El martes tuvo lugar un denominado debate entre priistas y panistas en torno al cumplimiento de Peña Nieto de los compromisos que había hecho en su campaña como gobernador. Se trataba de probar si había cumplido el compromiso 127 y si el 127 era el 130 y si era la ampliación de un puente o un distribuidor, un verdadero galimatías para el ciudadano común.
Gil Zuarth coordinador de la campaña de Josefina Vázquez Mota en un programa en MVS Radio mencionó que el origen de la campaña mediática del PAN para demostrar que Peña Nieto miente en su afirmación de que es una persona que cumple provino de denuncias ciudadanas.
Pero uno podía también argumentar que Josefina Vázquez Mota miente cuando dice que ella inició el programa Oportunidades pues en realidad lo que hizo el Gobierno de Fox fue simplemente cambiarle el nombre al programa Progresa del sexenio de Zedillo.
Considero que para los ciudadanos nos queda claro que los candidatos en sus campañas nos van a decir verdades a medias de manera muy escueta y simple, pues en una realidad tan compleja y cambiante como la mexicana ni todo es negro ni todo es blanco, ni todo cabe en un spot.
La pregunta es entonces y qué podemos hacer los ciudadanos para ejercer un voto informado que nos permita elegir al candidato y al partido que de acuerdo a nuestra posición, ejercerá un gobierno más apegado a lo que cada uno de nosotros queremos.
Considero que al menos hay tres tipos de información que podríamos utilizar para definir nuestro voto. El primero tiene que ver con la ideología de los partidos plasmada en los documentos básicos de los partidos y en sus posiciones frente al Estado, al mercado y a los derechos de las personas que habitan y transitan por nuestro país. Vinculado a este primer tipo estaría el examen de las plataformas electorales registradas por los partidos en el IFE en febrero pasado en las cuales expresan las estrategias y líneas de política que van a llevar a cabo si alcanzan la Presidencia. En esas plataformas debe estar expresado el papel que le asignan al Estado y al mercado en el desarrollo del país, sus compromisos de participación ciudadana, de transparencia y rendición de cuentas, la forma en que financiarán el presupuesto de Gobierno y el destino que le darán a este y las políticas que impulsarán en materia de salud, educación, vivienda, comunicaciones, medio ambiente, seguridad pública, etc.
Estas plataformas electorales nos sirven a los ciudadanos para ver el nivel de importancia que le otorgan y la estrategia que piensan seguir los candidatos en los temas que nos preocupan. Deberían ser la materia principal para los próximos debates.
Un segundo tipo de información que podemos allegarnos tiene que ver con las posiciones, políticas y programas adoptadas por los actuales candidatos cuando ejercieron directamente el poder. Esta información nos dará mayor claridad sobre la línea de gobierno que siguieron y los campos a los que les dieron mayor importancia asignándoles recursos.
Nuevamente esto tendríamos que verlo desde nuestras particulares ópticas. Así algunos estaremos interesados por ejemplo, en el desarrollo de políticas y programas dirigidos a avanzar en la igualdad de género. Tres preguntas básicas podríamos hacer ¿cuál fue el avance o retroceso en materia legislativa respecto del reconocimiento de los derechos de las mujeres? ¿Qué programas e instituciones concretas se establecieron o apoyaron para hacer realidad esos derechos? y si incorporaron la perspectiva de género en su gestión.
Otros interesados en una democracia participativa, podríamos preguntar de los mecanismos de participación ciudadana en la cosa pública impulsaron cuando tuvieron el poder. Las preguntas clave en este tema es ¿si tuvieron una estrategia y política definida de aliento a la participación ciudadana en los espacios públicos dentro de su tramo de control? ¿Cuántos mecanismos alentaron, a qué niveles, cómo operaban y cómo se eligieron los representantes ciudadanos en esos mecanismos de participación? y ¿en qué medida las decisiones tomadas en esos mecanismos fueron considerados en las decisiones de política gubernamental?
De estas preguntas podríamos saber si el candidato o candidata hace un ejercicio autoritario del poder o si lo ejerce en forma democrática o si es un simulador colocando como representantes ciudadanos a personeros de los grupos de interés, de sus propios partidos o grupos de amigos.
Finalmente, un tercer tipo de información al que podemos acceder los electores se refiere a los índices de desempeño e impacto de las gestiones anteriores de los candidatos. Es decir la pregunta es ¿en qué medida se benefició realmente a las personas o a los ámbitos (protección ambiental, desarrollo social) que estaban en el espacio donde estos ejercieron el poder? Con esta información habría sólo que tener cuidado para que los indicadores sean relativos es decir, relacionados con el número total de personas que podrían haber sido atendidas o beneficiadas con los programas puestos en marcha por los candidatos en su gestión previa. También es importante observar la institucionalidad que construyeron para hacer frente a las problemáticas pues hay temas en que los impactos tardan en evidenciarse. Por ejemplo, disminuir la incidencia de violencia familiar, de la desnutrición infantil o de la mortalidad materna.
En síntesis los electores debemos exigir más información de cuáles son los compromisos contenidos en las plataformas de los partidos y cómo los van a llevar a cabo y revisar la forma y los impactos del ejercicio del poder de los candidatos, en sus encargos previos. Esas deberían ser las líneas de los debates: las promesas, pero también los logros demostrables.
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