Nos queda perfectamente claro que México desea replicar hasta donde sea posible el éxito de Israel que lo ha llevado al extremo de ser considerada como la startup nation más importante del mundo.
Universo Pyme habló con la Dra. Rina Fainstein, miembro del Consejo Asesor del Observatorio Nacional Pyme, líder en implementación de procesos de innovación y cofundadora de la única startup enfocada a la psicología positiva. Esta especialista está encargada de traducir el “espíritu de riesgo” que es clave en la cultura emprendedora de Israel hacia América Latina y de manera especial hacia México.
Este es uno de los trabajos más importantes que realiza el Observatorio Nacional Emprendedor con la misión de fortalecer la política pública hacia emprendedores y Mipymes.
Ahora toda política pública se vuelca hacia los emprendedores y pareciera que nos olvidamos de las micro y pequeñas empresas que en conjunto deben de representar más de 99 por ciento del complejo empresarial mexicano. Aunque ese es otro punto que atenderemos posteriormente.
¿Pero que tienen en común Israel y México como para pensar posible una implantación exitosa del modelo de la primera nación hacia la nuestra?
Hay distancias abismales, pero algunas similitudes clave que hacen posible implementar, previa tropicalización, algunas de las directrices fundamentales que han permitido que Israel sea la nación más destacada o la segunda más destacada en la formación de empresas de alto impacto y fuerte componente de innovación.
Un país que no tiene recursos naturales, que prácticamente no tiene actividades tradicionales en las que apoyar su economía, tiene hoy un sesgo innovador y generador de empresas que llama poderosamente la atención en la economía global y es envidia -de la buena- en México.
Israel, con muy alta calidad académica, con presupuestos elevadísimos dedicados a su sistema educativo, con promoción del emprendimiento desde su nivel de jardín de niños, con un ejército en el que el servicio militar es obligado para jóvenes de ambos sexos de Israel por dos o tres años, que imprime una fuerte disciplina de rigor a los muchachos, con un gobierno que promete aportar fuertes sumas de dinero si la iniciativa privada nacional o extranjera invierte en startsups de su juventud ilustrada.
¿Nos parecemos? No parece.
No obstante, la Dra. Rina señala algo importantísimo que juega a favor del ideal mexicano: la excesiva creatividad que tiene el mexicano y que pudiera ser el eje de la implantación de un modelo de Israel que conociéndole como se conoce, a la perfección, y con una reducción de la “curva de aprendizaje” pudiera permitir esa tropicalización con un grado de éxito alto.
Con una limitante significativa: hay en México 92 programas estatales y federales vinculados con el emprendimiento y las Mipymes, y de ellos muy pocos, con un porcentaje mínimo de 10, se orienta hacia el fomento de la cultura emprendedora.
¿Será posible que México de ese paso? No queda duda de que el Inadem desea esa implementación a la brevedad, pero los puntos clave que exige que el sistema educativo nacional abra un eje clave para impulsar la cultura emprendedora y la innovación como principio relevante de la instrucción pública, es un punto fundamental que no parece sencillo aplicarse con la rapidez y la precisión que exige el reto.
No obstante, la psicología positiva no acepta obstáculos, sino soluciones a los problemas que se encuentre en el camino.
¿Seremos capaces de sortearlos?
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