En el juego como en la vida hay ganadores y perdedores. A ganar no se aprende. Simplemente se gana y se celebra el triunfo. Es bueno aprender a no ser arrogante y a tener la humildad para ser un ganador. Para perder se necesita aceptar y aprender algo de esa experiencia, aunque no sea la ideal. La resiliencia es una buena respuesta. Hay que perder con dignidad sin resentimiento y con la esperanza de ser un ganador para la próxima.
Por ahí dicen que de buenas en el juego, de malas en el amor.
Y así va la vida, unas veces ganando y otras perdiendo, pero siempre apunando a ganar.
Eso sucede también en los encuentros deportivos y en la guerra. Siempre hay un equipo campeón y para que esto suceda, en contraste, hay un perdedor. Mientras el ganador celebra el triunfo, el equipo derrotado sufre y asume la pérdida. Pasa en todos los deportes y en los campeonatos, tanto uno a uno, como por equipos. En ajedrez es una competencia de reyes y reinas y gana el que hace jaque mate.
A diferencia de estas competencias, en la guerra no hay jaque mate. Es cierto que hay una victoria, pero al campeón no le dan una copa por haber obtenido el triunfo en el torneo. La victoria es la vida.
Cuando la guerra es para conquistar un territorio o recuperarlo, la victoria es de quien logra su cometido. Cuando la guerra es contra una ideología y contra el terrorismo, es complicado determinar cuál es el bando ganador, pues no es el que más territorio obtiene. En la guerra la consigna es vencer o morir y no gana necesariamente el que más muertos pone. Cada víctima, cada soldado es una pérdida y es llorado.
Se puede terminar con vidas humanas, pero no con una ideología tan afianzada. Se destruyen túneles y aparecen más donde esconden armas. Hay demasiado dinero invertido en acabar con Israel y eso hace que sea difícil pactar la paz. La paz con quién? Con un enemigo que quiere destruirnos? Y seguimos en guerra, hasta cuando? Hasta obtener una victoria, a costa de cuantas viíctimas? Soldados empezando sus vidas y otros disfrutando la creación de sus familias y cuantos civiles inocentes que están en el lugar equivocado en el momento de algún atentado. Hasta cuando vamos a seguir en guerra? La victoria no es para un país que está cansado de estar en guerra, en ese caso qué es ganar? Y tampoco para demostrarle al mundo nada, porque es un mundo incrédulo que le apuesta a un grupo terrorista que excluye de su sociedad a los homosexuales, como si fueran pecadores y tiene a las mujeres vetadas de muchas cosas. Viven como en cárceles al aire libre, tienen encarceladas sus ideas y sus movimientos. Y eso es libertad?
Es verdad que mueren muchos niños. Lo que la prensa no cuenta y los que nos odian no quieren ver, es que esos niños mueren prácticamente con un fusil en la mano. Son niños guerreros que han sido educados para matar.
Y la guerra sigue. Hasta cuando? Hasta que haya un equipo ganador.
La guerra no es como el ajedrez que uno de los jugadores hace jaque mate y termina la partida.
Artículos Relacionados: