Localizar la huella judía en León capital supone recorrer las calles del Barrio Húmedo. Todavía en sus estrechas vías se puede revivir una cultura que compartió su vida con los cristianos de la capital. Alrededor de la plaza de San Martín se concentraba la aljama leonesa, como se conocía al gobierno de la comunidad judía, pero su historia comienza a las puertas de la ciudad de León, en el barrio de Puente Castro. Es en esta zona de la capital donde se entrelazan las huellas milenarias del pasado romano, el judío y el tránsito de peregrinos a lo largo de los siglos.
Sobre la ladera sur del cerro de la Mota se erigía, posiblemente en el siglo X, un importante núcleo judío, que desarrolló su cultura y su vida en los dos siglos siguientes. Este primer asentamiento que se desarrolló con esplendor gracias entre otros motivos al tránsito de peregrinos, fue destruído a finales del siglo XII durante la guerra que enfrentó a León y los reinos cristianos vecinos, cuando las huestes de Pedro II de Aragón y Alfonso VIII de Castilla sitiaron el castro. Es en este punto cuando se produce el traslado de los supervivientes al centro de la ciudad, cuando se instalaton en el barrio intramuros de Santa Ana.
Pasado judío en pleno Barrio Húmedo
Así, la aljama leonesa, delimitada por la Plaza Mayor, Santa Ana y la Plaza del Grano se extiendía por el casco antiguo de la ciudad. El punto a partir del que se daba sentido al barrio era la sinagoga, que se encontraba en la Cal de Moros, actual calle de la Misericordia.
Precisamente, la confluencia entre esta calle y la Mulhacín, en la plaza de San Martín, sirve de inicio para conocer un distrito judío que se desarrolló con la práctica del comercio, la artesanía e incluso la ganadería. Durante todo el sigloXIII, los judíos leoneses vivieron con relativa libertad en su nuevo emplazamiento, hasta su expulsión decretada en 1492 por los Reyes Católicos . La conversión era el único camino para continuar en la ciudad, aunque sobre ellos nunca dejó de planear la sospecha de judaizantes.
Vestigios judíos que toman vida en calles como la de Santa Cruz y la deTarifa, donde convivieron cristianos y judíos. Una placa en esta calle recuerda la gesta del leonés Guzmán el Bueno, quien no dudó en sacrificar a su hijo para vencer a los musulmanes en el cerco a la plaza gaditana en1294.
La necrópolis, el hallazgo más importante
Un legado que toma más visibilidad en las necrópolis judías. Un legado casi descuidado en la ciudad que sólo es reconocible en algunas señales de determinadas calles, como la de Prado de los Judíos, en el cruce con Puerta Moneda, cuyo nombre recupera del olvido el cementerio judío que se extendió fuera de los límites de la judería.
La necrópolis más importante está junto a las casas de Puente Castro y al lado opuesto de la carretera, donde se realizó una excavación de urgencia en 1983 después de que las obras por la carretera León-Valladolid destruyeran parte del cementerio. Los últimos trabajos en el yacimiento se ejecutaron hace diez años y de aquí se recuperaron once lápidas con textos epigráficos, la más antigua de 1026, que se encuentran actualmente visibles en el Museo de León.
Calles, restos, marcas, que dejó la judería leonesa presente durante cinco siglos y que hoy se puede revivir a través de un recorrido por las calles del casco histórico de la ciudad.
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