Marek Edelman, El último sobreviviente de los líderes del levantamiento del Ghetto de Varsovia. Estratega fundador de Solidaridad

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Desde muy joven fue militante del sindicato de jóvenes de la Unión General de Trabajadores Judíos de Polonia, Lituania y Rusia –Bund. Cuando Polonia fue ocupada en el año 1942, Marek Edelman participó en la creación de la Organización Judía de Combate, en la que se nucleaban grupos judios de izquierda, y el bloque de socialistas sionistas. Dentro del ejército polaco ya existía la Unión militar judía formada por oficiales judios, que mantenían posiciones de derecha e intentaron infructuosamente, que sus miembros no se unieran a la Organización Judía de Combate.

En abril de 1943, coordinadamente, iniciaron la insurrección del Ghetto de Varsovia.


Edelman debió tomar el control completo del Organización Judía de Combate (ZOB), cuando su comandante en jefe Mordechai Anielewicz se suicidó junto con otros líderes para evitar ser detenidos por los nazis. Edelman logró escapar de la destrucción del ghetto de Varsovia, habiendo fallado la ayuda prometida por el Armia Krajowa (Ejército Territorial polaco.). En el año 1944 fue parte del destacamento de la Organización Judia de Combate, en la insurrección de Varsovia dirigida por el Armia Ludowa (Ejército Popular Polaco).

Marek Edelman no emigró al Estado de Israel, permaneció siempre en Polonia. Por sus manifestaciones antisionistas nunca fue bien visto por los diferentes gobiernos del Estado de Israel.

En 1976 Edelman, quien se negó siempre tanto a emigrar a Israel (“Para mí no existe un pueblo elegido ni una tierra prometida“, declaró una vez) como a afiliarse al Partido comunista, se unió al Comité de defensa de los obreros (KOR), núcleo fundador del sindicato Solidarnosc.

En cada aniversario del levantamiento de la insurrección, Marek Edelman realizaba un homenaje caminando por las antiguas calles del ghetto hasta las tumbas de los caídos.

Antes de morir, cuando fuera preguntado sobre la posibilidad que el olvido borrará la insurrección del ghetto, respondió: “No, aquel acontecimiento ha dejado demasiadas huellas en la historia, la literatura, el arte. Es en Israel donde nuestro recuerdo corre peligro de perderse”.

Reproducimos aquí la carta abierta que en el año 2002, dirigiera a los jefes de organizaciones palestinas:

“Me llamo Marek Edelman. Soy el antiguo comandante adjunto de la Organización militar judía en Polonia, uno de los jefes de la insurrección del ghetto de Varsovia. En el año memorable de aquella insurrección, en 1943, luchábamos para la supervivencia de la comunidad judía en Varsovia. Combatíamos por nuestra vida, no por un territorio ni una identidad nacional. Nos movía una determinación desesperada, pero nuestras armas nunca se dirigieron contra poblaciones civiles indefensas, nunca matamos mujeres ni niños. En un mundo como aquél, despojado de principios y valores, a pesar del constante peligro de la muerte, permanecimos siempre fieles a aquellos ideales.

Estábamos aislados en nuestro combate y, a pesar de ello, el poderoso ejército al que nos enfrentábamos no logró vencer a aquellos muchachos y muchachas apenas armados que éramos entonces. Nuestra lucha en Varsovia duró varias semanas y luego continuamos en la clandestinidad y durante la insurrección de Varsovia, en 1944.

Sin embargo, en ningún lugar del mundo puede un grupo de partisanos alcanzar la victoria definitiva, en ninguna parte una guerrilla puede ser vencida por ejércitos regulares, por muy bien equipados que estén. Vuestra guerra tampoco tiene solución. La sangre será derramada en vano y se perderán vidas en ambos lados.

Nosotros nunca despreciamos la vida. Nunca enviamos a nuestros soldados a una muerte segura. La vida es eterna. Nadie tiene derecho a quitarla a la ligera. Ya va siendo hora de que todo el mundo lo comprenda.

Mirad a vuestro alrededor. Mirad Irlanda. Después de cincuenta años de una guerra sangrienta, ha llegado la paz. Antiguos enemigos mortales se han sentado a la misma mesa. Mirad lo que sucede en Polonia, Walesa y Kuron. Sin gran dificultad, el criminal sistema comunista desapareció. De igual manera, ustedes y el Estado de Israel deben cambiar radicalmente de actitud. Deben hacer las paces para salvar cientos y quizá miles de personas, para ofrecer un mejor porvenir a sus seres queridos, a sus hijos. Sé por experiencia que, tal como se presentan los acontecimientos, eso depende de los jefes militares. La influencia de los actores políticos y civiles es mucho menor. Algunos de ustedes estudiaron en la Universidad de mi ciudad, Lodz, y me conocen. Los creo lo bastante sabios e inteligentes como para comprender que, sin paz, no habrá futuro en Palestina y que la paz no puede obtenerse más que a cambio de concesiones en ambos lados.

Le pido también al [ex] Presidente Bill Clinton, al ministro Bernard Kouchner y al diputado Daniel Cohn-Bendit que apoyen mi petición. Quiero recordarles a ustedes nuestra posición común con respecto a la guerra en Yugoslavia. Quién sabe si esta guerra, la guerra que nadie puede ganar, podría detenerse para que la sustituyan portavoces capaces de llegar a un acuerdo.

Quizá deberíamos buscar un mediador, que no ha de ser un político, sino más bien una personalidad de autoridad moral incontestable, alguien que sitúe la vida con dignidad y la paz para todos por encima de cualquier objetivo político.”

Marek Edelman, comandante insurrecto del Ghetto de Varsovia (1943) falleció el 2 de Octubre de 2009.

Para concluir, reproducimos una frase que de Arie Wilner, Jurek, soldado de la ZOB, que sintetiza el espíritu que alentó a Marek Edelman toda su vida:

“No queremos salvar nuestras vidas. Nadie saldrá vivo de aquí. Queremos salvar la dignidad humana”

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