Muchas veces hemos escuchado esta frase la cual me parece muy inspiradora y a veces hasta tranquilizante. Se preguntarán por qué y claro que se los voy a compartir.
Ayer estuve fuera de Mèxico y las personas con quienes estaba me mostraron un lugar con muchos departamentos ubicados en las afueras de una pequeña ciudad. Una vez dentro de la propiedad comencé a sentir una sensación de paz; había muchísimos árboles que la rodeaban y la vista era verde casi todo el tiempo, el cielo azul y una brisa que, aunque ya es primavera, todavía pintaba fresca.
Quedé honestamente sorprendido al entrar a conocer uno de de los departamentos: el espacio, aunque pequeño, era acogedor, limpio, ordenado y con muy buena distribución; cada cuarto con un tamaño suficiente y bien iluminado. Inmediatamente pensé en lo maravilloso que sería para quien decidiera vivir ahí. Tenía todo lo necesario pero sin grandes lujos, sin embargo tampoco creo que los necesitara.
Cuando nosotros mismos entendemos que vivimos en una sociedad que nos empuja a consumir, a tener más, podemos comprender que no siempre “más es más” ( ¿me explicó?). Todo en la vida es relativo pues un “Rolex” tiene la misma función que un reloj “Casio” y no porque este último cueste muchísimo menos nos da una hora diferente. Lo mismo pasaría con un automóvil, que aunque gaste muchísima gasolina por tener un motor enorme y asientos de piel, nos llevaría de la misma manera que cualquier otro a nuestro destino.
Así podría compartirles innumerables ejemplos para llegar al mismo punto. Todo es relativo en la vida y depende solamente de nuestra actitud y disposición para verlo. Si agradecemos lo que tenemos, si consideramos nuestra situación y ponemos de nuestra parte para entender que no siempre lo más caro es mejor, que no siempre tener más nos hace más felices, entonces sin lugar a equivocarme puedo asegurar que en la vida, cuando hay intención y una sonrisa “Menos puede definitivamente ser más”.
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