Los puntos sobre las íes

Por:
- - Visto 364 veces

Lo primero es lo primero: durante las tres próximas semanas se librarán de mis diatribas. Si se ha logrado, al parecer, un cese de fuego en la guerra entre Israel y Hamás, ¿quién soy yo para no permitirme un merecido paréntesis? Eso sí, antes de coger las maletas, me gustaría hacer algunas breves puntualizaciones.

La primera es continuación del editorial pasado, en el que destacaba que una ciudad de la Red de Juderías había suspendido un ciclo de cine israelí. La alcaldesa en funciones de Segovia se disculpó públicamente por haber utilizado el término “holocausto” repetidamente en una rueda de prensa, en alusión a la situación de los civiles en Gaza. Sus palabras originales fueron reproducidas en los medios que las usaron para sus titulares: sus disculpas ya no gozan de la misma popularidad y espacio. El daño ya está hecho. Pero más aún: el problema no es sólo la banalización del lenguaje, sino de las ideas. ¿Por qué se cancela una actividad cultural si el país de origen está en guerra? No recuerdo que los cines españoles ni siquiera atisbaran la posibilidad de no proyectar películas “Made in USA” durante las guerras de Irak, Afganistán, etc. ¿Suspenderán toda actividad cultural ligada a Ucrania hasta que deje de enfrentarse a los rebeldes pro-rusos? Y el punto final a esta cuestión, ¿por qué sí se pueden utilizar las instalaciones culturales de Segovia para patrocinar actos políticos en pro de una de las partes, no una cualquiera, siempre “la otra parte”? Así lo hizo Izquierda Unida el 15 de julio, cuando el operativo Margen Protector llevaba ya una semana en marcha.

Otro punto: Mario Vargas Llosa y una columna en “El País” en la que su instinto “amigo de Israel” no logra evitar que acabe el mismo mencionando el Holocausto en relación a la tragedia de Gaza, uniéndose al coro de los revisionistas desesperados por relativizar y banalizar la shoá. No voy a extenderme en descubrir la falsedad de esta ecuación que apenas logra ocultar su verdadera intención de demonización de Israel. Parece que el peruano está empeñado en seguir los pasos de Saramago no sólo en cuestión de premio Nóbel, sino también de racismo. “¿Racista yo?, no lo soy”, negará ofendido el “escribidor”: no es cuestión de que uno lo admita o no. Los miembros del Ku Klux Klan y otras organizaciones del estilo no se identifican con esa palabra penada y peyorativa, sino que también buscan nuevas definiciones como suprematista, identitario o segregacionista, pero todos sabemos quiénes son. Lo que perturba es que los antisemitas aprovechen cada enfrentamiento bélico en el que participa Israel para vomitar su bilis tanto tiempo contenida, aunque algunos la aromaticen de premisas falsas como escudarse (¿les suena el verbo?) en ciudadanos israelíes que han expresado opiniones distintas, mientras que lo que digan palestinos “alternativos” como Khaled Abu Toameh lo definan como traición a su pueblo.


Vargas Llosa incluso comete en su escombrera el pecado de mentir al mencionar entre las voces “discordantes” al pacifista Amos Oz (es lo que tiene de malo el “corta y pega”), que ha expresado abierta y claramente su apoyo a la opción militar en esta ocasión. También incurre en difamación de los valores democráticos, ya que si el 85% de una población con total libertad de expresión apoya al gobierno (que ha elegido, dicho sea de paso), se debe a los engaños maquiavélicos de Netanyahu. ¿Cómo lo conseguirá, se pregunta uno, con una población con uno de los mayores índices de estudios universitarios, premios Nóbel per cápita y la proverbial inteligencia y astucia judía? ¿Son el 85% de los israelíes los tontos y el 15% los listos?

Y lo más importante: ¿para qué sirve manejar la pluma con gigante maestría si detrás se esconde un enano moral? Precedentes hay muchos: Quevedo, Gala, el mencionado Saramago y (permítanme la digresión al campo de la música) el insigne Wagner, inspirador de la más abyecta materialización del odio hacia el judío. Sólo quería poner los puntos sobre algunas íes, antes que, por condescendencia y cobardía ante el terrorismo islámico (uno de cuyos representantes es Hamás, tirano de Gaza), tengamos que aprender de prisa y corriendo a ponerlos debajo, como en otros idiomas.

Acerca de Jorge Rozemblum Sloin

En 1989 empieza a desempeñar labores de redacción y traducción (Inglés, Francés y Hebreo a Español) para diversas publicaciones informáticas: PC Magazine Actual, Personal Computing, Amstrad Magazine, Redes, Sistemas, Tribuna Informática, etc.). De 1992 a 1996 es responsable de las secciones de sonido y vanguardias tecnológicas en la revista de nuevas tecnologías OnOff (Editorial Globus). Realiza proyectos de ediciones técnicas también para las editoriales VNU, Infolaser y Tecnipublicaciones. De 1994 a 1998 trabaja como corrector para temas de informática para la Editorial McGraw-Hill. En 1996 realiza traducciones técnicas para KDC y para CT. *  Desde 1995 a 1999 es Jefe de Redacción en la agencia de comunicación Aleph, encargándose de las Notas de Prensa, Comunicados y Columnas para empresas como Lotus, Autodesk, Acer Computer Ibérica, Pinnacle, BEA, etc. Entre 1999 y mayo de 2000 es nombrado Director de Servicios Especiales de la misma empresa, a cargo de los servicios de traducciones (folletos técnicos, de marketing, anuncios, etc.), boletines (LotusClub, ATC Noticias, BEA News, etc.) y clipping. TRAYECTORIA PROFESIONAL (música) Desde 1989 colabora como redactor para revistas de música (Sociedad Española de Musicología, Guitar Player, Keyboard, etc.) y generales (Avalon, Panama Jack, etc.). En 1990 funda y dirige la revista trimestral de nuevas tendencias musicales MUSICA GLOBAL (Mandala Ediciones), que funciona hasta 1995. Se encarga del apartado de música en la versión española de la enciclopedia en CD-ROM Encarta 97 de Microsoft (para Me&Ta Multimedia). De 1996 a 1999 colabora con Marketing Editorial en varios proyectos para el Club Internacional del Libro (redacción de fascículos de la colección Historia de la Música Deutsche Grammophon y fichas de la colección La Gran Música). Desde 1995 participa en el grupo de música antigua de Eduardo Paniagua, como intérprete de cítola (guitarra medieval) y cantante de música judía sefardí, con los que ha actuado en España, Portugal, Marruecos, Francia, Italia, Suiza, Alemania, Bélgica, Dinamarca, Noruega, Canadá, Costa Rica, Panamá, Honduras, Croacia, Bosnia e Israel. Junto al grupo ha editado los discos “Música de las Tres Culturas” (1998), “Moradas del Corazón” (2003) y “Maimónides” (2004, todos en Pneuma Records). En 2006 forma el grupo Klezmer Sefardí (con CD del mismo nombre para Pneuma Records). TRAYECTORIA LABORAL * Desde junio de 2003 colabora desinteresadamente con la web Musicasdelmundo.org en la redacción de artículos sobre música e instrumentos del mundo. * Desde enero de 2004 y hasta marzo de 2005 colabora como redactor y traductor de la revista Musitec Magazine de F&G. * Desde enero de 2004 y hasta enero de 2005 colabora como traductor y redactor para la agencia de comunicación empresarial Aleph Comunicación. * Desde abril de 2001 y hasta marzo de 2005 colabora como redactor y traductor de las revistas DVD Total y Future Music de LarPress * Desde abril de 2001 y hasta mayo de 2003 colabora como redactor de la web de noticias de Nuevas Tecnologías de Tecnipublicaciones. * Desde junio de 2000 trabaja como traductor y redactor freelance para empresas como DyR, Prensatec, Aqua MassMedia, Aabam, Crimson, iTerracom y Premdan. Desde abril de 2007 trabaja en Radio Sefarad como director musical y desde finales del mismo año y hasta septiembre de 2011 como editor, a cargo de la creación y puesta en marcha de nuevas secciones. Desde octubre de 2011 es el director de Radio Sefarad.

1 comentario en «Los puntos sobre las íes»

Deja tu Comentario

A fin de garantizar un intercambio de opiniones respetuoso e interesante, DiarioJudio.com se reserva el derecho a eliminar todos aquellos comentarios que puedan ser considerados difamatorios, vejatorios, insultantes, injuriantes o contrarios a las leyes a estas condiciones. Los comentarios no reflejan la opinión de DiarioJudio.com, sino la de los internautas, y son ellos los únicos responsables de las opiniones vertidas. No se admitirán comentarios con contenido racista, sexista, homófobo, discriminatorio por identidad de género o que insulten a las personas por su nacionalidad, sexo, religión, edad o cualquier tipo de discapacidad física o mental.


El tamaño máximo de subida de archivos: 300 MB. Puedes subir: imagen, audio, vídeo, documento, hoja de cálculo, interactivo, texto, archivo, código, otra. Los enlaces a YouTube, Facebook, Twitter y otros servicios insertados en el texto del comentario se incrustarán automáticamente. Suelta el archivo aquí

Artículos Relacionados: