Hablar de Francia, es hablar de vino, de tradición, de una de las mejores regiones vitivinícolas del mundo. Burdeos es la zona productora más famosa de Francia y claro, del mundo, con más de 115 mil hectáreas dedicadas al cultivo de la vid.
Su belleza cautivó al exitoso empresario Peter Kwok, quien a través de Vignobles K Group, se ha dedicado a reagrupar 7 propiedades vitivinícolas para producir vinos fabulosos, al mismo tiempo que se honra el pasado histórico de cada una de ella.
Muy cerca de Burdeos se encuentra Saint-Émilion, una región formada por verdes colinas, donde se cultivan las uvas con las que se elaboran vinos de renombre. Además de su amor por el vino, la ciudad tiene un importante patrimonio arquitectónico y cultural, que nos envuelve con la nostalgia de sus edificios, fortificaciones, palacios e iglesias, haciendo que sea un destino ideal para enamorarnos del vino y de la historia fascinante que lo rodea.
Creada a finales del siglo XVIII, la finca del Château Bellefont-Belcier su ubica en la ladera sur de Saint-Laurent-des-Combes, en el área de la denominación Saint-Émilion Grand Cru cerca de Château Pavie, Château Larcis-Ducasse y Château Tertre Roteboeuf. La historia del Château es tan fascinante como los vinos con que nos regocija, pues perteneció originalmente a una familia de Burdeos muy poderosa de finales del siglo XVIII, cuando el conde Louis-François de Belcier fundó el viñedo por primera vez y luego, a principios del siglo XIX, construyó el castillo que nombró Bellefont, uniendo las palabras Belle y Fontaine, que significa ‘hermosa fuente’ y es una referencia a los numerosos manantiales escondidos en la ladera y que alimentan a las vides. Las 13,5 hectáreas del viñedo se divide en tres áreas dependiendo del tipo de suelo, en las que se cultivan tres variedades tintas de Burdeos: Merlot, Cabernet Franc y Cabernet Sauvignon, con edad media de las cepas es de unos 35 años y que representan la esencia del terroir.
El Tour Saint Christophe se encuentra en Saint-Christophe-des-Bardes en las fronteras de Saint-Émilion, y además de la producción de vinos deliciosos, su arquitectura es un elemento que llena de vida a la comunidad, pues su viñedo está parcialmente ubicado en terrazas estrechas, creando un paisaje en cascada sobre la ladera de Cassevert, con vistas al valle de Saint Laurent. Desde que fue adquirido por Peter Kwok y su hija Karen en 2012, su restauración se ha enfocado en respetar la producción histórica de sus vinos junto con una meticulosa restauración de los viñedos, que ha incluido la construcción a mano de las terrazas.
Château Le Rey es una hermosa propiedad de 12 hectáreas situada en la orilla derecha de la Dordoña, es una posición privilegiada en la meseta de Sainte-Colombe, una pequeña ciudad al este de Saint-Émilion, donde vivimos la historia a través de los restos de una villa romana aún decorada con mosaicos, y con su iglesia siglo XII. La historia de la finca se remonta a la época de Luis XIII, y desde entonces se ha ganado la reputación de gran productora de vinos en los que se saborea el terroir.
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