Un hombre elige llenar su boca con alimentos. Una mujer ¡con palabras!
Un hombre elige una prenda de un escaparate y la compra.
Una mujer elige todas las prendas y no compra ninguna.
Un hombre elige mirar un partido de fútbol en la televisión, concentrado.
Una mujer mira el mismo partido de fútbol en la televisión y lo desconcentra.
Un hombre elige a la mujer de sus sueños y resulta ser una pesadilla.
Una mujer elige al hombre de sus sueños y le hace creer ¡Que fue él: quien la eligió!
Un hombre no elige ser daltónico.
Una mujer lo hace por él. Ella es quien trasmite esa dolencia.
Un hombre elige mirar un programa de TV a la vez.
Una mujer mira varios programas a la vez y siempre se pierde el final de todos.
Un hombre elige jactarse de sus conquistas con el sexo opuesto.
Una mujer las oculta.
Un hombre se agota cuando discute con una mujer.
Una mujer se agota cuando el hombre se niega a discutir.
EL ANTES Y AHORA DE ¿MIRADA FEMINISTA?
Antes un hombre usaba saco y corbata para ir al trabajo.
Ahora las mujeres les han robado los sacos, las corbatas y el trabajo.
Antes un hombre mantenía el Hogar.
Ahora trata de mantenerse dentro del hogar mientras su mujer sale a trabajar.
Antes los hombres no se hacían cargo de las tareas domésticas.
Ahora las mujeres los han domesticado.
Antes un hombre ocupaba la cabecera de la mesa.
Ahora no la ocupa nadie. Casi toda la familia come a distinta hora.
Antes la palabra del “Hombre de la casa” era sagrada.
Ahora es sagrado que todos tengan su AY FON para comunicar su palabra.
Y SOBRE EL FINAL NO SABEMOS SI EVA, LA PRIMERA Y BENDITA MUJER…
Eligió probar del árbol del Conocimiento en un acto de Desobediencia, Curiosidad, ó amparada en El Libre Albedrío, para acceder ¡AL CONOCIMIENTO!
¡Dejemos de endilgarle la culpa a esa culebra parlanchina y chismosa!
Y Eva eligió un regalo para legar a sus sucesoras…
Este diálogo entre el Todopoderoso y Eva, después de morder la fruta prohibida quedó como “sello de fábrica” para todas las mujeres.
¡Y todo por una manzana! ¡Con lo saludable que es!
Eva, dándose cuenta que ha comido del fruto prohibido intenta ocultarse. Pero la voz del Todopoderoso la alcanza.
El Todopoderoso brama- ¡Me has desobedecido!
Eva- Fue esa fea culebra que me obligó a ello.
El Todopoderoso- ¡Has pecado! ¡Esto lo pagarás con sangre!
Eva- ¿No podría ser en cómodas cuotas mensuales?
Pregunta mal elegida. Sentencia concedida.
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