Los juicios de criminales nazis: justicia y memoria

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La justicia es como un tren que siempre llega tarde” decía Yevgeny Yeutushenko, poeta judío de Babi Yar, campo de exterminio en donde se concretó una de las matanzas más cruentas dentro del trágico historial del Holocausto. La maquinaría legal internacional tendrá que continuar su marcha para evitar que la justicia llegue demasiado tarde.

Con la revitalización de las consignas nazis en muchas latitudes así como de la violencia racista, amplios sectores de la opinión pública internacional se preguntan consternados si están evidenciando el regreso de la historia. Al finalizar la segunda guerra mundial la tendencia generalizada fue la de promover todo intento por ubicar a los trágicos acontecimientos en su justa dimensión, juzgando a los culpables y reivindicando el sufrimiento de las víctimas. Detrás de este esfuerzo conjunto se buscaban rescatar valiosas lecciones morales y filosóficas para evitar futuras catástrofes.
En este contexto el evocar los Juicios de Nuremberg, celebrados entre 1945 y 1946 por un Tribunal Internacional Militar compuesto por jueces de Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia y la Unión Soviética reunido para enjuiciar a 22 líderes nazis, quizá contribuya a frenar impulsos destructivos que amenazan la convivencia basada en el respeto a las diferencias.

En Nuremberg, Alemania los miembros del jurado escucharon incontables testimonios de víctimas judías quienes relataron los horrores cometidos contra los prisioneros de campos de concentración así como el asesinato sistemático en los campos de exterminio. Los otrora arrogantes líderes nazis se defendían argumentando que siempre desconocieron lo que en realidad sucedía o que simplemente “seguían órdenes”. Sólo uno de los acusados, Hans Frank, comandante nazi en Polonia, expresó su inmitigable remordimiento ante los crímenes germanos. “Mil años pasarán”, declaró Frank, “y la culpa de Alemania no se borrará”. Años atrás Frank había supervisado la deportación de una gran mayoría de los 3.5 millones de judíos de Polonia hacia los campos de concentración y en 1941 declaró: “No pido nada de los judíos, excepto que desaparezcan… Debemos destruirlos en donde los encontremos y cuando se nos presente cualquier oportunidad”.
Al finalizar los juicios, 12 líderes nazis fueron sentenciados a la horca, tres fueron absueltos, tres fueron condenados a prisión perpetua y cuatro recibieron prisión de 10 a 20 años.


ANTECEDENTES
Ya desde el inicio de la segunda guerra mundial violaciones nazis a las leyes de guerra fueron reveladas. Los gobiernos de Gran Bretaña, Polonia, Francia y Checoslovaquia responsabilizaron al Tercer Reich de los actos criminales así como de la persecución de poblaciones civiles.
El primer juicio contra criminales de guerra fue llevado a cabo en territorios liberados de la URSS. Fue en 1942 cuando se propuso la creación de una organización abocada a castigar a los criminales de guerra. Un año después se constituyó una comisión de con el objetivo de investigar a los individuos responsables. Se elaboró una lista de criminales nazis y se sugirió así mismo que las organizaciones políticas y gubernamentales que habían facilitado el genocidio judío fueran clasificadas como criminales y juzgadas como tales. Dicha comisión -integrada por 17 países aliados- trabajó a través de tres comités abocados a: a) el análisis de hechos y evidencias, b) la ejecución del fallo y c) la asesoría legal.
El ocho de agosto de 1945 representantes de E.U., Gran Bretaña, la URSS y el gobierno provisional de Francia firmaron un acuerdo en el que se incluían los postulados para conformar un tribunal que enjuiciara a criminales de guerra. Las actividades de esta comisión culminaron en el Acuerdo de Londres de 1945 que estableció el Tribunal Militar Internacional de Nuremberg. Posteriormente 19 naciones más aceptaron esta propuesta y el tribunal recibió la autorización de enjuiciar a todo individuo u organización culpable de cometer:
a) Crímenes contra la paz que incluían la planeación e inicio de conflictos armados en violación a los tratados y acuerdos internacionales.
b) Crímenes contra la humanidad que abarcaban el exterminio, la deportación y el genocidio.
c) Violaciones a las leyes de guerra.
En la primera sesión del Tribunal llevada a cabo en Berlín el 18 de octubre de 1945 bajo la presidencia del general soviético I.T. Nikitchenko, 22 líderes nazis y varias organizaciones (como la Gestapo, la SS, etc.) fueron juzgados por crímenes de guerra. A partir de noviembre las sesiones se realizaron en Nuremberg bajo la presidencia de Geoffrey Lawrence, juez británico.
Los fiscales de las cuatro potencias presentaron una acusación conjunta en la que se detallaban los cargos. En la preparación del material así como durante el juicio, los fiscales contaron con la cooperación de los delegados de miembros de la Alianza Antinazi y de representantes de organizaciones judías. Por primera vez el tema específico de los crímenes en contra de judíos dentro del marco de la política nazi conocida como “Solución Final” fue considerado. No obstante los crímenes anteriores a la guerra -el boicot contra judíos de 1933, las leyes de Nuremberg de 1935 o la Kristallnacht (Noche de los Cristales Rotos) en 1938- no fueron abordados.
El equipo de fiscales tardó cuatro meses en presentar su caso pero al concluir los acusados y sus abogados comprendieron que el cuerpo de evidencia contra el que tenían que luchar era más extenso y concreto de lo que habían imaginado. Sería inútil negar los hechos por lo que tenían que establecer una estrategia defensiva. En la primera etapa del juicio la defensa adoptó una moción conjunta para desafiar la validez del Tribunal Militar Internacional argumentando que actuaba en contra del principio consensual de que un individuo no puede ser condenado por un hecho a menos de que hubiese sido declarado criminal por una ley que existiese en el momento en que el acto hubiese sido cometido. El tribunal rechazó esta postura.
Más adelante la defensa intentó argumentar que los mismos crímenes fueron cometidos por los aliados y que en la mayoría de los casos sólo habían actuado conforme a las órdenes de Hitler, jefe de gobierno y comandante supremo de las fuerzas armadas. El Tribunal rechazó ambas demandas así como el argumento presentado por la defensa de que es el Estado y no los individuos el culpable de crímenes de guerra. Todo ser humano debe ser juzgado por sus actos y si se busca que las leyes internacionales se apliquen, los culpables deben recibir su justo castigo.
Los procedimientos (216 sesiones) se prolongaron durante 10 meses y el primero de octubre de 1946, fecha que coincidía con el Yom Kipur, día del perdón dentro del calendario hebreo, el jurado rindió su veredicto: Del 16 al 17 de octubre se ejecutaron las sentencias de los 12 criminales nazis con excepción de Herman GÖering -jefe de la Gestapo y fundador de la Fuerza Aérea Nazi- quien se suicidó ingiriendo cianuro. Muchos de los más prominentes criminales lograron evadir la justicia y no fueron juzgados, como es el caso de Walter Kutschmann, responsable de la matanza de Lvov; Franz Rademacher, Jefe del Departamento de Asuntos Judíos; Eduard Roschmann, Capitán de las SS y Henrich Muller, Jefe de la Gestapo, mientras que otros, como es el caso de Martin Bormann jefe de la cancillería del partido nazi- fueron juzgados in absentia.
El Tribunal Militar Internacional logró exponer detalladamente todo el proceso de políticas criminales adoptadas contra el pueblo judío abiertamente sin la utilización de eufemismos tales como “víctimas de la persecución racial’ o “pueblo sin estado” utilizados por los nazis. El material utilizado fue publicado en una edición oficial de 42 volúmenes que constituye una contribución invaluable para la administración de justicia así como para el estudio del régimen nazi y del Holocausto.

DESPUÉS DE NUREMBERG
     Después de dictar su veredicto la comisión se desintegró. Posteriormente se realizaron 12 juicios adicionales conocidos como “Subsecuentes Procedimientos de Nuremberg” en contra de criminales nazis quienes fueron juzgados por jueces norteamericanos entre 1946 y 1949. Durante estas sesiones nuevamente los actos de crueldad y aniquilamiento de judíos durante el régimen nazi fueron considerados. En el “Juicio Caso Pohl”, por ejemplo, se enjuició a los responsables de los crímenes en campos de concentración y exterminio; en el “Caso Einzatsgrupen” se condenó a las unidades móviles que ordenaron el asesinato de cientos de miles de judíos en el territorio soviético conquistado por los nazis y en el “Caso Ministry” 21 individuos fueron juzgados por crear la infraestructura para la implementación de los crímenes nazis.      En el último juicio “Caso del Alto Comandante” el fiscal R. Kempner presentó uno de los más importantes documentos nazis relacionado con el exterminio de judíos, extraído de los archivos del Ministerio de Exterior Alemán: Se trataba de las actas de la Conferencia de Wannsee en la que se solicitaba la cooperación de todo el partido nazi así como de las instituciones gubernamentales involucradas para implementar la Solución Final o sea el exterminio total de los judíos.
Además de Nuremberg distintas naciones celebraron juicios en contra de nazis, de acuerdo con sus principios legislativos. El caso más célebre fue el proceso llevado a cabo por la corte israelí en 1960 contra Adolfo Eichmann, del cual el acusado fue condenado a la horca, tras haber sido hallado culpable de ordenar el asesinato de cientos de miles de judíos.
Es imposible establecer el número de criminales nazis que participaron en la aniquilación de judíos durante la segunda guerra mundial. Aunque se logró que miles de ellos fueron enjuiciados muchos más lograron evadir a la justicia y encontraron refugio en tierras extranjeras, asumiendo nuevas identidades. En muchos casos fueron los mismos gobiernos aliados los que los protegieron para utilizarlos en su estrategia ofensiva en el marco de la guerra fría. No obstante utilizando los precedentes establecidos en Nuremberg, un gran número de criminales nazis han sido investigados y llevados frente a la justicia.      Algunos sobrevivientes, como Simón Wiesenthal exprisionero de Auschwitz, mejor conocido como “Cazador de Nazis”, y el matrimonio Klarsfeld, se han dedicado abrir expedientes sobre los criminales prófugos estableciendo relaciones con autoridades y organizaciones en muchos países con el objeto de capturar a los criminales nazis que aún continúan con vida.

1987: EL AÑO DE LOS CRIMINALES DE GUERRA NAZI
Por coincidencia o por destino, en 1987 se celebraron una serie de juicios y deportaciones en contra de criminales nazis. En el verano, en Lyon, Francia, Klaus Barbie, exgeneral de la SS fue juzgado y declarado culpable por haber cometido crímenes contra la humanidad y por la deportación y el asesinato de judíos franceses. Así mismo en Canadá, la Comisión Deschenes con apoyo gubernamental, recomendó el enjuiciamiento de 20 criminales en su territorio así como la investigación de 218 individuos sospechosos de colaborar con los nazis. En la Gran Bretaña miembros del Parlamento presionaron al gobierno para que enjuiciara a un grupo de supuestos nazis que vivían en el país.
Paralelamente Feodor Fedorenko, guardia de un campo de exterminio, es ejecutado en agosto después de haber sido enjuiciado en la URSS. También Karl Linnas, jefe de un campo de concentración en Estonia, es acusado de ordenar la ejecución de 12,000 personas, incluyendo 2,000 judíos.
En noviembre de 1987 Joseph Schwammbergeres capturado en Argentina por el asesinato de miles de judíos y en mayo de 1990 fue extraditado a Alemania para ser juzgado. Por último Rudolph Hess, comisionado de Hitler, se suicidó en la prisión de Spandau, en donde cumplía cadena perpetua acordada por el Tribunal de Nuremberg.

A FINALES DEL SIGLO XX
En la última década del convulsionado siglo XX, apenas cincuenta años después de los crímenes nazis, continúan los juicios en Europa y América. El caso de John Demjanjuk acaparó la atención mundial al haber presentado la defensa nuevas evidencias con el objeto de probar la inocencia del acusado. Después de un intenso juicio celebrado en Israel se determinó que había habido una confusión, que Demjanjuk no era “Iván el Terrible”, temido guardia de Treblinka, pero que sí había participado en el exterminio de judíos durante la segunda guerra mundial. A pesar de esto y como testimonio a la integridad del sistema legal israelí, fue exhonerado.
Los juicios a “revisionistas” del Holocausto, quienes intentan negar el aniquilamiento masivo de millones de judíos, son parte de este esfuerzo por rescatar la historia. Tal es el caso de Robert Faurisson, revisionista francés, quien en fechas recientes fue obligado a pagar una multa de $18,000 dólares por negar públicamente el Holocausto.

BIBLIOGRAFÍA

Chartock, Roselle & Spencer, Jack The Holocaust Years: Society on Trial Bantam Books, USA, 1981

Encyclopaedia Judaica Keter Publishing House, Ltd., Israel, 1981

Kuperstein, Isaiah A Race Against Time The Jewish Monthly, USA, Octubre 1987

Telushkin, Joseph Jewish Literacy William Morrow and Co., USA, 1991

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