¿Por qué un pueblo que ha vivido en Bosnia más de un siglo y volvió a su segunda patria incluso después de que los nazis exterminaran casi por completo a sus representantes se vio obligado a abandonar Sarajevo en 1996?
En 1992, al estallar la guerra civil, la comunidad judía, recordando las dolorosas experiencias del pasado, organizó una escapada masiva de la ciudad. Entre abril de 1992 y marzo de 1994 mil sefardíes se marcharon de la capital de Bosnia y Herzegovina. De quienes quedaron en la ciudad, 71 personas se unieron al ejército bosnio. Parte de las viviendas pertenecientes a los judíos fue entregada a los refugiados procedentes de otras zonas del país. Era lógico, por lo tanto, que después de la firma del Acuerdo de Dayton algunos quisieran recuperar sus casas.
Pero los nuevos propietarios no se precipitaban en entregar la vivienda, quedando 146 pisos definitivamente en manos de las autoridades urbanas. Dado que un metro de vivienda valía en Sarajevo su peso en oro, no es difícil hacerse una idea de las fortunas que se estaban amasando en aquellos momentos a costa de otra gente.
Una de damnificadas es la anciana Viola Janekovic evacuada de su ciudad natal en 1992. Después del Acuerdo de Dayton se propuso volver a Sarajevo, esperando poder pasar el resto de sus días en la casa familiar. Sin embargo, los nuevos dueños que se hicieron con su piso, por supuesto, por una impresionante cantidad de dinero, ni se inmutaron. En los primeros días de la vida pacífica estos casos alcanzaron la cifra de varios centenares. Es posible que, si la ley garantizara aunque sea en algún grado la devolución de las propiedades, muchos judíos habrían regresado. Pero la gente no sabía qué hacer y con la menor oportunidad vendía sus casas. El jefe de la comunidad Jacob Finzi señalaba con tristeza que su pueblo tenía pocas posibilidades de seguir en la ciudad.
La única esperanza estaba vinculada con las actividades de la sociedad humanitaria La Benevolencija fundada en el lejano 1892. La organización se dedicó a repartir medicamentos. El 49 % de las medicinas los habitantes de Sarajevo lo recibieron a través de la comunidad judía, asistida por la Agencia de la ONU para los Refugiados. Tras el final de la guerra había esperanza de que todo se arreglara, pero Alija Izetbegović no daba a los sefardíes ningún tipo de garantías. Y no se sentían a salvo. Muchos solían decir “Gracias a Dios hay vuelos a todas partes y en cualquier momento uno puede instalarse en el extranjero, mejor en Israel”.
Los sefardíes siempre tenían presente que la comunidad judía no los abandonaría en la desgracia. Los serbios afrontaban una situación mucho más complicada, porque a lo largo de todos los años de enfrentamientos se los expulsaba por miles. Tampoco se les facilitó la vuelta después de la firma del Acuerdo de paz. Si antes de 1991 la población serbia de la república socialista de Bosnia y Herzegovina superaba las 150 000 personas, para la firma del Acuerdo de Dayton en la ciudad quedaban algo menos de 20 000 personas. Los demócratas de Sarajevo y el partido de Alija Izetbegović hicieron todo lo que estuvo a su alcance, para que la ciudad, antaño multiétnica y cosmopolita, se convirtiera en el principal centro islámico en Europa. La tolerancia y el respeto hacia otros pueblos, orgullo de la república durante el régimen de Josip Broz, cayeron en el más profundo olvido.
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Los musulmanes son intolerantes y recurren al terror y la violencia para predominar, poseen en sus mentes y corazones ideas equivocadas que les produce una cultura de violencia y terror esa ideología es el islam y su cúmulo de despropósitos, es la ideología mas nefasta creada por mente humana enferma.