En 1391, ocurrieron disturbios anti judíos en todas las ciudades de los diferentes reinos cristianos. Estas matanzas fueron un punto de quiebre para la relación entre judíos y no judíos en la península ibérica, cambiando radicalmente el destino de la milenaria
comunidad judía sefaradí.
El odio hacia los judíos nunca fue nuevo para aquellos seguidores de la ley de Moisés que residían en los reinos cristianos de la Península Ibérica. Todo empezó cuando los reinos cristianos del norte recibieron una oleada de judíos que huían del fanatismo islámico por parte de los almorávides. Al principio, las relaciones entre los judíos y los reinos cristianos florecieron, este fenómeno se debió a que los judíos eran esenciales para la consolidación y bonanza de la parte cristiana del norte de la Península Ibérica.
Cuando los reinos cristianos lograron reconquistar toda la Península Ibérica, la relación entre las coronas cristianas y sus súbditos judíos se fue paulatinamente deteriorando. El odio hacía los judíos fue sútilmente expandiéndose en todos los sectores del gobierno y población cristiana. Lo judíos estaban acostumbrados a lidiar con insultos o acciones insignificantes y deplorables, pero no comprometían su integridad física o bienes materiales. Igualmente, la Corona Española intercedió para proteger a los judíos del odio generalizado contra ellos. Por muchos años, los judíos fueron propiedad de la Corona con toda la protección que esto implicaba.
Todo esto empezó a cambiar cuando el fanatismo religioso se impregnó en los reyes católicos, su gobierno y sus súbditos. Todo el odio acumulado contra los judíos explotó finalmente en disturbios sumamente violentos en el año de 1391. La población católica de diferentes ciudades tales como Sevilla o Córdoba , empezaron a quejarse de que los judíos causaron la peste y que roban dinero de las arcas públicas.
Posteriormente el clérigo y el gobierno apoyaron las revueltas y matanzas, justificándose en que el tiempo para que los judíos se convirtieran al catolicismo, había acabado. Muchos judíos murieron en los disturbios. Hubo conversiones masivas forzadas. Juderías enteras como la de Toledo o Sevilla desaparecieron.
Este fue un momento determinante para la comunidad judía en Sefarad ya que les demostró que no era seguro permanecer como judíos en territorio español. Los judíos tenían tres opciones; permanecer como judíos y atenerse a las consecuencias, convertirse al cristianismo o hacerse criptojudíos.
En nuestra opinión, estos sucesos lamentables corroboran la oscuridad en la que se encontraba Europa en esa época. Era una época muy difícil para los judíos, que estaban siendo perseguidos por el simple hecho de practicar otra religión a la de la Corona Española. El tener que practicar la religión a escondidas, nos demuestra el amor que tenían hacia sus raíces y tradiciones. Debemos valorar la libertad religiosa que vivimos hoy en día en México y ser orgullosos de nuestro judaísmo y mantenernos fieles a él.
Esperamos profundamente que la humanidad haya aprendido de esto y que
nunca se vuelva a repetir.
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