Los importantes aportes del judaísmo egipcio en un país en el que ya no hay judíos

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La relación entre los judíos y Egipto se remonta a tiempos muy antiguos. La historia de Maimónides y la Sinagoga Ben Ezrah de Fustat, donde estuvo el mayor deposito documental de una historia de mil años del Pueblo Judío, la Geniza, bastaría para darnos idea de la importancia de la existencia judía en Egipto. En la actualidad salvo las antiguas sinagogas restauradas ha quedado poco y nada de tan importante pasado.

La historia del Egipto moderno ha contado con un notable protagonismo judío desde sus sectores económicamente más encumbrados hasta la lucha llevada a cabo por los judíos comunistas. El protagonismo que tuvo el sionismo y la diversidad de los orígenes y condiciones de la población judía residente allí forman parte de una historia de una trama muy intrincada y compleja si tenemos en cuenta además las grandes diferencias existentes entre los grupos que conformaban la comunidad judía. Diversidades étnicas, culturales, sociales y de clase. Un gran y fascinante mosaico constituido por al pueblo judío de Egipto.

En este el relato de una de las comunidades más importantes de Medio Oriente desde donde llegaron la mayoría de los judíos a Egipto, durante la existencia del viejo Imperio Otomano. También llegaron de África del Norte, de Europa occidental y oriental. La apertura del Canal de Suez en 1869 creó nuevas rutas de comercio y determinó la fuerte presencia de las dos potencias coloniales, Gran Bretaña y Francia. En ese momento, Egipto se convirtió en un país que ofrecía grandes oportunidades económicas para los inmigrantes. Atrajo a personas de diferentes antecedentes étnicos, religiosos y profesionales de toda la cuenca del Mediterráneo y más allá, incluyendo judíos.


Egipto fue técnicamente una provincia del Imperio otomano hasta 1914, cuando se convirtió en un protectorado británico hasta 1922, por eso era relativamente fácil para sus súbditos pasar de una provincia a otra. La dominación británica desde 1882 permitió un clima de seguridad y estabilidad política que estimuló el establecimiento de los extranjeros en Egipto, creó vínculos comerciales con Europa y desarrolló nuevas industrias. La población de Egipto en general (cristiana y judía) estaba definida por su identidad religiosa. La comunidad judía tuvo una condición autónoma hasta 1952, provenía del sistema otomano establecido para las minorías no musulmanas (minoría religiosa protegida legalmente) el llamado millet.

Los judíos que llegaron de diferentes países 

La mayoría de los inmigrantes judíos eran sefaradím. Provenían de Estambul, Esmirna (Izmir moderno), Salónica, Alepo y Damasco. También llegaron de Marruecos donde los judíos todavía padecían persecuciones y abusos generalizados y vivían confinados en la mellah (una especie de gueto marroquí). Egipto también proporcionó un refugio para cientos de judíos asquenazíes que huían de los pogromos y persecuciones en Rusia, Rumania y Polonia, particularmente después del pogromo de Kishinev de 1903 y trataban de evitar el servicio militar en el ejército ruso (‘Cantonismo’). Un régimen terrible de servicio militar que condenaba a los judíos a pasar una existencia penosa destinada a desarraigar a los soldados de su condición judía. Igualmente los judíos de la isla griega de Corfú encontraron refugio en Egipto, huyendo de los disturbios de la población griega después de las acusaciones de libelo de sangre de 1898.

Los judíos también fueron migrando desde Italia y Francia. Una familia vino de Holanda, en la década de 1840, invitada por Mohammed Ali, (el virrey de Egipto), debido a sus conocimientos financieros. Los Caraítas se consideraban egipcios por su larga residencia en estas tierras y por su cultura árabe, aunque los judíos de la alta burguesía no creían que su carencia de estos atributos los hacía menos egipcios. Este sector de la comunidad fue conformada en gran parte por inmigrantes sefardíes de Aleppo, Estambul, Esmirna, Salónica y Túnez que encontraron un refugio y oportunidades de progreso en la expansión de la economía creada por el auge del algodón y la apertura del Canal de Suez. Estos lugares fueron parte del Imperio otomano, como era Egipto hasta 1914, por lo que los inmigrantes judíos no eran jurídicamente extranjeros. Eran árabes y, ocasionalmente, turco parlantes y su cultura “Oriental” les permitieron aclimatarse fácilmente a este nuevo país…

Los judíos en Egipto su liderazgo

Las conexiones de parentesco en toda la cuenca mediterránea, una larga tradición de actividad comercial diaspórica, la participación en las culturas locales del Levante y la posesión de la cultura francesa les permitieron a los empresarios judíos actuar en el extranjero como intermediarios comerciales entre Europa y los reinos otomanos y obtener la ciudadanía exterior en el proceso. A la sombra de la dominación colonial británica, desde 1882 a 1922, varias familias sefardíes establecieron empresas por cuenta propia y en conjunto con europeos y posteriormente con musulmanes egipcios como socios. Estas alianzas se convirtieron en instituciones prominentes de la clase empresarial egipcia durante la primera mitad del siglo XX y habían vinculado la prosperidad de la alta burguesía judía con Egipto y su futuro.

Yusuf ‘ Aslan Qattawi (Cattaui) Pasha (1861-1942) fue el presidente del Consejo de la comunidad judía sefaradí del Cairo entre 1924 y 1942. Su familia residía en Egipto desde el siglo VIII y él que se identificaba como un egipcio de fe judía.. Era el judío egipcio más destacado de la época de entreguerras, por la importancia de su fortuna y de sus actividades políticas, además de su liderazgo comunitario. Yusuf Aslan Pasha se convirtió en el director de la compañía de azúcar egipcio y presidente de la compañía de Kom Ombo, que desarrollaba y cultivaba azúcar en 70.000 hectáreas de tierra desértica de la provincia de Asuán. La industria azucarera fue la base de su poder y desde donde amplió y expandió sus redes financieras y comerciales. La Qattawi estableció varias empresas industriales, financieras e inmobiliarias como lo hicieron los Suarès, también sefaradíes y otras familias judías, amasando un considerable poder económico y político.

Tal’at Harb, apóstol del nacionalismo económico egipcio el fundador del Banco Misr mantuvo estrechas relaciones con la élite judía de el Cairo. Cuando Tal Harb estableció el Banco Misr en 1920, invitó a dos judíos prominentes, Yusuf ‘ Aslan Qattawi y Yusuf Cicurel a unirse a él como directores fundadores del Comité Ejecutivo de la Cámara de Comercio de Egipto y de la Comisión de Comercio e Industria, Qattawi se convirtió en vice presidente de la Junta. Bajo su liderazgo, el consejo de la comunidad sefaradí del Cairo adoptó una posición distante del sionismo. Aunque su abuelo aparentemente adquirió la ciudadanía austríaca, Yusuf ‘ Aslan era un ciudadano egipcio, porque esta era la condición para ser miembro de la junta de banco Misr. Su educación francesa no fue un obstáculo que lo excluyera, era un símbolo de modernidad y progreso común a los hijos de la élite establecida, la comunidad empresarial y muchos líderes intelectuales de principios del siglo XX.

La identidad egipcia de la familia Qattawi fue reforzada por sus vínculos con la familia real y por un intenso activismo político. Fue ministro en dos gobiernos pro monárquicos en 1924-25, su esposa, Alicia Suarès fue la primera dama de honor de las reinas Farida y Nazli. Aunque fue muy nacionalista, sus hijos, que le sucedieron en sus actividades políticas y económicas, fueron educados en Suiza. Cuando Yusuf ‘ Aslan Pasha se retiró del Senado en 1938, el rey Faruk nombró a Aslan para reemplazar a su padre y en el mismo año René fue elegido diputado. Ambos conservaron sus posiciones hasta 1953, cuando el Parlamento fue disuelto por el régimen que estableció la revolución que destituyó al rey Faruk colocando a un militar, Naguib en la presidencia de Egipto.

Los judíos egipcios y los conflictos entre nacionalistas y los sionistas 

René Qattawi heredó el liderazgo de su padre en la comunidad judía Sefaradí del Cairo, sostenía que los judíos debían considerarse ciudadanos egipcios de religión judía y en 1935 alentó la formación de una asociación de la juventud judía egipcia cuyo manifiesto proclamaba “Egipto es nuestra patria, el árabe es nuestra lengua” llamando a los judíos a tomar parte en el renacimiento nacional egipcio. La Asociación de jóvenes judíos egipcios y su periódico, Al-Shams, apoyaron a René Qattawi para la presidencia de la comunidad sefardí del Cairo como el candidato más capaz para promover la arabización y egipcianización de la comunidad.

René Qattawi se opuso agresivamente al sionismo político, que obtuvo un apoyo importante por primera vez durante la 2da. Guerra Mundial. En noviembre de 1944 él y Edwin Goar, el vicepresidente de la comunidad judía de Alejandría enviaron una “Nota sobre la Cuestión Judía” al Congreso Judío Mundial reunido en Atlantic City, argumentando que Palestina no podría absorber a todos los refugiados judíos europeos y señalando el trato ejemplar brindado por Egipto a los judíos. A fines de 1944 y principios de 1945, Qattawi mantuvo una importante correspondencia con Léon Castro, el secretario del Sionismo Egipcio, exigiendo que Castro cerrara los campamentos de los movimientos juveniles sionistas. Qattawi fue incapaz de imponer su voluntad sobre los sionistas del Consejo Comunitario, y por esa razón renunció en agosto de 1946.

René Qattawi se opuso agresivamente al sionismo político, que obtuvo un apoyo importante por primera vez durante la 2da. Guerra Mundial. En noviembre de 1944 él y Edwin Goar, el vicepresidente de la comunidad judía de Alejandría enviaron una “Nota sobre la Cuestión Judía” al Congreso Judío Mundial reunido en Atlantic City, argumentando que Palestina no iba poder absorber a todos los refugiados judíos europeos y señalando el trato ejemplar brindado por Egipto a los judíos.

A fines de 1944 y principios de 1945, Qattawi mantuvo una importante correspondencia con León Castro, el secretario del Sionismo Egipcio, exigiendo que Castro cerrara los campamentos de los movimientos juveniles sionistas. Qattawi fue incapaz de imponer su voluntad sobre los sionistas del Consejo Comunitario, y por esa razón renunció en agosto de 1946. La familia Qattawi mantenía relaciones de negocios con todas las principales familias musulmanas de la emergente burguesía egipcia del período de entreguerras. Tales alianzas comerciales entre comunidades eran comunes entre otras ricas y poderosas familias burguesas judías como los Adès, Aghion, Goar, Mosseri, Nahman, Pinto, Rolos, Tilche. Otras familias burguesas judías operaban dentro de una “economía étnica”.

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