LOS ROMANCES son composiciones épico-líricas cuyos versos de ocho sílabas le dan a este tipo de poemas un ritmo característico y de fácil memorización. Tanto es así, que los juglares podían repetirlos en plazas y mercados, con algunas variaciones, pero con la posibilidad de ser fieles a la historia que contaban apoyados, justamente, en la sonoridad aportada por la métrica octosílaba.
Son primero de transmisión oral y luego fueron manuscritos a partir del siglo XV, hasta la incorporación en los Cancioneros en el siglo siguiente. (De El Enamorado y la Muerte y otros romances Españoles Ed. Planeta).
He aquí un par que quiero compartir son ustedes:
Moriana Cautiva
Moriana en un castillo
con ese moro Galván
jugando estaba a las tablas
por mayor placer tomar.
Cada vez que el moro pierde
bien perdía una ciudad;
cuando Moriana pierde
la mano le da a besar;
del placer que el moro toma
adormecido se ha.
Tendió la vista Moriana,
caballero vio asomar;
llorando viene y gimiendo
palabras de gran pesar:
-¡Arriba, carnes, arriba,
Que mala rabia os mate!;
En jueves matáis al puerco
y en viernes coméis la carne.
¡Ay, que hoy hace los siete años
que ando por aquestos valles,
trayendo los pies descalzos,
las uñas corriendo sangre,
buscando triste a Moriana,
la hija del emperante!,
Cautiváranla los moros
la mañana de San Juan,
cogiendo rosas y flores
en la huertas de su padre.
Bien le conoce Moriana,
con alegría y pesar;
lágrimas de los sus ojos
en la faz del moro dan.
Con pavor recordó el moro
y comenzara a hablar:
-¿Qué es esto, la mi señora?
¿Quién vos ha hecho pesar?
Si os enojaron mis moros,
luego los haré matar;
o si las vuestras doncellas,
harélas bien castigar;
y si pesar los cristianos
yo los iré conquistar.
Romance de la Fatal Desenvoltura de la Cava Florinda
De una torre de palacio
se salió por un postigo
la Cava con sus doncellas
con gran fiesta y regocijo.
Metiéronse en un jardín
cerca de un espeso ombrío
de jazmines y arrayanes,
de pámpanos y racimos.
Junto a una fuente que vierte
por seis caños de oro fino
cristal y perlas sonoras
entre espadañas y lirios,
reposaron las doncellas
buscando solaz y alivio
al fuego de mocedad
y a los ardores de estío.
Daban al agua sus brazos,
y tentada de su frío,
fue la Cava la primera
que desnudó sus vestidos.
En la sombreada alberca
su cuerpo brilla tan lindo
que al de todas las demás
como sol ha oscurecido.
Pensó la Cava estar sola,
pero la ventura quiso
que entre unas espesas yedras
la miraba el rey Rodrigo.
Puso la ocasión el fuego
en el corazón altivo,
y amor, batiendo sus alas,
abrasóle de improviso.
De la pérdida de España
fue aquí funesto principio
una mujer sin ventura
y un hombre de amor rendido.
Florinda perdió su flor,
el rey padeció castigo,
ella dice que hubo fuerza,
él que gusto consentido.
Si dicen quién de los dos
la mayor culpa ha tenido,
digan los hombres: la Cava
y las mujeres: Rodrigo.
Artículos Relacionados: