El fenómeno de la estigmatización ha sido estudiado ampliamente por diferentes intelectuales a lo largo de la historia y ha estado presente en el transcurso de la misma por muchos siglos, jugando un papel muy importante en la trama de la vida de muchas personas e incluso pueblos. Desacreditándolos o invalidándolos de antemano, ya sea por sus diferencias ideológicas, religiosas, políticas o personales, teniendo diferentes denominaciones: afrenta, mala fama, deshonra, infamia o cualquiera de las descalificaciones usualmente utilizadas, las cuales reflejan en realidad una sola cosa, el hecho de convertir a cualquiera en un chivo expiatorio.
Y un interesante ejemplo o explicación sobre el tema es el que brindó el filósofo, escritor y psicólogo estadounidense Eric Hoffer, el cual abordó este asunto desde una perspectiva diferente que analiza y estudia los movimientos de masas que surgen a través de regímenes totalitarios como el de Hitler donde la estigmatización podría explicarse desde una baja autoestima como detrimento del bienestar y sus efectos negativos en el ser humano.
Así el análisis de Hoffer, se presenta no solo como una importante sino también estimulante investigación en cuanto a cómo dilucidar qué pasa con ciertos grupos humanos o personas, los cuales se dedican solo a descalificar y anular a los demás partiendo de una baja autoestima.
La cual se encuentra enraizada en la duda, odio e inseguridad hacia sí mismo expresada a través del fanatismo o hipocresía como lo explica en su libro The True Believer, (El verdadero Creyente) el cual es un texto revelador para poder comprender como los movimientos religiosos, políticos o de masas, aparentemente benignos en un principio, pueden transformarse en todo lo contrario, debido a que en un momento dado es posible que se conviertan en intercambiables.
Explicando por ejemplo como algunos nazis fanáticos se transformaron en fanáticos comunistas y por otra parte, algunos comunistas extremistas, luego se convirtieron en extremistas anticomunistas. Así como Saúl el mayor perseguidor de cristianos en la historia de las escrituras quien luego se convirtió en Pablo, se transformó así en un cristiano recalcitrante.
Dejando en claro como para el verdadero creyente, el sustrato en el cual se fundamenta el movimiento al que pertenece, en realidad es poco importante. Ya que lo realmente destacado para él o ellos, es el hecho de pertenecer o formar parte de un colectivo donde pueda exteriorizar sus vacilaciones o desequilibrios, amparado por un determinado grupo.
Pero Hoffer nos muestra como también si se presenta una organización la cual está dirigida en un principio hacia un objetivo para nada benigno, esta puede ser sustituida por todo lo contrario, para evitar que quienes se unan a ella desahoguen sus inseguridades de manera negativa.
Ya que como el mismo filósofo escribió: “una obsesión con el exterior o con la vida privada de otras personas, es sencillamente un intento cobarde del individuo por compensar su sentimiento de vacío existencial.”
Con lo cual podemos tratar de comprender cómo han funcionado y funcionan a lo largo de la historia, fenómenos como la estigmatización para desacreditar a determinados seres humanos o grupos que pueden ser vistos a los ojos de otros como superiores, inferiores o peligrosos, ya sea por su condición social, económica, intelectual, o simplemente buena autoestima, la cual les permite sentirse cómodos con sus propias vidas sin importar si pertenecen o no a un determinado colectivo. (Especial para el Diario Judío.com de México)
San José de Costa Rica, 08 11 2015.-
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