La vida se basa en experiencias. Es un cúmulo de aprendizajes que nos van formando para bien o para mal.
El recuerdo que tengo de la palabra cárcel es cuando jugábamos monopolio y el que perdía se iba para la cárcel. Igual en el parqués. Pero así como se entraba, se salía, sólo con lanzar los dados y hacer unas buenas jugadas. Más adelante aprendí que las cárceles eran para algo más que para jugar monopolio o parqués.
A mucha gente le ha tocado pagar sentencias injustamente, pero la gran mayoría de los presos están pagando una condena por algo que hicieron mal.
Es así como las cárceles en Israel están llenas de terroristas, algunos con condenas cortas y otros con cadena perpetua. La palabra perpetua significa para siempre, es decir que la persona que esta sentenciada con esa condena no va a salir nunca y va a morir en prisión.
Según me he enterado, los presos en Israel tienen hasta buena comida, no la idea que tenemos de que sólo les dan pan y agua.
Increíblemente están mejor alimentados de lo que han estado los secuestrados por Hamás.
Entre las condiciones de los desiguales acuerdos que están pidiendo está el de soltar a los terroristas más peligrosos que están condenados a cadena perpetua. Mi mente no logra asimilar que hay que dejarlos libres para que vuelvan a cometer actos terroristas, que es lo único que saben hacer. Nacieron para matar.
Israel acepta muchas cosas injustas, sólo para salvar la vida de sus ciudadanos que fueron privados de la libertad por parte de ese grupo terrorista tan admirado a nivel mundial.
Cuando una persona sale de la cárcel, no necesariamente se vuelve bueno o cambian sus sentimientos totalmente. El que es ladrón seguirá siendo ladrón, pues es lo que sabe hacer y el que es matón seguirá siendo matón por la misma razón. Hay algunos que maduran y aprenden la lección después de ese castigo de estar privados de la libertad y cambian. Aceptan esa segunda oportunidad de vida para convertirse en seres útiles a la sociedad. Estos terroristas que deben tener el corazón al lado derecho si es que lo tienen, no cambian. Desde niños aprendieron a odiar y a matar y es lo único que saben hacer. Su mente funciona muy bien para planear matanzas y todo tipo de artimañas del bajo mundo.
Y ahora no sólo cada rehén vale por 50 de esos personajes, sino que van a quedar sueltos continuando con su labor y el mundo aplaude.
Ninguno de los países árabes quiere recibirlos, algún motivo tendrán. El mundo está patas arriba. Antes predominaban las causas justas, ahora la justicia es injusta. Esperamos que estos personajes no tengan la fuerza y el apoyo económico de los países cómplices para que sigan cometiendo actos terroristas contra víctimas inocentes. Es un peligro estar rodeados de tanto asesino libre que anda por ahí.
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