El rebote del crecimiento económico de México de 5.5% en el 2010, después de una caída de 6.1% en el 2009 en un entorno de relativo control inflacionario, ha acentuado el triunfalismo del discurso oficial con miras al 2012; en este sentido, el titular de la Secretaría Hacienda recientemente expresó que el buen desempeño de nuestra economía ha permitido que las familias mexicanas encuentren mejores condiciones de vida y tengan un mejor ingreso, declaración que causó hilaridad entre legisladores, analistas, empresarios y resentimiento entre la ciudadanía, entre la cual casi la mitad vive en un estado de pobreza con una perspectiva incierta para el futuro inmediato ante los niveles existentes de desempleo, subocupación, injusta distribución del ingreso, y temor ante la creciente inseguridad que se vive en la República, en la que aumentan las regiones dominadas por la violencia.
La proyección del incremento del PIB para este año oscila entre 4.0% y 4.5%, siempre y cuando no se desacelere el avance estimado para la economía de EUA, de entre 3.0% y 3.5%, que aliente, al igual que en el ejercicio anterior, la exportación manufacturera de México, principal motor de la dinámica del adelanto de la producción del país. El riesgo de un menor crecimiento en ambos países está latente por las inesperadas revueltas sociales que se han registrado en el Medio Oriente y en el norte de África y que han desestabilizado los mercados energéticos, de materias primas, particularmente de los alimentos que han visto elevar sensiblemente su precios, con lo cual se ha empezado un ciclo de presiones inflacionarias que podrían repercutir en el alza de tasas de interés en el mundo, y con ello, la instrumentación de medidas restrictivas por los diferentes gobiernos con efectos inhibidores en el avance de la actividad productiva. Cabe destacar que la cotización del petróleo Brent al inicio de marzo pasado había aumentado más de 50.0% en los últimos 6 meses y 34.0% en relación al último año.
El avance de la economía mexicana en la última década ha sido exiguo, 1.7% como media anual, la tasa más baja en 70 años; bajo el supuesto de que la actividad económica logre un adelanto de entre 4.0% y 4.5% en el 2011 y el 2012, la presente administración cerraría con un aumento promedio al año del PIB de entre 2.3% y 2.4%, claramente insuficiente para generar los empleos que requiere la economía para absorber a la nueva fuerza de trabajo que se incorpora a la población económicamente activa; así, al final del 2012 el déficit de empleos sería de más de 8 millones. En este ámbito, resalta que de una población económicamente activa que hoy en día suma un poco más de 47 millones de personas, sólo alrededor de 15 millones están registradas oficialmente en la economía formal; ¿dónde se ubica el resto?: en el desempleo, en la economía informal o ha emigrado al exterior.
Para que México genere motores propios de crecimiento y pueda superar el virtual estancamiento de su economía, resulta vital que se instrumenten las tantas veces anunciadas reformas estructurales, se rompan los cuellos de botella existentes en la deteriorada infraestructura del país, se profundice la desregulación interna para abatir costos de transacción innecesarios en la administración pública, y paralelamente, se atenúe la corrupción implícita en estos procesos.
Simultáneamente a que el gobierno cree un entorno propicio para los negocios, los empresarios que se resisten al cambio y que siempre han demandado protección de las autoridades, tendrán que renunciar a esta última y desarrollar una actitud de innovación para enfrentar las adversidades y la creciente competencia. El pesimismo que priva en una gran parte de la sociedad y el desorden político prevaleciente, no son factores de ayuda para mejorar el ambiente del país.
Sin menosprecio de las reformas a realizar en los ámbitos fiscal, laboral y político, la educativa resulta prioritaria para adecuar el sistema de enseñanza y de capacitación de la mano de obra a los requerimientos de un sistema moderno en el que predominan las tecnologías de la información y la comunicación; ¿Cómo puede un país salir del rezago, si de acuerdo al Instituto Nacional para la Educación de Adultos, 5.8 millones de adultos y 6 millones de jóvenes son analfabetas, además de que 10 millones no han concluido la primaria y 17 millones la secundaria? La mayor cobertura y mejor calidad en la educación superior también es fundamental para que México supere el estancamiento; en este marco, el rector de la UNAM considera que en el Presupuesto Federal del 2011, “de más de 3 billones y medio de pesos, es factible encontrar los recursos para destinarlos a un programa de ampliación de la cobertura y mejorar la calidad de la educación superior”, es decir, que se precisa dar prioridad al rubro educativo y no despilfarrar recursos públicos en mantener burocracias improductivas o en inversiones mal concebidas.
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