Las personas se presentan ante los demás con distintos rostros. Creemos que conocemos a las personas cercanas a nosotros y sólo sabemos una parte de ellos. Tenemos rostros que no mostramos, nos esmeramos en presentar el adecuado, aquel que conviene en ciertos momentos, el alegre, el triste, el que aparece como muy independiente o dependiente según el caso. ¡Oh sorpresa! Cuantas facetas de los otros que no conocemos. Nosotros también tenemos distintas formas de presentarnos, de acuerdo a las circunstancias. No podemos ejercer el mismo rol en todos momentos.
La maestra lo es solo en el salón de clases, cuando trata a sus amigas como si fueran sus alumnas está buscando un rechazo. La niña buena en su casa no lo es tanto en la escuela. El jovencito que come con poca elegancia en casa, sorprende en casa de los demás. Tomás, 10 años, fue invitado a comer a casa de un amigo de la escuela, cuando Ana, la madre de Tomás se encuentra con Lilian, la madre de Natalio, se sorprende cuando esta le dice: “Qué educación tan maravillosa le has dado a tu hijo” quedamos sorprendidos de su forma de comer, su forma de tomar los cubiertos en muy elegante, ojalá y mis hijos fueran como el tuyo. Ana trata de esconder su sorpresa y evita hacer preguntas tontas.
Silvana se ha desarrollado en su familia de origen como “una pobrecita, digna de lastima, que requiere de apoyo. En su trabajo es eficiente pero cuenta poco al respecto y sus hermanos no tratan de indagar más. “Saben o creen saber quién es Silvana” La familia la conoce como alguien enfermo y necesitado a quien hay que apoyar constantemente. Se ha convertido en un lastre que cuesta trabajo arrastrar. Ha hecho lo posible por no ser incluida en muchas de las reuniones familiares y muestra ante los ojos de los demás una soledad pavorosa
Sin embargo, cuando fallece aparecen ciertas amistades y algunas de las cosas y objetos que deja muestran una vida social de la cual no se sabía nada. Lo único que mostró ante la familia, fue un rostro que provocó culpa y lástima. Esa imagen escondida surgió después de su muerte. Sus familiares están sorprendidos y con una sensación en el alma que los corroe. Los dejó con un pellizco de angustia en el corazón, el paladar y las vísceras al esconder esta faceta.
No hay enojo en la familia pero sí una sensación de tristeza ante lo irreparable. ¿Por qué ese comportamiento? ¿Para poder provocar remordimientos que le convenían? Lo único que queda claro es que poco conocemos a quienes nos rodean. Ahora que se había ido, aparecía una forma de vida más airosa que la que había mostrado. ¿Por qué y para qué?
Lela, siente una emoción extraña, un vago sedimento de melancolía por no haber participado en esta faceta de la vida de Silvana. Los remordimientos no hubieran existido. Se había abierto una puerta que permaneció cerrada ante los ojos de la familia. Ahora se podía disfrutar, habían comprendido que Silvana tuvo partes brillantes en su vida y esto produjo alegría en sus hermanos. Ella logró vivir a su manera fuera de lo establecido por ciertas reglas sociales. Habían descubierto que se amaba a sí misma más de lo que habían pensado.
Creemos que sabemos todo del otro, y conocemos solo una pequeña parte que nos quieren mostrar. En el caso de Silvana, a los ojos del mundo apareció esa otra parte que produjo alegría en quienes estaban ignorantes de ese otro rostro que sólo mostraba en ciertos círculos sociales con un talento que nadie sospechaba. Tenía gustos sofisticados, ropa bonita y se movía en círculos donde los temas de los que se hablaba no eran para todos los oídos. Había personas que la querían y disfrutaban con ella. Se mostraba alegre ante el amor que recibía. Ajena al alboroto que armaban aquellos que se veían como los buenos, los correctos. Se adaptó con ciertos grupos sociales, aprendió sus reglas y se amoldó a ellas en forma exitosa.
Sus hermanos sintieron alegría ante el engaño, ella había tenido una vida buena, diferente a lo pensado por algunos de su familia. Habían encontrado una luz brillante en su vida que se les había mostrado oscura; una luz nueva alumbraba la vida de su hermana. , una visión sorprendente de una mujer amada por sus amigos. Una faceta que desconocían. Silvana ocultó ese rostro para poder seguir en el papel que su familia le había asignado. No es fácil ni “conveniente” salirse del papel de víctima.
Todos los miedos y culpas que asaltaron a Lela, desaparecieron, sorbió las lágrimas que enturbiaban sus pupilas El pedazo del pasado que conocía se desvaneció y apareció una imagen más positiva de su querida y aislada hermana. Sus sentimientos se habían transformado. Descubrir esa otra faceta había tenido un efecto curativo en la hermana de Silvana. Ahora podía revestir la imagen de la muerta con inquietudes desconocidas para la familia y conocidas para sus amistades. La visión de ella se adornó con flores de colores.