Desde Libia pasando por toda la región, los jóvenes comenzaron un mayo francés, pero esta vez, a diferencia de los sucesos de París de aquella década, las protestan tienen un carácter mucho más profundo.
Sin duda desde Túnez pasando por Egipto y doce países más de la región, sumando algunos más en nuestro propio continente; dicha protesta ya destituyó regimenes totalitarios y tuvo como factor más pronunciado, el alza de los productos alimenticios, fruto de la nueva especulación financiera global, a raíz que las inversiones en el primer mundo siguen siendo riesgosas.
El caos comenzó por los sectores menos pudientes del mundo árabe, desde África al Medio Oriente.
Me animaría a llamarla: “la revolución de los estómagos vacíos”. En Libia con Gadafi, el 33% de su población está por debajo del índice de pobreza, con el agregado que los recientes aumentos de las commodities alimenticias, hizo explosión en la población.
Similar o peor situación rodea Egipto, con más de un 65% de índice de pobreza con menos de 4 dólares diarios para subsistir. Para no continuar con las cifras de todo este corrupto entorno, nos encontramos con países que políticamente la ausencia de democracia y tolerancia es endémica. La experiencia histórica del poder siempre estuvo compuesta por las armas, violencia e intrigas de alianzas en estas regiones.
Quizás el romántico esquema occidental de la “libertad”, tampoco fue un tema desencadenante, de la protesta, lamentablemente. Ese concepto pertenece más que nada, a un esquema ideológico dominante de Occidente, pero en decadencia, lamentablemente.
Los intereses del oro negro que suministra el 85% de lo que Europa consume es otro factor, que juega entre la estratégia Occidental (con opción intervencionista) y con la izquierda radical (internacional) que juega ( en su estratégia) o para producir un caos en los suministros
Pero que ideologías quedan al desnudo esta situación, “La muerte de todas ellas”, ¿de cuales? ¡De todas!
Repasemos los sucesos, por encima de la inmediatez, de la ebullición de las circunstancias y enfrentamientos que continúan lamentablemente con gran cantidad de pérdidas humanas.
Con gran extrañeza surgen líderes como Fidel, Chávez, y Ortega, que defienden a Gadafi, y acusan al imperialismo de instigación. Acaso con 42 años en el poder, no es razonable que pueda surgir un auténtico levantamiento? Acaso los jóvenes arriesgando sus vidas por un futuro posible, frente a una grosera represión de donde hay más de 30.000 muertos y cerca de 65.000 heridos, son los imperialistas? Su hambre es imperialista?. Sucede que Gadafi tuvo un enfrentamiento con el primer mundo (aunque ahora se replegó del mismo) y entonces nuestros líderes antes mencionados (que dejaron de ser progresistas, a mi entender), como Libia es enemiga de mis enemigos, es mi amiga! Razonamiento peligroso. Aunque soy progresista me avergüenzo de este pensamiento.
Y traigo a relación, que los cambios no se están dando en el mundo por contradicciones de clase, como lo prevenía el Materialismo Histórico, ni en estas circunstancias, ni con la revolución Rusa, ni en la China de Mao, tampoco en la revolución Cubana; siempre fueron fundamentalmente por los estómagos vacíos. Por eso digo que por un lado se rompieron las formas de interpretar la historia, y la izquierda debe replantearse una más profunda forma de pensar.
No casualmente Nietzche dijo “dios ha muerto” (murieron todas las creencias, las de la fe y las ideológicas del Modernismo).
Pero el mundo Occidental, no quedó atrás, mientras Mubarak respaldaba los intereses Occidentales y el FMI felicitaba por las políticas neo-liberales, todo estaba excelente, pero ahora nos acordamos de la democracia, de los principios, porque no hay otra salida a los intereses del primer mundo en Egipto y otros países. Las dictaduras o los autoritarismos habían dejaron de ser un problema ideológico cuando los intereses en juego eran favorables.
Para Israel, estratégicamente, solo la democracia en la región significará un verdadero camino hacia una paz responsable, sabiendo los riesgos inmediatistas de los movimientos islámicos existen, pero no en su máxima expresión. Dejemos la demonización de todos los musulmanes, abramos un crédito para que comiencen a construir las formas democráticas, no los etiquetemos a todos por igual.
Más que sentir una decepción por los acontecimientos donde tanto la derecha como la izquierda, muestran posturas por intereses y no de principios. Me sirve para reafirmar el pensamiento de Michel Foucault cuando marca que no hay un gran relato histórico, sino que surgen interpretaciones sobre los sucesos, y Váttimo reafirmaba que la verdad radica en la ideología dominante, que con su potencial la impone.
Estamos ante experiencias que marcan el fin de la HISTORIA (con mayúscula) o de la gran interpretación donde la diversidad está puesta de manifiesto en el presente y futuro, por encima de las ideologías dominantes. Los dogmas han caído, pero la inmediates de los intereses continúan.
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