¿Cuáles son los recuerdos que tienes de tu madre?
Inexorablemente, con exactitud llega ese día del año donde el festejo es una razón, se presenta en nosotros el hábito; la cortejamos, la colmamos de cumplidos, a veces de regalos; al día siguiente probablemente retomemos la crítica.
“Como me ves, te verás” esta frase la hemos escuchado desde niños en multitud de ocasiones, nos la han dicho nuestro abuelos y nuestros padres, este pronóstico es tan auténtico y tan cierto como real.
Como la Ley de Atracción dicta: “todo lo que va viene” reflexionar sobre este asunto, analizar tan profundamente como nos sea posible el tema de la relación que llevamos con ese ser que nos ha dado la vida, que hemos etiquetado, nos conduce a los más probable, que tengamos un gran parecido con ella. Al ser todos espejos lo común es que nos resistamos a entenderlo y más aún a admitirlo.
En infinidad de ocasiones en este espacio hemos mencionado cuán importante son las creencias limitantes, aquellas que nos han sido impuestas a lo largo de la vida desde la infancia; el progreso sólo se logra cuando conseguimos situarnos fuera de este paradigma, somos incapaces de imaginar otro, este es el único que conocemos y lo adoptamos como mapa mental y externo.
Entre los valores más hermosos que podemos tener está la gratitud; los juicios son algo que debemos evitar para obtener la armonía entre lo que pensamos, decimos y hacemos; aconsejo hoy como gran secreto la consecución de acuerdos con nosotros mismos en primera instancia, dando un primer paso con dedicación al tomar por nuestra la responsabilidad de nuestra existencia.
El sentir amor permanente, el saber que todas las Madres han tenido siempre el anhelo de lo mejor para sus hijos lo que es fundamental.
Tiempos y formas distinguen a las generaciones, permiten apreciaciones distintas que algunos ven como alejadas; nada más válido que tener criterios diferentes, esto constituye el privilegio de nuestra experiencia, de nuestra historia, de nuestro tiempo. Con ello surgen los grandes cambios, se da el progreso, el desarrollo, el crecimiento en todo sentido.
Reconocer es volver a conocer, tomar consciencia haciendo uso del filtro adecuado, llevando por compañera de viaje a la intuición vamos aprendiendo a valorar los grandes regalos que nos han hecho nuestros antepasados. Nos han dejado, han partido antes que nosotros, como es lógico, en el transcurso del viaje de la vida cada vez valoramos y apreciamos más sus consejos y sus aportaciones.
Al recordar esas pérdidas, esas situaciones que han sido un reto, una herida, se presenta la ocasión de aprender, de delimitar circunstancias, si lo hacemos con cuidado tal vez seamos capaces de dejar de repetir desaciertos.
Todo tiene siempre una razón, somos seres espirituales que a base de ensayos, de errores logramos encauzar nuestro comportamiento, como humanos sabemos que en la escuela de la vida se gradúan pocos, entrega escasos diplomas y nos mantiene siempre como alumnos.
Vivir en el aquí y ahora, insistiendo en abrir esos presentes que nos han sido dejados como legado amerita percibir y llenarnos de alegría, de ese amor del cual somos también hijos; con los brazos abiertos debemos ser capaces de recibir, pero sobre todo de dar; cuando nos abrazamos, cuando apapachamos a Mamá en su día nos llenamos de satisfacción, de emociones de las que valen la pena cada vez que la festejamos.
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