Hacia el siglo IV vivieron en China siete eruditos y poetas amigos llamados los Sabios del Bosque de Bambú, quienes gustaban reunirse bajo la flexible arboleda para beber vino y recitar versos. Libremente escogieron esa opción antes que participar en un gobierno que no les gustaba y que, encorsetado por el protocolo confuciano, dejaba poco espacio a la libertad y la improvisación. Se llamaban Wang Rong, Shan Tao, Liu Ling, Ruan Xin, Ruan Ji y Xiang Xiu, tenían un ánimo alegre y un elevado sentido crítico.
Un atardecer de verano se reunieron para hablar de la voz de los seres y las cosas. La brisa extraía de las cañas un sonido marino, como de barco que oscila en su puerto.
-La lengua de los niños tiembla, la de los jóvenes halaga, la de los hombres maduros critica y la de los ancianos calla-dijo Wang Rong, escanciando el vino-. El lenguaje es finito pero sus modos infinitos.
-Así es-sonrió Shan Tao, bebiendo un poco-.La abeja zumba, el aire susurra, el autillo ulula, el caballo bufa, el cerdo gruñe, el chacal aúlla y la cigarra chirría.
-La cigüeña crotora-prosiguió, riendo, Liu Ling-, el conejo chilla, el cordero bala, el cuervo grazna, los dientes castañean. Esos verbos evocan todo un mundo ¿no creen?
-La grulla gruye-dijo Ruan Ji-, la ola revienta, el pavo gluglutea, la paloma arrulla, el perro ladra, el pollito pía.
Xiang Xiu se puso en pie y mirándolos a todos con severidad comentó:
-Si nos oyeran ahora en la corte pensarían que nuestra pedantería no tiene límites. El que nosotros conozcamos palabras que los demás ignoran no debería aumentar nuestra vanidad.
-Diferenciar es respetar-intervino Wang Rong-. Precisamente quienes emplean las mismas palabras o los mismos verbos para todo son las personas más estrechas de miras que conozco. La libertad está en el matiz, siempre peculiar, siempre distinto.
-La pantera hipla-prosiguió Liu Ling-, el pulso late, la seda cruje, el viento brama, el ruiseñor trina, el rayo estalla, el trueno retumba.
El vino no tardó en hacerles efecto y sus ánimos, chispeantes, soltaron amarras. Hasta las cañas de bambú parecían felices oyendo tantas risas.
Se hizo un largo silencio. Wang Rong dijo:
-Los niños pequeños porquean.
-¿Y eso qué es?-indagó Shan Tao.
-Para ellos todas las cosas son un misterio-rió Liu Ling.
-Su llanto está tan cerca de su risa que ignoran la diferencia-agregó Wang Rong.
-Entonces-exclamó Xiang Xiu-¿Qué quiere decir que porquean?
-Todo el tiempo están preguntando por qué, por qué, por qué, y poniendo esa cara de asombro que no deberíamos perder nunca. Lo vivo celebra descubriendo.
Shan Tao y Ruan Xian le hicieron una reverencia a Wang Rong, agradecidos por el hallazgo. Ruan Ji se rascó la cabeza pensativo y Xiang Xiu señaló con un dedo la redonda luna del mes de las ciruelas. Orgullosa viajera de tatuadas sombras.
Me gustó mucho tu artículo. Aprovecho para pedirte si es posible….que puedan realizar una entrevista con la recientemente ganadora del premio Cervantes, la gran escritora mexicana Elena Poniatowska….
Muy bien sr. Mario…que belleza..felicidaddes