El primer paso para estar alerta y consciente es observar tu cuerpo con mucha atención. Poco a poco te das cuenta de cada movimiento, de cada gesto. Y conforme te vas dando más y más cuenta, empieza a suceder un milagro: muchas cosas que solías hacer, simplemente desaparecen. Tu cuerpo está relajado, más sintonizado. Comienza a invadirte una música sutil pulsando en tu cuerpo.
Después, comienza a estar consciente de tus pensamientos. Tienes que hacer lo mismo con tus pensamientos. Naturalmente, son más sutiles que el cuerpo y también, sin lugar a dudas, más peligrosos. Y una vez que estés consciente de tus pensamientos, te vas a sorprender de lo que sucede en tu interior. Si escribieras lo que está sucediendo, no vas a creer que todo eso estaba dentro de ti. ¡Y si lo lees al cabo de diez minutos, verás que adentro hay una mente medio loca! Toda esa locura transcurre todo el tiempo sin darnos cuenta; la razón es porque no estamos alertas y conscientes de nuestros pensamientos.
Afecta todo lo que haces y lo que no haces… ¡Todo! ¡Y la suma total de esto… es tu vida, si, tu vida!
Así que es necesario cambiar esos pensamientos locos. Y el milagro de estar consciente es que no necesitas hacer nada… excepto estar consciente.
El fenómeno mismo de observar cambia todo. Poco a poco ese loquito desaparece, poco a poco los pensamientos comienzan a caer en un cierto patrón, y ya no hay caos… se convierten en un cosmos organizado. Y ahora prevalece una paz profunda.
Y cuando tu cuerpo y tu mente están en paz, notarás que están sintonizados, que hay un puente entre los dos; ahora ya no están corriendo en direcciones opuestas. Por primera vez hay sintonía, y esa sintonía es una gran ayuda para el tercer paso y es: el estar consciente de tus sentimientos y emociones. Este es el nivel más profundo y el más difícil. Pero sólo es un paso más para estar consciente de tus pensamientos.
Se requiere de un estado de alerta un poco más intenso. Y cuando tus pensamientos y emociones se convierten en una sola función, una sintonía, puedes sentir la música, tu música.
Ahora sucede el paso siguiente: éste no lo puedes hacer tú… porque sucede solo. Es el regalo del TODO; es una recompensa para aquel que haya pasado por los niveles anteriores.
Y ahora viene la consciencia última. Tu iluminación. Uno está consciente de su propia consciencia. Esto es lo que te convierte en un “Buda”: un iluminado. Y sólo en ese despertar puede el hombre conocer lo que es la suprema alegría.
El cuerpo conoce el placer, la mente conoce la felicidad, el corazón conoce el gozo. Se conoce la buenaventura, la suprema alegría. La suprema alegría es la meta de un buscador, y la consciencia alerta es el camino.
Algo importantísimo: no olvides de estar siempre observando, observando, observándote. Y poco a poco, conforme el observador se vuelve más sólido, más estable, imperturbado… sucede una transformación. Desaparecen las cosas observadas y el observador se convierte en el observado: Tú.
P.D. Sugiero un guía para la meditación.
Artículos Relacionados: