En este artículo, hablamos de las posibles razones que explican por qué nos quedamos en relaciones que nos hacen mal.
Te duele y lo sabes. Sin embargo, allí estás: intentado revertir una situación que parece no tener vuelta atrás.
El amor puede doler, pero ¿a veces no es demasiado?
Todo el mundo te dice que termines tu relación. Que te hace mal. Que no es para ti. Y que estás sufriendo. …
En el fondo, sabes que difícilmente vas a poder obtener algo bonito de ese vínculo, pues el estado de la relación ha degenerado demasiado en los últimos meses. O al menos, lo agradable ya no resulta suficiente.
Sin embargo, pensar en tomar la decisión de alejarte te da vértigo, te invaden una serie de miedos y pensamientos catastróficos del estilo: “Nunca más encontraré el amor”, “¿cómo voy a seguir con mi vida?”, “¿ y si me arrepiento? ”.
Ahora bien, la teoría parece sencilla, si la relación no nos hace bien, lo mejor es tomar distancia. En la práctica, la cuestión se complica un poco más…
Veamos las razones por las cuales nos cuesta tanto cortar un vínculo que nos está hiriendo:
Aceptar que nuestra pareja ya no nos hace felices es un gran paso y los proyectos y los sueños se van debilitando y eso genera mucha tristeza; a su vez, las heridas del pasado resurgen con toda su potencia.
Es natural sentir frustración, pues las cosas se están dando de una forma diferente a la que nos gustaría. Pero la relación pende de un hilo y lo sabemos. Sin embargo, allí estamos, intentando que ese hilo tan fino no se rompa. ¿Por qué nos quedamos en relaciones que nos duelen?
La dependencia emocional es una de las razones por las que no se cortan las relaciones tóxicas.
- Porque nos han hecho creer que el amor verdadero tiene que doler
Las creencias acerca del amor romántico nos han hecho mucho daño. Las venimos aprendiendo desde que éramos pequeños.
- Porque nos aterroriza la idea de sentirnos solos
El miedo a la soledad o a no volver a encontrar una pareja representa una de las causas más habituales que explican por qué muchas veces nos mantenemos en vínculos que nos duelen. Tememos no tener a alguien que nos proteja y acompañe, sin advertir que incluso en pareja, nos sentimos solos.
- Porque nunca hemos tenido una relación sana
Si el único modelo de relación que conocemos es el que produce una alta dosis de sufrimiento, edificándose en base a dinámicas disfuncionales, acabaremos por naturalizar este tipo de vínculos. Pensaremos que no es posible construir un amor saludable y agradable.
- Porque no creemos merecer un amor mejor
De la mano de una autoestima debilitada, podemos llegar a creer que no merecemos un amor mejor del que estamos viviendo. Por esto, nos terminamos conformando con una realidad tan dolorosa y miserable. La inseguridad en uno mismo se torna peligrosa, ya que a veces nos lleva a tolerar e incluso a justificar actitudes agresivas.
- Porque queremos evitar el dolor de la ruptura a toda costa
¿Alguna vez te has dicho “esta es la última vez que me enamoro”, después de sufrir por una ruptura? El dolor que se siente al separarse de una persona a la que se quiere o se quiso mucho, es grande. Cuando nos sucede, nos prometemos a nosotros mismos jamás volver a pasar por lo mismo. Sin embargo, cuando la angustia merma, la absurda promesa se desvanece.
- Porque nos preocupa el qué dirán
A menudo cargamos con una buena dosis de exigencias sociales, expectativas ajenas y mandatos familiares. Estas cuestiones influyen en las elecciones que hacemos a diario: desde cómo vestimos, qué persona elegimos pareja y hasta cuándo prolongamos la relación.
En ocasiones, la preocupación por las opiniones de las personas que nos rodean es tan sólida que nos impide tomar una decisión alineada con nuestro bienestar.
Si requieres apoyo comunícate a Maayán Hajaim al 5552925131
Artículos Relacionados: