Muchos se preguntarán qué son las “yijes”, palabra en Yiddish, cuyo significado es soberbia mal entendida.
Esta palabra tiene dos formas de verse, la positiva cuando se alaba algo cómo un proyecto, un trabajo bien hecho, una puesta en escena de teatro, danza, canto entre otros, donde se dice “estuviste soberbio/a”.
Sin embargo, hay un lado negativo, no todo puede ser blanco o negro, bueno o malo. Muchos habrán pasado por esa situación donde los padres se peleaban con alguien, fuera familiar conocido o amigo, “te imponían a no dirigirles la palabra” cuando no habían tenido vela en el entierro, por lo menos mis hijos y yo rompimos con esas costumbres con el enojo de mi familia.
Mi vida económica, no ha sido fácil, hubieron ocasiones donde pedí favores, aquí mi familia me decía “no tienes vergüenza, qué van a pensar de ti, que estas bajando la cabeza, no tienes dignidad” y así podría seguir.
Acabo de tener dos situaciones, una familiar donde aún sabiendo lo ocurrido cuando uno de mis hijos tuvo un accidente, el cual me impidió cuidar o estar con enfermos porque perdí la memoria por un año además de parte de mis recuerdos, habiendo días cuando estoy muy tensa y amanezco en blanco, tengo la memoria trabajada sin embargo apunto todo, al final lo arreglé sin dejar muy satisfecho a este familiar.
La otra no se porque depende de algo que otra persona acaba de hacer, a pesar de haber dado yo el primer paso, está en stand by, en lo que esto funciona estamos buscando salidas por ser algo importante para nosotros, para mi hijo y para mí.
Cuántas relaciones rotas, el no bajarse de su macho, el ser soberbio y solo ver su lado, el no ser empático y ponerse en los zapatos de los demás
A mis casi 62 años ya que los cumplo en mayo me siento muy contenta por haber roto con estas mal interpretaciones de las palabras en nuestro accionar, el no contar con la aceptación de mis seres más cercanos, he llegado a la conclusión que el no poder cuidar a un ser querido a pesar de proporcionarle el servicio médico así como hablar todos los días para preguntar cómo sigue y ya programando una visita, no es por falta de cariño hacia ellos, respeto su opinión, sin embargo mi vida ha sido más rica en mis relaciones con los demás.
Actualmente llevo las relaciones públicas de un programa de radio por Internet, si bien va dirigido a las artes escénicas,,mi hijo y yo junto con nuestros invitados llevan mensajes de optimismo, si nos basamos que el teatro es el reflejo de la vida, entonces todo se vale porque nuestro escenario es la vida misma.
La comunicación es lo más bello, nos permite relacionarnos de una forma sana, reconocer las virtudes y aceptarlos cómo son.
Cuando encontramos a alguien y hacemos “clic” de inmediato, nos enriquecemos mutuamente.
Cada inicio de año por lo menos yo, reflexiono lo cual hago cada noche permitiéndome solucionar situaciones cuando es posible, cuando no es posible hago mis propuestas consiente de que quizás no pueda cumplir, o quizás solo parcialmente, dándome el chance de equivocarme y volver a empezar sin sentirme culpable.
Los invito a tomar mi propuesta, a quitarse esta soberbia mal entendida, ponerse en los zapatos de los demás, o decir lo siento me equivoqué, pero sobre todo a crecer nuestra propia auto estima, en nuestra actitud hacia los demás.
Menos “yijes”, mejores relaciones con quienes nos rodean.
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