Regresemos en el tiempo al 20 de julio pasado. Imaginemos que estamos en Colorado y tenemos boletos para la premier de Batman. Preparamos nuestro atuendo: nuestra capa, el cinturón, quizás sólo la máscara. ¿Un arma? No, ni pensar en algo así para una inofensiva película de superhéroes. Después de todo ¿qué podría salir mal?
En Estados Unidos, la segunda enmienda protege el derecho a poseer y portar armas. De hecho, ésta es parte de la Carta de Derechos (Bill of rights) y es considerado por muchos como la expresión del derecho natural de auto preservación. Así como usted podría, James Holmes, de 27 años, pudo adquirir fácilmente un arma (un rifle de asalto AR-15). Después de 12 muertos y 50 heridos en esa noche de cine, el profundo dolor social nos hace preguntarnos ¿debería prohibirse la venta de armas? ¿Debería regularse? O bien ¿cómo podría resolverse este y otros problemas relacionados con el crimen? ¿Es verdad que mientras más pistolas haya, menos crimen habrá o es de hecho al contrario? ¿Cuáles serían las implicaciones de cualquier política planteada? Y la pregunta central ¿Esta tragedia se habría podido evitar?
¿No cree usted que mientras más fácil sea adquirir un arma, más fácil será para un criminal salirse con la suya y cometer crímenes a mano armada? Aunque también, sería fácil que la sociedad se arme para defenderse. Si el delincuente se enfrenta ante una población armada, probablemente lo piense dos veces antes de asaltar, violar o matar. Después de todo, él podría salir herido también y el crimen no sería tan fácil a final de cuentas y se vería reducido. En cambio, si se prohibiera la venta y posesión de armas, surgiría un mercado negro. Así, los criminales más dispuestos a cometer delitos comprarían armas en éste y volverían a su negocio, mientras que la gente común no podría adquirir un arma tan fácilmente y seríamos un blanco factible para ellos.
Para algunos criminales un arma es incluso un trofeo del crimen. Una pistola en una casa es considerada como un objeto de muy alto valor. No solamente salen con televisiones, computadores y joyas, sino con el arma de la casa que se suponía era para evitar el crimen. Si este efecto psicológico es significativo, más armas a los no criminales podrían, de hecho, aumentar la tasa de crimen.
El mundo no se reduce únicamente a dos opciones. Steven Levitt, el controvertido autor de Freakonomics, hace una revisión de las determinantes de la disminución del crimen a partir de 1990 y entre ellas no figuran significativamente ni las políticas prohibicionistas ni aquellas que fomentan cargar pistola todos los días. En cambio, para John Lott, autor de More Guns, Less Crime es completamente al contrario. Más armas significan una sociedad armada que reduce la probabilidad de que un potencial criminal quiera cometer un crimen.
Pero ¿debemos hablar siempre sobre más o menos pistolas? Las causas del crimen son en realidad muy amplias y complicadas y son derivadas de diversos problemas sociales, económicos y biológicos: desigualdad social o económica, desempleo, racismo, pasiones, desordenes de personalidad, falta de estado de derecho, salarios bajos, etcétera. Debemos legislar también para que las personas no quieran cometer crímenes. Es decir, el fondo del argumento es que el arma no tiene la culpa. La culpa la tiene quien las dispara. Sin embargo, es también cierto que el acceso a las armas determina de algún modo los costos y beneficios que tendría una persona (criminal o no) de armarse o no armarse.
Pero dejemos de hablar de los promedios y movamos la mirada a las tragedias extremas. ¿En verdad se pudo haber evitado la masacre del cine? Aunque no podemos regresar el tiempo para probar la teoría, podemos decir que probablemente no. Un crimen de esta naturaleza profundamente planeado no habría sido afectado por una ley de prohibición de armas o de fomento para armarse. Alguien como Holmes en Colorado, o como Behring en Noruega (uno de los países con más estricto control sobre las armas) no se detiene ante este tipo de leyes. Habrían conseguido el arma a como diera lugar. De hecho, el caso de Arkanasas en 1998 en el cual dos niños asesinaron a otros cuatro y a un maestro sucedió cuando ya era ilegal portar armas.
En este Ring los puntos no son exclusivos para EEUU. La legislación de nuestros vecinos podría cambiar el rumbo de nuestro futuro en seguridad ¿El resultado de hoy? Éste no ha cambiado sustancialmente desde la Segunda Enmienda (1791) y tal parece que no cambiará luego de que ni Obama ni Romney se han pronunciado contundentemente al respecto… todavía.
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