En esta publicación, que sigue a “Recooveco” (2019), Miguel -en palabras del gestor cultural Manuel Andros, quien escribe el prólogo a este poemario- “habla de los sentimientos amorosos, del amor carnal, del amor familiar. Nutre de una poesía que va más allá de la sensaciones, de la percepción espacio-tiempo y del hedonismo estético. Asciende a los dominios espirituales, donde el misticismo judío, es fundamental. Hay resonancias talmúdicas y jasídicas, donde la enseñanza de la conducta recta, predominante. El ser humano se conecta con energía superiores, que lo salvan de un destino oscuro y los transportan hacia un portal lumínico y primigenio donde logra vivenciar el Ser”.
Les invitamos a leer, en exclusiva, un adelanto de los poemas contenidos en “Corazón albino”, de Miguel Borzutzky.
Llora una lágrima en mi corazón por tu ausencia
Llora una lágrima en mi corazón por tu ausencia,
derramada en la soledad de un confinamiento largo y tedioso,
a veces se hace oscuro y a veces se prende el cielo como en un halo vertiginoso,
y no alcanzo a percibir que tus pupilas miran directo hacia arriba y se pierden a lo lejos
Llora una tormenta en mi corazón por tu ausencia,
dejando al musgo de la roca casi incoloro que es medido por un reloj sin segundero,
a veces percibo que el tiempo pasa y que tú ya no te encuentras enseñando a tus niños, entonces
busco en la madeja de mi cerebro pensante y te hallas en la memoria de mi pasado imperfecto
Llora una cascada en mi corazón por tu ausencia,
esparcida y reventando en las rocas con una fuerza gravitatoria newtoniana,
a veces no percibo si es que hay alimento, mi estómago vacío duele por no recordar
si he comido, pero duele más por saber que no te he visto
Llora una catarata en mi corazón por tu ausencia,
el agua me golpea en la cabeza y en un baño frio en medio del invierno yo te añoro,
y porque alguna vez en un julio de un año que no recuerdo, mis labios tocaron los tuyos,
y me quedo con ese momento como un tesoro, un maravilloso recuerdo
Te amaré en silencio
Eres el secreto de mi corazón:
Te amaré en silencio cuando bajen los humos y las tempestades
Te amaré en silencio cuando se acabe la violencia en las ciudades
Te amaré en silencio cuando las velas del Shabat se hayan consumido
Te amaré en silencio cuando el terremoto de mi alma esté quieto y sereno
Te amaré en silencio cuando te vuelva a ver después de tres lustros
Te amaré en silencio mientras no haya más nadie en tu camino
Te amaré en silencio cuando nuestras pupilas se crucen y nos abracemos en un encuentro que no tenga un mañana
Bella Cala
Bella Cala esa flor hermosa.
Bella Cala delicada como la seda y dulce como el almíbar de la fresa.
Bella Cala bebita fuerte y valiente de ojos grandes y penetrantes.
Bella Cala has nacido en tiempo extraño de penumbras y traes tu luz propia, para iluminar nuestras vidas con tu dulzura e inocencia.
Observarte, cuidarte y quererte es el deber de todos para que crezcas sana y fuerte.
Que D´s te bendiga sobrina hermosa y te deseo que florezcas y seas feliz como una rosa.
Jerusalén
Caminando hacia esas gigantes rocas milenarias, la conmoción de mi corazón es incontenible.
Regocijo siento en mi pecho al saber que he vuelto, tras dos mil años, por la reencarnación de tantas almas.
Soy el que soy, porque lo que nací para ser es el ser que soy: judío. Con el máximo deber moral de entregar al mundo una luz que lo haga mejor.
¡Jerusalén, ciudad de mi pueblo, de mi alma, de mi estrella y de mi corazón! ¡Si me olvidará de ti! ¡Oh! ¡Jerusalén! ¡Que se seque mi diestra! En oraciones, en plegarias, en sudor y lágrimas.
Extraño ese caminar silencioso de tus calles, tu gente, tus colores y tus olores. La bandera de entre azul y blanco, que flamea por doquier, y sintiendo que te pertenezco y que tú me perteneces. ¡Es único e irrepetible!
¡¡D´s gracias por darle atención a mis plegarias!!
Kineret
Bajo al Mar de la Galilea y veo una doncella vestida en blanco, ella representa el paisaje con las aves que vuelan a lo alto y en mi interior dice: ¡Kineret!
Subo por las montañas de Jerusalén y esa doncella que es una princesa de sueños milenarios de Mi Pueblo, el Pueblo Judío, canta una melodía que me despierta el alma y en mi interior dice otra vez: ¡Kineret!
Bajo al Mar Mediterráneo y en las costas de Tel Aviv y Yaffo se pasea por la playa la princesa pisando la arena y chapotea en las olas, canta una melodía de Jánuca y despierta a todos lo que la observan y exclaman: ¡Kineret!
Me voy al desierto y en medio del calor y la arena, oigo una voz que me llama y es de nuevo la princesa de cabellos dorados y nariz respingada, la más bella de Israel canta una melodía dulce y afinada. Ella no era un espejismo y estaba en el Néguev, su nombre retumba en mis oídos ¿y quién era?: ¡Kineret!
Antes del encendido de la séptima vela y ya pasadas las nueve y media, comenzó la travesía de ensueño para terminar el poema sobre una doncella de blanco, una princesa bella quien me ha arrebatado el corazón y ha dejado una huella, y jamás olvidaré su nombre, pues viene de la Galilea
Artículos Relacionados: