Es pertinente anotar la diferencia entre Instructor y un Maestro. El Instructor no siempre es un Maestro; en cambio el Maestro es siempre un Instructor. Hay diversos niveles de Instructores, desde el auxiliar hasta el más calificado, desde el que tiene poco tiempo realizando esta tarea hasta el que cuenta con muchos años de práctica en su haber.
(de un texto de internet, no recuerdo la dirección)
A pesar de haber sido una período muy importante en mi vida, no tengo contacto con amigos de aquella época y mis actuales relaciones con ex-concordienses no proviene precisamente de aquella época. Mi relación con Mauricio Schusterman es anterior y mi relación con Bea Milgram en realidad se fortaleció luego, cuando compartimos el internado y ya muchos años Israel. Los avatares de la vida cortaron aquella vía que aparentemente me hubiese traído a incorporarme al Kibutz Or-Haner. Es el kibutz al que llegó Mario Gottfried y los demás miembros de mi grupo. Incluso Marcelo, el que me reemplazó en la pensión después que abandoné, aun reside en ese Kibutz.
A veces, por intermedio de Mauricio, (por suerte, eventos alegres) suelo encontrar gente de aquella época.Fué una época linda, campamentos de verano en Córdoba, seminarios ideológicos en Chapadmalal, etc eran parte de la vivencia. Nos estaba prohibido participar de las actividades del centro social Bialik pues no era sionista.
Terrible pensar hoy el peso de leyes y dogmas anacrónicos.
En el año 1964, teniendo 15 años de edad llegue a ser madrij (instructor) de pequeños de 4-5 años de edad. No recuerdo siquiera quien era mi socio, seguramente socia, de esa actividad. La instrucción no era mi camino. Las actividades tenían su costo económico, por lo tanto desarrollamos una pequeña iniciativa económica, la de armar lamparas y venderlas. Nos daba su buen dinero.
Fui tesorero y aprendí por las duras que es peligroso disponer de dineros ajenos. Cuando llegó fin de año y tenía que irme a la Colonia me faltaban como 4 mil pesos, eran mas o menos el equivalente a mi limitado presupuesto de un mes.
Yo sabía que me faltaban pues los había utilizado, en parte, para mejorar mi dentadura que se veía mal y mi padre no estaba dispuesto a pagar (los varones no necesitan ser lindos, eso es para las mujeres dijo, cuando había pedido dinero para ese objetivo). Lo que no sabía era como devolver ese dinero. Mauricio tuvo la genial idea y asumió la responsabilidad de hablar con mi padre, contarle que tuve un problema con una joven y tengo que pagar el aborto que cuesta, por supuesto 4 mil pesos.
La influencia de este asunto en la familia no tiene nada que ver con el sionismo.Ese verano pasó por la Colonia Avigdor (y toda la provincia) el Señor Ben Zion Kovensky, director del internado de Moises Ville en el marco de una gira con el objetivo de reclutar alumnos para el internado. Vivir en un marco judío, el control policial de los instructores, fueron las banderas del director. No hacia falta mucho viento de cola para que mis padres decidieran que con ese paso seguramente se ahorrarían otros 4 mil pesos de multa. Mis padres jamás entendieron que aquella mujer embarazada, que no existió, podía haber sido judía.Obviamente jamás hablamos del tema, muchos años después, casi 25, viajando con mi madre de Tel Aviv a Rehovoth, vemos unas prostitutas en la ruta y mi mamá , muy inocentemente, me pregunta: esas son putas???, le digo: por supuesto!!! e insiste: Son judías???, le digo: por supuesto!!!, son prostitutas, mamá!!!!.
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