenguaje”. (6)

Como Garcilaso, Goldemberg encuentra al fin lo que anda buscando, el íntimo secreto de su origen y revela las estrategias de sobrevivencia de las dos culturas que por medio de él se expresan, y al hacerlo crea una nueva forma de expresividad. No se limita, como la mayoría de los escritores, a manipular las palabras difuntas que recibieron, desamparadas de medida, significación y sacralidad, sino que logra que la palabra olvide su carácter de bien mueble y que cada fonema tenga una capacidad encantatoria. Tales deben ser, además, las razones por las cuales el autor ha acudido a la poesía, entre la variedad de géneros que le sirven para contar su historia. En este nivel, la amplia tesitura poética de La vida breve afianza temas que van del sarcasmo a la elegía, de la meditación al epigrama, de la anécdota biográfica a la alegoría histórica, vertido todo en imágenes a veces complejas, hasta rayar en hermetismo cuando exploran dominios que guardan parte de su misterio y a través de las cuales “el poeta busca superar las fronteras de la geografía política y explayarse en un ámbito plenamente humano y universal“. (7) En este viaje poético que es La vida breve, desde el poemario Peruvian blues hasta el libro inédito “Variaciones Goldemberg“, la poesía de Isaac Goldemberg ofrece la particularidad de referirse a los grandes temas universales con un lenguaje fluidísimo y fácilmente reconocible por su sello personal, donde campean por sus fueros el humor y la ironía más refinada, aunque —cabe destacarlo— estos siempre son empleados por Goldemberg como los recursos mejores para inducir a la reflexión sobre la condición humana, que es uno de los núcleos de sentido de su obra poética”. (8)

Reservo estos párrafos finales para referirme con harto y agradecido corazón a la Universidad Privada Antonio Guillermo Urrelo, UPAGU. Gracias a ella se edita este libro y debido a su esfuerzo Cajamarca ingresa en el campo de la literatura global. Ya varias son las obras que salen de su fondo editorial como varios somos quienes —trabajando en otros países— nos hemos convertido en miembros suyos. Como Doctor Honoris Causa de la UPAGU, recibo con alegría su encargo mientras me hallo en París y les pido a mis hermanos y amigos del campus que hagan llegar mis saludos al sol de Cajamarca.

Hace ya tiempo que la trascendencia de Isaac Goldemberg ha sido reconocida en su amplitud, y ha inspirado decenas de estudios y centenares de reseñas por parte de narradores, poetas y críticos muy importantes a lo largo de todo el mundo. Creo haber dejado por un rato el oficio de narrador para declarar mi admiración por una obra cuya envergadura histórica se conocerá día tras día.

Este libro responderá muchas preguntas, pero aún quedarán muchas que están por completo insatisfechas. ¿Encontrará la kipá que buscaba? ¿Terminará de vagar el judío errante cuando se acabe el mundo? ¿Se acabará el mundo? ¿Se acabará esta historia?

Eduardo González Viaña
Western Oregon University

  1. Julio Ortega. “Isaac Goldemberg y la poesía de la consolación”. “Prólogo” a Peruvian blues. Lima : Ediciones del P.E.N. Club del Perú, 2001.
  2. Dorita Nouhaud. Isaac Goldemberg: el hombre del libro. Lima: Ediciones El Santo Oficio, 2003.
  3. Maurizio Medo. “Isaac Goldemberg: el yo en busca de su autor”. En El canto del shofar y de la quena: la poesía de Isaac Goldemberg, Miguel Ángel Zapata, editor. Maracay: Ediciones Umbra, 2012.
  4. Patricia Nuriel. “Diáspora y mestizaje en las novelas de Isaac Goldemberg”. Santiago de Chile, Cuadernos del CILHA – a. 9 n. 10 – 2008.
  5. Carlos Germán Belli “Goldemberg, viniendo de lejos”. En El canto del shofar y de la quena: la poesía de Isaac Goldemberg, Miguel Ángel Zapata, editor. Maracay: Ediciones Umbra, 2012.
  6. Raúl Zurita. “Prólogo” a La letra en que nació la pena: Muestra de poesía peruana 1970-2004). Lima: Ediciones El Santo Oficio, 2003.
  7. Róger Santiváñez. “Hacia una nueva identidad poética de Dios”. “Prólogo” a Libro de las transformaciones. Lima: Fondo Editorial Universidad Nacional Mayor de San Marcos, 2007.
  8. Luis Benítez. “Diálogos conmigo y mis otros, de Isaac Goldemberg”. Pau, Resonancias: Revista
  9. Literaria y Artística Latinoamericana, abril 11, 2012.

Acerca de Isaac Goldemberg

Isaac Goldemberg nació el año 1945 en Chepén, departamento de La Libertad, Perú. De padre judío Isaac y su madre,  Eva, peruana, católica. En 1953, dejó aquella pequeña ciudad que lo viera nacer y se trasladó hacia la capital, Lima. Más tarde, en 1964, emigraba hacia New York, cuando apenas contaba con 16 años de edad. Desde entonces, radica en la ciudad de los rascacielos. Hizo sus estudios en la Universidad de Nueva York y para 1969 ya lanzaba una de sus primeras obras "To Express my Life, I have only my Death". Luego vendrían "Tiempo de Silencio" (1970) - "De Chepén a La Habana" (1973) - "La Vida a Plazos de don Jacobo Lerner" (1978) - "Hombre de Paso"/"Just Passing Through" (1981) -"Tiempo al tiempo" (1984) - "El Gran Libro de América Judía" (1998) - "La Vida al Contado" (1992) - "Cuerpo del Amor" (2000) - "Las Cuentas y los Inventarios" (2000) - "El Nombre del Padre" (2001) - "Hotel AmériKa" (2000) - "Peruvian Blues" (2001) - "Los Autorretratos y las Máscaras"/"Self-Portraits and Masks" (2002). Tiene muchas otras obras y ensayos en novela y poesía, así como obras de teatro. "La Vida a Plazos de don Jacobo Lerner", fue considerada por el National Yiddish Book Center, entre las 100 obras más importantes de la literatura judía mundial de los últimos 150 años. "Los Cementerios Reales", es una recopilación de 120 poemas de libros anteriores y 40 trabajos inéditos, libro que pretende hacer un juego de palabras con el título de ‘‘Los Comentarios Reales’’, que pertenece al Inca Garcilaso de la Vega. Isaac Goldemberg, ha obtenido entre otros galardones, el "Premio Estival 2003", en Venezuela, por su obra "Golpe de gracia, farsa en un acto. También ha obtenido la "Orden de Don Quijote", que otorga St. John’s University y la Sociedad Nacional Honoraria Hispánica, creada en 1919 para fomentar la cultura, la lengua y la literatura hispana en el entorno académico norteamericano. Actualmente dirige la revista de cultura "Hostos Review" y el "Instituto de Escritores Latinoamericanos", con sede en Hostos Community College, de New York. Recientemente, aceptó la dirección del Comité de Escritores Peruanos en el Extranjero, del Pen Club.

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