Costa Rica es un país que desde su conformación ha presumido de ser una patria donde todos sus ciudadanos son iguales y no estoy hablando precisamente ante la ley, sino iguales y homogéneos en sus características físicas, raciales y culturales ya que desde la época de la conquista, siempre se ha hecho creer a la mayoría de sus habitantes que esta era una tierra prácticamente exenta de indígenas y afrodescendientes además de otras culturas que en realidad no mostraron una presencia muy marcada en el país.
Y que por lo tanto la colonización se generó gracias a españoles de “sangre pura” dejando de lado los 800 años de ocupación árabe en España y ni que decir de los Judíos que en la antigua Sefarad vivieron hasta su expulsión, promulgada por los Reyes Católicos en 1492 y que debieron forzosamente convertirse al Catolicismo para no abandonar sus hogares y posesiones renegando de sus creencias ancestrales, las cuales en algunos casos se mantuvieron en secreto pasando a conformar una parte de la identidad española hasta la actualidad.
Así que durante siglos se pensó que estos españoles que llegaron a Costa Rica no provenían de ninguna de estas dos vertientes, estableciéndose aquí como españoles de “sangre limpia” que supuestamente no se mesclaron con los pocos indígenas que habitaban estos lugares los cuales fueron mermando gracias a las enfermedades que estos mismos colonos introdujeron a estas tierras.
Ya que la presencia de afrodescendientes según el imaginario impuesto históricamente solo se dio durante épocas muy posteriores precisamente con la construcción del ferrocarril al Atlántico, tesis que están más que superadas al respecto y demuestran que su llegada a Costa Rica fue muy anterior a esto.
Entonces en la actualidad cuando hablamos sobre la identidad de los costarricenses es importante destacar, el hecho de que en el país convergen una serie de diferentes etnias y razas además de diversas culturas que enriquecen el acervo de nuestra idiosincrasia, siendo muy importante la reforma al Artículo Primero de nuestra Constitución Política en donde se declara a Costa Rica, Multiétnica y Pluricultural.
Reivindicando más de 500 años de historia donde el imaginario colectivo de este país estuvo descrito por una generación que no incluyó a la totalidad de la población que habitaba esta región desde la época de la conquista y posteriormente, conformando lo que se conoce como la idiosincrasia costarricense, dejando de alimentar el mito de una sociedad blanca y carente de otras etnias y razas que en realidad se mezcló con los Colonizadores Españoles por siglos donde la identidad de los costarricenses surgió como este abanico multiétnico y pluricultural que refleja a todos los que conforman esta Nación y no solo de unos pocos.
Y que por lo tanto requiere de nuevas políticas que marquen la pauta inclusiva de esta realidad que nos abarca a todos, donde temas como la discriminación, el racismo, antisemitismo, islamofobia y otros tipos de marginación hacia las “minorías” en este País ya no es posible, debido a esta diversidad de habitantes que no conforman una minoría sino la parte fundamental de nuestra idiosincrasia con ciudadanos que no solo representan a una sociedad más diversa sino también única en su conformación e identidad en toda América Central.
Por ello en el marco de esta reforma constitucional, se deben incluir también los mecanismos legales que hagan de esta Costa Rica Multiétnica y Pluricultural una realidad más allá del discurso y se forje un camino de diálogo y replanteamiento donde todos sus habitantes juntos: Indígenas, Judíos, Afrodescendientes, Árabes, Nicaragüenses, Chinos y en fin, todos aquellos a los que se refiere el Artículo Primero de la Constitución Política, sean tratados y considerados como Costarricenses en igualdad de condiciones ya que su identidad está conformada por una diversidad de llamadas “minorías” que en realidad son las que conforman su total y verdadera idiosincrasia. (Especial para el Diario Judío.com de México)
San José, Costa Rica.-
07 02 2016
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