Medios en venta o venta de medios

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Entre los comentarios que este escribidor ha recibido por sus contribuciones en los diversos espacios que le han sido concedidos, ha habido algunos que lo señalan como carente de preparación periodística, iletrado, etc., y ¿saben qué? Están en lo cierto.

Nunca asistió a una escuela de periodismo ni fue alumno destacado en la materia de Lengua y Literatura.

La única oportunidad de ilustración que tuvo fue a través de la lectura, eso sí, pero de la buena, la trascendente, de las verdaderas obras de arte.


En el largo curso de su aprendizaje, el escribidor aprendió a leer y entender una parte, modesta que fuere, de los miles de párrafos (y alguna que otra parrafada) que llegaron a sus manos.

Desde la Torah hasta Camus y desde El Quijote hasta Kirkegaard, todo le sirvió de enseñanza.

También aprendió, según el consejo de su maestra preferida, a leer entre líneas.

Desafortunadamente, la primera lectura de todos los días la realiza en los diarios, y todo el bagaje acumulado sólo le sirve para disgustarse, para sentir una revulsión hasta el extremo de arrojar las hojas entintadas al cubo de la basura.

Pero no nada más habla el escribidor de la prensa nacional. Aplica por igual a los medios extranjeros, particularmente a lo que abre en el internet, ya sea CNN o FOX, JPost o Ha’Aretz.

¡Cuánta manipulación, que manera de tripular la información, cuánta ignominia y desfachatez!

Desde los reportajes hasta los editoriales, con un poco de análisis crítico, el lector puede entender que sirven a algún amo perverso, interesado, avieso, sin el menor recato. La conclusión primera es: “Se trata de dinero”. Mal habido, pero dinero al fin.

¡Ah, y los descarados “fusiles”! Las vulgares copias de ediciones (o editoriales) ajenos, que sin firma de origen, malamente traducidos, se publican sin riesgo ni síntesis.

No se piense que está hablando nada más de prensa escrita. También la malhadada televisión tiene su cuota de tendencias. Tanto la nacional como la norteamericana tienen adalides de la deformación y la parcialidad; eso sí, muy bien presentados, de aparente buen físico, con escenografía ad-hoc para enmarcar su tiempo-aire. Su fórmula favorita: Introducción “espectacular”, dos minutos de palabrería adornados con filmaciones de fondo y cuatro minutos de publicidad.

¿Su objetivo? Vender su producto, su ideología y tendencia.

Permítaseme dar un ejemplo doméstico: el fenómeno AMLO.

A lo largo de casi doce años, los medios se han ocupado de él con mucho tiempo y espacio. Todo gesto, declaración, ocurrencia, diatriba, protesta, etc., de este personaje amerita artículos, comentarios y sesudos editoriales.

El escribidor se pregunta: ¿Será realmente un indivíduo de alta calificación intelectual? ¿Provoca tanto temor que los medios no se atrevan a mencionarlo por ahí de una página siete u ocho y, por tanto, ocupen primeras planas y ocho columnas? ¿No será que quieran asustar al público con “el petate del muerto” para aumentar sus ventas? ¿Qué hay detrás de los movimientos (Morena, Honestidad Valiente, #YoSoy123,etc)? ¿De dónde salen los fondos para su sostenimiento? Y sus tribus, adláteres, compinches, etc ¿cómo se financian? ¿Será cierto que de vivir en un modesto conjunto habitacional pasó a ser propietario de residencias lujosas en Bosques de las Lomas y otros rumbos “exclusivos”; de un Tsuru cambió a lujosas camionetas blindadas? ¿Pasó de Robert’s a Armani y de Citizen a Patek-Philippe, todo ello con el producto de su trabajo?

¡Ah, pero todo lo relativo a ese personaje vende y bien! Con sólo leer los comentarios de los lectores en los diarios se mira el termómetro de la venta.

El mismo fenómeno se observa en los EUA. El presidente Obama da un traspié al decir que quien se hizo de un negocio boyante fue con ayuda del Estado y sus prensa favorita aplaude a rabiar. Si Obama censura a Israel, los inefables CNN, NYT, Washington Post y similares aplauden a la Hermandad Musulmana. Si Obama apoya que más del 45% de los estadounidenses reciban “food-stamps”, los medios referidos lo respaldan. ¿Cuál es la razón? No es ideológica, por supuesto; es económica. Mientras más favorable sea su contenido hacia Obama, habrá más gente que les crea y venderán más.

Mas el escribidor recapacita la revisar estas líneas y recuerda la palabra censura. ¿Acaso Pravda o Komsomolskaya Pravda – de infausta memoria para la antigua U.R.S.S., o Granma de Cuba desde hace más de cincuenta años, no tenían como propósito vender los que sus respectivos regímenes les ordenaran?

No vayamos fuera de nuestro País. ¿Cuáles medios contrastaban con la política presidencial? ¿Acaso no cambiaban de dirigentes, inclusive, como “Excélsior”? ¿Qué periodista tuvo que poner “los pies en polvorosa” por sus opiniones?

Hoy, afortunadamente y como contrapeso, contamos con las redes sociales electrónicas. Por supuesto que grandes espacios que ocupan están cargados de intereses a todas luces monetarios, pero la mayoría de ellas no se dedica a ensalzar a nadie por cuestiones económicas, y de que tiene libertad de expresión hasta el ocasional abuso, ni hablar.

Por suerte, el ciudadano medio (medio informado, medio ilustrado) tiene en su poder un recurso muy conveniente: el “mouse” de la computadora, el control de la televisión y, así mismo, el bote de la basura.

Acerca de Salomón Lewy

Nacido el 30 de Enero 30, 1939, se considera oriundo de Orizaba, Veracruz, donde residía su familia y fue llevado a los tres días de nacido.Su Creación Literaria abarca grandes reconocimientos como: Primer Lugar en los Certámenes XVIII y XIX del C.D.I., Mención Honorífica en el Certamen XX del CDI.Dentro de sus publicaciones podemos encontrar: MI AMIGO ISAAC, EL CORAZÓN NO ES UN PASAJERO (Editorial Libros para Todos, EDAMEX).Idiomas:Español, Inglés, Alemán, Hebreo, Yiddish.Especialidades:Temas Judaicos, Israel, Política Mexicana, Relaciones Internacionales, Costumbrista Mexicano.

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