Mi oficina está situada en el mero centro de la cuidad; cuando hacia allá me dirijo en el camino me surgen a veces grupos de muchachos que por ganarse una pequeña propina limpian los parabrisas de los autos.
Ellos nunca preguntan, pero siempre actúan… limpiando el parabrisas de cualquier auto… No se fijan en el conductor ni en la marca del coche ellos se lanzan a la acción…
En ocasiones consiguen una propina de buena fe y otras después del trabajo terminado no reciben nada…
Su entusiasmo en la acción no decae, siguen adelante en esa lucha desigual; porque los conductores no los quieren ni los necesitan…
Cuando en mi empresa las ventas andan mal, cuando pasado un mes la venta difícilmente cubrió los gastos, cuando se trabajo duramente con entusiasmo y honestidad y aún así el logro no se alcanzo; vienen a mi mente el ejemplo de esos jóvenes limpiabrizas que con su trabajo, fe y esperanza, salen a ganarse el día.
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