Los judíos de Sarajevo y Croacia

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Algunos de los más valiosos ejemplos de la cultura sefardí y el patrimonio de Europa, de hecho, están situados en algunos de los destinos turísticos más populares y fascinantes de la región, la capital bosnia, Sarajevo, y los antiguos y gloriosos puertos croatas de Split y Dubrovnik.

SARAJEVO

En un valle en medio de las montañas, la capital de Bosnia es un extraordinario complejo urbano donde la confrontación entre el Este y el Oeste es evidente por todas partes. Largamente gobernada por el Imperio Otomano, quedó bajo el control de Austria en 1878. Las antiguas mezquitas varias veces centenarias y una ciudad al viejo estilo turco conviven con edificios de fines del siglo XIX construidos al modo austríaco o a cómo eran en Europa Central. Sarajevo debe ser la única ciudad importante en Europa, donde se pueden encontrar una sinagoga, una mezquita, y las iglesias católicas y ortodoxas prácticamente en la misma calle.

La comunidad judía fue una de las más importantes de la región de los Balcanes durante siglos. Antes de la Segunda Guerra Mundial, casi una quinta parte de la población local estaba integrada por 12.000 judíos. Alrededor del 85 por ciento de los judíos de Sarajevo fueron asesinados en el Holocausto, y la comunidad judía hoy en día está compuesta por cerca de 700 personas. Desde la finalización de la Segunda Guerra Mundial, las actividades comunitarias judías se han concentrado en la sinagoga ashkenazi, un templo de gran estilo árabe con cuatro torres en las esquinas que fue construido en 1902 en la orilla del río Miljacka. Se renovó en la década de 1960 para incluir las oficinas de la comunidad y salas de reuniones, así como un santuario.


El histórico barrio judío de Sarajevo se encuentra al otro lado del río, en la zona del casco antiguo, cerca de un colorido mercado con un extenso complejo de pequeñas tiendas, talleres artesanales, cafés y elegantes mezquitas.

Ahí se encuentra la Sinagoga Vieja, un austero edificio de piedra construido originalmente en 1581, cuando el bajá gobernante creó un barrio especial para los judíos, llamado El Cortijo. La sinagoga fue reconstruida después de un incendio devastador en 1879 y en la década de 1960 fue convertida en el museo judío de la ciudad. Cuando estalló la guerra de Bosnia en 1992, el Museo Judío fue cerrado y se convirtió en un lugar de almacenamiento para las colecciones de otros museos de la ciudad. En el verano de 2004 se reabrió como museo, bajo una nueva administración que incluye la comunidad judía, así como representantes de la ciudad.

En la víspera de Rosh Hashaná unos meses más tarde, el edificio fue consagrado nuevamente como un lugar de culto. Una mezuzá fue colocada en su puerta y, durante los servicios, las melodías tradicionales de la liturgia judía sefardí se cantaron allí por primera vez luego de más de sesenta años. La sinagoga permanecerá como un museo judío y también será utilizado para el culto en ocasiones especiales. Al lado hay otra sinagoga – fundada en 1746, que ahora es utilizada como una galería de arte.

El legendario Cementerio judío de Sarajevo se encuentra enclavado en la ladera de la montaña Trebevic con vistas a la ciudad y es uno de los más famosos cementerios sefardíes en el mundo. Fundado en 1630, es conocido por sus características lápidas, en forma de bloques macizos de piedra, ligeramente redondeados con inscripciones en hebreo en una de sus caras. Durante la guerra de Bosnia en la década de 1990, el cementerio estaba en la primera línea de la lucha en el sitio de Sarajevo, utilizado por los serbobosnios como una posición de artillería para disparar sobre la ciudad. La sala de ceremonias y muchas de las tumbas sufrieron grandes daños, sobre todo por el fuego que venía desde abajo, los serbios llenaron de minas la zona antes de que finalmente se retiraran. Después del final de la guerra, un esfuerzo internacional sacó las minas y limpió y reparó los daños causados por la guerra.

La reliquia más famosa judía de Sarajevo es, sin duda, la Hagadá de Sarajevo, un manuscrito del siglo XIV traído por los judíos de Aragón cuando abandonaron la Península Ibérica. Desde 1894 es propiedad del Museo Nacional de Sarajevo, el manuscrito de 109 páginas, profusamente ilustrado con pinturas exquisitamente iluminadas, ha sido durante mucho tiempo el símbolo de la presencia judía en los Balcanes. En 1941, cuando los nazis ocuparon Sarajevo, uno de los primeros objetos que buscaban era la Hagadá de Sarajevo. Sin embargo, gracias al ingenio del director del Museo Nacional, Jozo Petrovic, y al curador del museo, Dervis Korkut, la Hagadá se mantuvo fuera del alcance de los nazis.

No está claro qué pasó con la Hagadá durante la Segunda Guerra Mundial, pero hay varias leyendas alrededor de su escondite. Un relato dice que el director del museo llevó el libro a una mezquita en un pueblo, en el monte Bjelašnica, donde el imán lo ocultó debajo del su umbral. Otra leyenda afirma que estaba enterrado debajo de un árbol durante la duración de la guerra. De acuerdo con la Sociedad Humanitaria judía de Sarajevo, La Benevolencija, el libro fue, muy probablemente, escondido en una estantería oculta en la biblioteca en el Museo Nacional. Cualquiera sea lo que haya sucedido, el libro reapareció en el Museo Nacional de Bosnia y Herzegovina en 1945.

La Hagadá de Sarajevo se mantuvo en el museo hasta 1992, cuando la institución, junto con toda la ciudad, entró en estado de sitio. A diferencia de otros valiosos manuscritos y piezas de museo que desaparecieron entre las llamas de la guerra, la Hagadá fue protegida por el valiente director del museo, el Dr. Enver Imamović, así como varios agentes de policía y los miembros de la unidad de la defensa local. A continuación, el libro fue transferido a la bóveda del Banco Nacional de Bosnia y Herzegovina, donde esperó hasta que llegaron días mejores, esto sucedió en 1995, donde se demostró que había permanecido intacta. Ahora es exhibida en una sala especial en el museo.

SPLIT

El corazón de este antiguo puerto del Adriático es prácticamente un museo al aire libre, dominado por los restos del enorme palacio construido por el emperador romano Diocleciano a finales del siglo III e.c.

En tiempos de los romanos, los judíos vivían en Salona, que una vez fue un importante puerto romano y ahora en las afueras de Split, llamada Solin. Durante unas excavaciones arqueológicas se halló allí una lápida sepulcral judía y lámparas de aceite grabadas con menorás. Salona fue destruido por los invasores en el siglo VII, y, junto con otra gente los judíos, presumiblemente, se refugiaron en el interior del palacio cercano. Este nuevo asentamiento se convirtió en la ciudad de Split. En algunas de las paredes interiores del palacio, los arqueólogos han descubierto menorás talladas que datan del siglo XII y se hallan concentradas en una zona donde se cree que han estado viviendo los primeros judíos.

La primera evidencia documental de una comunidad judía en Split data de mediados del siglo XIV, cuando los registros episcopales mencionan una “gran sinagoga” dentro de las paredes del palacio. Los exiliados judíos de España y Portugal se incorporaron a la comunidad a fines del Siglo XV y principios del siglo XVI. Hoy en día, sólo alrededor de 100 judíos viven en Split. Pero la sinagoga y otros restos de la judería medieval, situados en la parte noroeste del palacio y que aun llaman el gueto, todavía existen. La sinagoga se encuentra en un callejón estrecho llamado Židovski prolaz (paso judío). Otro callejón cercano se llama “Lugar de los Judíos” y a la torre noroeste del palacio se la conoce como “Puerta de los Judíos”.

Se cree que la sinagoga data del Siglo XVI, ha sido reconstruida y renovada muchas veces. Desde el exterior, se la ve como un simple edificio residencial. Durante la ocupación italiana en 1942, los fascistas italianos devastaron el pequeño santuario y destruyeron la mayor parte de los objetos rituales, los rollos de la Torá, libros y archivos antiguos en una hoguera pública en la plaza principal de la ciudad. La sinagoga fue restaurada después de la guerra, y fue renovada s a mediados de la década de 1990.

El fascinante Cementerio antiguo judío de Split se extiende en la ladera este del Monte Marjan, con vistas a la ciudad. A los judíos se les otorgó este sitio para ser utilizado como cementerio en 1573, después de la llegada de los judíos ibéricos exiliados, pero la lápida más antigua existente es de 1717. El cementerio es una de los más antiguos de esta región de Europa y, con unas 700 lápidas, es uno de los más grandes. Hay dos tipos de estilo de tumbas, ambos horizontales a la manera sefardí: uno tiene la forma de un sarcófago, y la otra es una losa plana. Ambos tipos tienen inscripciones en hebreo, grabadas con frecuencia con una elaborada caligrafía.

DUBROVNIK

Sorprendentemente situado sobre un espolón rocoso que se interna en el mar, la histórica ciudad fortaleza de Dubrovnik merece su apodo, la perla del Adriático. El centro de la pintoresca Ciudad Vieja tiene un amplio paseo peatonal llamado Stradun. Se registra presencia judía en Dubrovnik desde el Siglo XIV, pero la comunidad comenzó a florecer después de la llegada de refugiados procedentes de España y Portugal. Hoy, menos de 40 judíos viven en la ciudad. Un gueto judío se estableció en la segunda mitad del siglo XVI en una sola calle, Zudioska ulica (Calle Judía), un empinado, estrecho callejón al lado de la Stradun. El gueto se componía de 11 viviendas y una sinagoga, y estaba cerrado por puertas en cada extremo. Las casas estaban conectadas entre sí y también con la sinagoga por los pasillos interiores.

La sinagoga fue construida en el siglo XV en el piso superior de un angosto edificio de piedra de dos pisos en Zudioska 5. Desde el exterior, se parece a la mayoría de las otras construcciones de la calle, a excepción de sus ventanas enmarcadas por arcos ojivales sarracenos. En el interior, el santuario fue reconstruido en el estilo barroco de la mitad del siglo XVII y cuenta con una bimah delicadamente tallada en madera, y un arca de madera flanqueada por columnas corintias de fuste torcido.

La sinagoga sobrevivió a un terremoto de gran magnitud en 1667 y también a la Segunda Guerra Mundial. Cuando Dubrovnik fue atacada por las fuerzas serbias en 1991 y 1992, dos proyectiles impactaron sobre su techo causando graves daños, pero el edificio fue sometido a una restauración completa y fue consagrado en 1997.

En el suelo debajo del santuario, dos habitaciones han sido reformadas como salas de exposiciones para la preciosa colección de objetos rituales de la sinagoga. Estos incluyen objetos de plata y tejidos valiosos, así como rollos de la Torá escritos en los siglos XIII y XIV que fueron llevados a Dubrovnik por los judíos sefaradíes. Fueron sacados de la sinagoga y ocultados de los nazis durante la Segunda Guerra Mundial.

Como en el resto de Europa la Shoá destruyó a una judería de la que solo quedan escasas y devastadas comunidades.

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