Hoy, mientras esperaba a una amiga en la estación de trenes de pronto te vi. No me di cuenta de que tranvía bajaste, o como fue que tan de repente a mi lado llegaste. Tu presencia tan callada y misteriosa me estremeció. Sentí tu aliento rozar mi cara. Te vi arrogante y tu persistencia me puso nerviosa.
Me molestó mucho tenerte tan cerca. Traté de alejarme y corrí, pero la debilidad me venció y se nubló mi vista. Caí desmayada y cuando desperté, vi que me observaban muchas caras y entre ellas la tuya destacaba con su picara sonrisa. Entonces comprendí que no eras una visión…
Hoy llegaste a mí
En el tren de la vida
Cuando menos lo esperaba
Maldije tu insistencia
Trate de ahuyentarte
Pero tú tan terca
Te instalaste a mi lado
No logré espantarte y
Quise, con maquillaje,
Disimular tu presencia
Pero no lo logré
Y hoy, a mi lado caminas
Por el resto de mis días.
Bienvenida vejez
Mi nueva y fiel compañía.
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