Mi sionismo y yo, capítulo 9

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Millones de personas tienen sus corazones en un país y sus vidas en otro. Millones dicen sentirse como en casa en dos países, dos continentes, dos culturas.
Ser leal a un país es algo único, bien definido. Pero la globalización, la inmigración y hasta los conflictos están creando sociedades biculturales en las que la lealtad se divide en dos. Y muchos gobiernos ya no exigen lealtad total a los ciudadanos.
La doble ciudadanía es aceptada cada vez más a nivel global y sigue al alza mediante nuevas leyes que se han implementado en varios países. Los gobiernos son conscientes de que la gente tiene lazos sentimentales e intelectuales con sus países de origen, y que a la vez está construyendo lazos similares en un país nuevo. 

(de un texto del internet)

Muchas veces, no demasiadas, me han preguntado por el tema de la doble lealtad. No puedo siquiera identificar el perfil de aquellos que han tocado el tema. No creo que  pueda evitar  tocar el tema en el marco  de mi sionismo , siendo argentino, amando a la Argentina, a los argentinos y yo mismo sintiéndome argentino después de más de 37 años en el extranjero. Nunca sentí el conflicto y nunca me sentí un traidor por haber abandonado  la Argentina. Me permito pensar y por supuesto el tema queda abierto, si es que resulta importante para alguno. Las razones son varias y el orden no implican alguna importancia relativa:

En el año 1955, tenía  6 años se produjo la revolución que derrocó a Perón, él se refugió en España, mis propios padres habían nacido en Alemania y Rumania y se refugiaron en Argentina. Mi abuela materna, que nació en el mismo pueblo que mi madre, era de nacionalidad húngara. Muchos años más tarde incluso el chiste aducido a Einstein (*) me cuadraba perfectamente al valor “patria”, que era especialmente utilizado por los militares para derrocar gobiernos democráticamente elegidos.  Esa era la infraestructura que me permitió crecer con la sensación de ser “cosmopolita” y no atenerme jamás a lemas sino a hechos, construir programas que tengan asidero y sean viables, desde mi perspectiva por supuesto.


Mi propio padre  se convirtió en argentino y vivió agradecido a la Argentina que le dió refugio y seguridad, no dejaba de poner tranca a la entrada de la casa a las 9 de la noche, hora que iba a dormir pues a esa misma casa había entrado un ladrón (Romero, hijo de la muda) y asesinó al dueño anterior. No hablo de la Argentina ahora, sino años 1950… Si  llegaba más tarde, dormía afuera.

En realidad creo yo, una sola vez pensé el tema de la doble nacionalidad, fue  en el verano del año 1981. En un restaurante humilde (no soy de ir  a restaurantes caros, lo más caro durante años para mí fue Pipo de la calle Uruguay de la Capital Federal y no todos los días por supuesto). El  restaurante en Saint Moritz, el mozo que me atiende argentino. Obviamente nos ponemos a conversar y me cuenta que siendo hijo de italianos pudo ingresar a Italia y de ahí a Suiza. Era un técnico mecánico que había trabajado en la General Motors y cuando esta cerró en el año 1978, con la indemnización por despido abrió una verdulería. El programa no funcionó, perdió también ese negocio y decidió probar suerte en el exterior.  En ese momento yo mismo pensé en él, en su sensación de frustración de tener que haberse ido con una mano atrás y otra adelante.  Me fui con una idea, con una ideología, con estudios académicos, sin duda con otro equipaje.

Paralelamente a ese encuentro con el argentino, hijo de italianos, trabajando en Suiza, se estaba dando en Israel  la llegada de amigos míos anteriores a mi propia emigración, que optaron por incorporarse a movimientos argentinos de cambio (para algunos “la guerrilla”). En muchos casos salieron de la noche a la Mañana, con cédula por Uruguay. Algunos están aquí, otros regresaron,  otros llegaron a diversos países. ¿Qué pasa con la doble lealtad de ellos? ¿Por qué los que se quedaron allí por haber perdido algún cercano son más leales? O tienen más derechos!!! También los que están aquí, o en otras partes del mundo o regresaron, se salvaron de perder su propia vida.

En el año 2000 se terminó el tema en forma absoluta. Conocí aquí en Israel un turista cubano, de nacionalidad argentino, siendo su padre comunista tuvo que emigrar  a un país latino. El niño, judío, llegando a su madurez decidió emigrar a Cuba por identificación con la Revolución. Eso fue en el año 1961 o 1962.  No creo que alguna vez se haya planteado algo con la doble lealtad. Por ser argentino y no haberse nacionalizado cubano tenía posibilidades de salir de Cuba como turista y así llego aquí. Vino a visitar a un amigo que optó por incorporarse a un Kibutz en Israel. (De ahí nuestra relación). En el año 2008 volvió a Israel, ahora acompañado por su esposa, cubana y católica. Su esposa y mi esposa siendo Navidad viajaron a Belén, lugar natural para los cristianos de esta zona.

(*)”Si mi teoría de la relatividad es exacta, los alemanes dirán que soy alemán y los franceses que soy ciudadano del mundo. Pero sino, los franceses dirán que soy alemán, y los alemanes que soy judío.”

Acerca de Julio Ioseph May

Julio Ioseph May (Yossi) nació en Entre Ríos, Argentina. Es Contador Público de la Universidad de Buenos Aires. Desde 1973 viviò  en el Estado de Israel y a partir de febrero 2014 reside en Barranquilla, Colombia. En vistas a la tercera edad comenzó a practicar su sueño de escribir que lo acompañó desde chico.Participa activamente en variados grupos literarios del internet. Comparte publicaciones de cinco antologías: De Paz y De Guerrasy Lazos Umbilicales publicadas en Israel en 2007, "primer antología" de Muestrario de Palabras (2007) y Libro del Haiku, Ediciones Artesanales Santoamor (2008) ambas en Buenos Aires. Pensamiento Antologico Universal, La poesia purifica la vida humana, Congreso Universal de Poesia Hispanoamericana, publicada en Mexico 2010. La revista virtual Palabras al Sol publicaba regularmentecuentos y poemas de su autoría. Su preferencia es la narración.

3 comentarios en «Mi sionismo y yo, capítulo 9»
  1. En el año 2014 abandoné Israel por considerar que como jubilado viviré mejor en el exterior. El amigo mencionado en la nota, en el año 2012 o 2013 abandonó Cuba y se radicó en Israel. Los millones de emigrantes venezolanos son la prueba definitiva que las personas buscan, incansablemente, el lugar donde pueden estar mejor

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  2. la delicadeza me obliga a responder al lector Zamir, pero no dice nada mas que una frase vacia de contenido. Seguramente prefiere las verdades de los politicos, Netanyahu por ejemplo o los medios de comunicación que le dan el apoyo. Mi verdad es una verdad que emerge de la vida de personas, incluida la mia

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