Estaba un borracho conduciendo por la carretera y de repente lo para la policía y le pide bajar del carro, entonces él le dice: “Por favor, déjenme continuar mi camino yo no he hecho nada malo, solo quiero llegar a mi destino; toma cien dolares para que me dejes ir”.
Después de un minuto de haber arrancado con su carro lo detiene otro policía y le dice que por favor detenga su carro y el borracho empieza nuevamente su discurso; que lo dejen seguir, que no ha hecho nada malo, “toma cien dolares para que me dejes ir” y arranca su carro, pero apenas pasa un minuto y lo vuelve a detener otro policía y a este le dice lo mismo, pasa otro minuto y llega otro policía, surge la misma historia, y así pasa con nueve policías, hasta que llega al décimo policía y aquel borracho le reclama y le dice: “¡Oye!, ¿qué pasa con ustedes que los tengo todo el tiempo encima mío? Por favor, ya dejen de seguirme, ¿qué quieren de mí? ¿Qué quieren de mi vida?”. Así que la policía le dice: “Señor, si me da cien dólares más, te saco de la glorieta en la que estás. Se la ha pasado dando vueltas y vueltas en círculos durante todo este tiempo.”
La Parashá que leeremos esta semana se llama Jayé Sará – la vida de Sara. Es muy extraño que al inicio de la lectura la cual lleva por título “la vida de Sará”, empiece diciendo: “Y Sará murió”. Una Parashá que lleva por título el nombre de una vida y comience a hablar sobre la muerte de Sará y como si fuera poco esto, la Parashá termina con la muerte de Abraham.
¿Como una Parashá que habla de muerte, puede llevar el título de vida?
En la Torá no se habla de cumpleaños, únicamente del cumpleaños del faraón de Egipto. Ya que no nos importa cómo llegó al mundo ni cómo nació, lo interesante es saber cómo salimos del mundo, esa es la vida verdadera, saber cómo morir.
Ese es el punto que se toca sobre la vida de Sara, habla de la muerte de Sara, para poder decirnos que toda su vida fue completa y que cumplió con su misión, esa es la verdadera vida que uno puede tener, morir o mejor dicho salir de esta etapa de la vida con buen nombre y con gente que siguen su camino.
También en la Haftará vamos a leer sobre el rey David, donde el libro de Reyes de la biblia empieza con la muerte de David, así que la vida verdadera empieza cuando uno sale de este mundo y podemos decir que él vivió de una manera correcta.
Había un señor muy anciano que estaba entre los 80 y 90 años y quiere hacer un resumen de su vida para sus nietos y así ellos sepan después quién era él y qué hizo en su vida, así que para empezar a escribir se consiguió un cuaderno grueso con muchas hojas.
Sentado en su cuarto abrió el cuaderno y antes de escribir se dijo: “Bueno, ¿cómo empiezo? ¡Bah! de cuando era un bebé no me acuerdo nada de ese tiempo, así que mejor voy a comenzar desde que era niño en la época del colegio.
¡Aaah!, pero todos los exámenes, molestar a la maestra, tirar los cuadernos, rayar sobre el pupitre y otras cosas parecidas no son nada interesantes. ¡Noooo! Así que empiezo un poco más adelante en la época de la adolescencia cuando era joven y me enamoré, que tuve una novia y la perdí, que no hacía nada, la verdad no era gran cosa. ¡Ayyy Diosss!, mejor empiezo un poco después. Cuando me quería casar y ser feliz, pero ¡bah!, para qué voy a hablar de mi esposa y de las veces que peleamos y que pensaba que iba a ser feliz y al final no lo fui, así pues, de qué sirve hablar de todo eso si puedo hablar de algo más alegre.”
“Mejor hablaré de cuando llegaron los hijos, pero ellos sólo me trajeron dolores de cabeza y cada uno con su problema y el trabajo diario con ellos o mejor dicho, el trabajo duro que no me dejó estar con ellos. Así la vida se me complicó mucho más; mejor no hablaré de eso y pasaré al momento en el que dejé de trabajar, me pensioné y fue ese el momento en el que me di cuenta que soy más viejo y que todos los días son iguales, ahí ¿qué voy a poner?”
A la mañana siguiente encontraron al viejo sobre un libro vacío, con el título que decía: “Este es el resumen de mi vida”.
El problema que tenemos nosotros es que pensamos que aquí vamos a vivir para siempre. Entonces todo el tiempo decimos mañana, mañana,…
Como dice el dicho: “No hagas mañana lo que puedes hacer pasado mañana”, así que uno deja para mañana y olvida el presente.
El tiempo vuela. En un momento todo se puede cambiar: como aquella señora que vivió al frente del cementerio y ahora vive al frente de su casa.
Por eso cuando Alejandro Magno le preguntó a los sabios de Israel: “¿Qué tiene uno que hacer para vivir?”, ellos le respondieron: “¡Morir!”
Es decir, cuando pensamos un poco en la muerte, empezamos a reflexionar y aprovechar nuestra vida, ya que nunca sabemos cuál será el día en el que vamos a fallecer. Tenemos que aprovechar cada minuto.
Por eso dicen los Jajamim que tenemos que arrepentirnos y hacer teshuvá un día antes de nuestra muerte, pero como no sabemos cuándo llegará ese momento, debemos hacerlo todo el tiempo.
Cuando compramos la lotería sabemos que tenemos una probabilidad entre quince millones para ganar, así que la compramos y decimos “quizás a mí me va a tocar”, pero la probabilidad de morir por cualquier causa es de 1 en 1, o sea 100% de probabilidad de suceda la muerte. Decimos “a mí no me va a pasar” y pensamos que vamos a vivir mil años y por eso olvidamos aprovechar nuestra vida.
Una historia verídica. Se cuenta que un paciente oye de su doctor que le quedan tres meses de vida, así que decide gastarse todo su dinero en viajes por todo el mundo, es decir, empezó a aprovechar los tres meses que le quedaban de vida. Pasado este tiempo no muere y empieza a reclamarle al doctor porque le mintió y le hizo gastar todo su dinero. En otras palabras, quedó vivo pero sin dinero. (Ganas no le faltaron al doctor para de verdad matarlo y no tener problemas)
Pero aquí hablamos de disfrutar de la vida cada día, como si este fuera el último día de su vida, y si al final quedó vivo, entonces no perdió nada, sino que al contrario, ganó.
Como escribió Confucio: “La gente pierde su salud para ganar dinero, después pierde su dinero para salvar su salud”. Debido a sus ideas sobre el futuro, las personas se olvidan del presente y así pierden al final su futuro. Viven como si nunca fueran a morir y cuando fallecen, parece que nunca hubieran vivido.
Conocido es el dicho: “Time is Money”. Con tiempo puedes conseguir plata pero con plata no puedes conseguir tiempo. Tenemos que valorar más nuestro tiempo, sobre todo esos minutos cuando uno se pregunta qué puede hacer en poco tiempo; pero esos minutos se suman a un gran tiempo. Por ejemplo, cada uno de nosotros en su vida gasta más de 30,000 horas viajando o esperando en bancos, compañías de celulares, pico y placa, etc.
Había un rabino que logró terminar todo el Talmud en 15 años mientras esperaba a su señora, en lugar de presionarla y gritarle que baje. ¡Estudió! (Nosotros con lo que esperamos a nuestras señoras podemos terminarlo en 5 años). Como aquella señora que le dice a su esposo: “Ya te dije que bajo en 5 minutos, ¿por qué me llamas cada 15 minutos?”
Sobre Abraham Avinu está escrito que “llegó con sus días”. Quiere decir que logró aprovechar cada día de su vida. Nosotros nos acostumbramos a pensar en lapsos de años, Abraham nos enseña a pensar en días.
No seamos como las personas que todo el tiempo dan vueltas al año y viven en lo mismo, siguen la misma vida sin cambios, debemos salir “de la glorieta” y avanzar por un camino recto y correcto.
Shabat Shalom
Con mucho cariño
Rabino Yosef garmon.
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