¿Por qué tenemos los líderes que tenemos?, ¿qué buscamos al elegirlos?, ¿qué es lo que hace que los sigamos?, ¿el ser líder es una vocación innata para unos, y para otros, un capricho millonario? En momentos de crisis es cuando el verdadero líder se ve, se siente o cuando se cae la máscara de los que nunca lo fueron.
¿El líder nace o se hace? Hablo de todo tipo, tanto políticos como familiares, sociales y de negocios. Una queja común es la falta de liderazgo. Y como les digo, hay varios tipos, pero hablaremos de dos básicamente: aquel cuyo mantra es “divide y vencerás”, porque mediante la segregación, división, manipulación, mentira y violencia, controla. Es adicto a tener el control y la razón. Manipula las circunstancias y la narrativa para tener el poder, porque sabe bien que quien controla esa narrativa controla al mundo.
Y esta el otro tipo, aquel que cree que “la unión hace la fuerza”, que habla con la verdad y predica con el ejemplo. Humilde, congruente, auténtico e íntegro. Quizá no es el más popular y le cuesta mucho más trabajo liderar de esta forma, es un reto. Y es que es muy sencillo lo que buscamos en una crisis: una figura paterna que te reconforte y te diga que todo va a estar bien, que sea empático, presente, centrado, con valores, estructurado, que contribuya, humilde y asertivo.
Y digo figura “paterna” sin temor a equivocarme, porque vivimos en una sociedad que, a pesar de avanzar hacia la igualdad de género, tiene un patriarcado respaldado por una tradición cultural y por una serie de instituciones políticas y sociales.
Sin embargo, vemos a líderes disfuncionales, narcisistas y abusivos siendo cabezas de las estructuras de grandes corporaciones, instituciones, partidos políticos y familias. Y si están ahí es porque los elegimos, los seguimos. Entonces somos parte del problema. Si eres o te consideras un líder en cualquiera de estos ámbitos, se honesto y hazte una simple pregunta: ¿Desde qué lugar estás liderando, de la unión o separación? Y si los sigues, cuestiónate por qué y desde dónde.
Se vale cambiar de opinión. Una de las lecciones más importantes que nos ha dejado esta pandemia mundial es que todos estamos íntimamente relacionados. No podemos desasociarnos los unos de los otros. Carl Jung hablaba, ya hace mucho, del inconsciente colectivo que influencia nuestras vidas, forma de pensar y actuar.
Lo que hemos vivido con el COVID-19 ha sido parte de ese inconsciente colectivo, desde el pánico que experimentamos, a los sentimientos de desesperación. Pero lo que más necesita nuestro colectivo es el despertar del ego, para elegir mejor y cambiar la narrativa social que será la historia que quedará escrita y se pasará de generación en generación de este momento en el tiempo.
¿Te animas a dar el paso?
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