Mitos y realidades sobre amor y la sexualidad en la tercera edad

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MITO: El amor y el sexo son sólo propiedad de los jóvenes.

REALIDAD: Los adultos mayores también necesitan compañía, enamorarse, sentir amor y pasión. Requieren de satisfacer sus necesidades afectivas y sexuales. Ya que el amor, la pasión y la sexualidad son fuente de diversión, alegría, bienestar. Todo ser humano necesita amar y ser amado desde que nace hasta que muere.


MITO: El adulto mayor no necesita de una relación amorosa tras el divorcio y la viudez, especialmente si se trata de una mujer después de los 60.

REALIDAD: Es importante analizar el porqué de nuestros miedos, ya que el amor no tiene edad; sólo cambia con los años. Cuando se es joven, el amor suele ser más pasional. Con los años se convierte en algo más maduro y sereno, en una relación donde la compañía y el cuidado por la salud del compañero son lo más importante.

El amor en esta etapa de la vida suele ser más espiritual, para lo cual, el compartir intimidades, secretos, preocupaciones o vivencias son lo suficiente para sentirse querido a un nivel más profundo. Se logra amar de manera más completa, trascendiendo el enamoramiento y pasión de los años de juventud.

En relaciones nuevas a esta edad, el amor y la pasión hacen que las personas rejuvenezcan en todos sentidos. La nueva ilusión se convierte en motor importante para vivir y disfrutar al máximo. Por eso se dice que la juventud está en el corazón…. Muchos opinan que es en esta etapa donde se disfruta del verdadero amor y su significado, más allá de la sexualidad. Quizá ésta, se experimenta de manera distinta, pero no por ello, menos intensa.

MITO: El adulto mayor no tiene interés ni puede vivir plenamente su sexualidad

REALIDAD: Ya sea que viva en pareja o no, la manera en la que el adulto mayor viva su sexualidad dependerá de su estado de salud físico y emocional, relación con su pareja y la experiencia que haya tenido en esta área. Es decir, si cuando era más joven el sexo era relevante y frecuente, entonces lo seguirá siendo en la vejez, aunque no en forma tan abundante.

A cualquier edad y especialmente en ésta, el sexo no involucra necesariamente la penetración. Puede darse a base de caricias, intimidad emocional, compañía y masturbación.

Algunas enfermedades interfieren con la sexualidad del adulto mayor, como son la diabetes, hipertensión, enfermedades de la próstata, infecciones de vías urinarias o cáncer, situaciones como la eyaculación precoz y/o disfunción eréctil. Sin embargo, no todos los varones mayores de 70 años padecen de disfunción eréctil, ya que depende de su estado de salud y condición física y emocional, para lo cual existen medicamentos especiales que les ayudan a vivir una sexualidad plena. En el caso de la mujer, especialmente durante la posmenopausia, algunas veces enfrentan mayor dificultad para obtener una buena lubricación y orgasmo, lo cual también tiene solución cuando se acude a un especialista.

El aprendizaje sexual se da a lo largo de la vida y es personal e intransferible, pero suele ceder el terreno a las presiones sociales que establecen edades y frecuencias apropiadas, por lo que son menos las personas de la tercera edad las que practican el sexo como lo desearían, cediendo a la presión social que los obliga a adoptar un rol preestablecido.

MITO: La práctica sexual en la tercera edad es dañina

REALIDAD: Está comprobado que la práctica sexual ayuda a mantener la salud y la juventud. Una sexualidad periódica y satisfactoria favorece el aumento de las defensas, ayuda a la autovaloración y al sentimiento de felicidad y conexión con la pareja. Incluso en los casos post infarto es recomendable continuar con la vida sexual al paso de dos meses o cuando el médico lo indique.

Puede disminuir y ser menos pasional, especialmente si se trata de una pareja que ha tenido convivencia durante muchos años. La frecuencia del coito declina con la edad, más no la satisfacción sexual. En hombres y mujeres que tuvieron una alta actividad sexual durante la juventud, se encuentran más proclives a seguir teniéndola durante la tercera edad. Esto depende del estado físico, emocional y del vínculo de pareja. El sexo beneficia la salud en general y estar en buena salud es fundamental para tener sexo.

MITO: La culpa en una persona que ha enviudado es una constante cuando se vuelve a enamorar

REALIDAD: Cada amor tiene un lugar en el corazón. A pesar de que había una promesa de lealtad y amor para toda la vida con la primera pareja, el tener que emprender una nueva relación después de un fallecimiento, puede que conlleve a una sensación de culpa pasajera, dependiendo del contexto familiar y cultural al que pertenezca la persona. No obstante, se puede resolver este dilema decidiendo tomar las riendas de la propia vida, a pesar de opiniones en contra. Pensar que no se tiene permiso para volver a amar es sólo un mensaje cultural, que se daba especialmente en otras épocas, donde no se pensaba en la posibilidad de volver a casarse. Sin embargo, en nuestro contexto actual, hemos superado ese tabú por haberse entendido el derecho a un espacio de afecto en un segundo encuentro.

MITO: La tercera edad es la de mayores pérdidas en productividad, capacidad para ganar dinero, menor capacidad en cuanto a condicionamiento físico y mayor dependencia psicológica.

REALIDAD: Es un hecho real que la expectativa de vida hoy en día es mucho mayor. Por lo tanto, los valores también han cambiado y vemos cada vez más adultos mayores que son productivos de maneras diversas, hacen ejercicio, trabajan y son independientes física y emocionalmente.

MITO: La satisfacción sexual se da mayormente durante la juventud.

REALIDAD: La satisfacción sexual no es exclusiva de los jóvenes. Muchas mujeres no logran una sexualidad plena hasta pasados los 40, y otras lo hacen 10 años después. Al llegar a la madurez, tanto hombres como mujeres dejan de lado la preocupación por el desempeño y llevan al sexo a una dimensión más espiritual y emotiva, con lo cual logran una mayor plenitud.

MITO: Los cambios de edad entorpecen la sexualidad.

REALIDAD: Quienes envejecen manteniendo interés por la vida social, su pareja, la recreación y el cuidado de su cuerpo, también tienen una sexualidad plena y activa. Son valores y conductas que también suelen pasar de generación en generación. Entre 75 y 85 años, un 38% de varones tiene vida sexual activa, mientras que sólo el 17% de las mujeres mantiene relaciones. Esta diferencia es debida posiblemente a valores y creencias socioculturales.

MITO: Las personas maduras no tienen orgasmos

REALIDAD: Es cierto que la presión sanguínea se debilita y la sensibilidad de los órganos sexuales disminuye, por lo que se necesita mayor motivación para excitarse en general y un estímulo mayor y más prolongado sobre las zonas erógenas. Al prolongar el juego previo se logra incrementar el deseo, la excitación y orgasmo, fases de la respuesta sexual. En el caso de los hombres, se necesita mayor estimulación en la zona del glande para lograr una buena erección. A pesar de esto, el orgasmo se puede conseguir y suele ser igual o más placentero que durante la juventud, tanto en hombres como en mujeres.

Cuando la pareja muere, muchas personas no buscan otra, pero esto no quiere decir que no puedan sentir placer a cualquier edad. Cada uno es experto en su propia sexualidad, y si alguien se siente bien sin tener sexo también es normal.

MITO: El hombre tiene mayor necesidad sexual que la mujer.

REALIDAD: Tanto hombres como mujeres tienen las mismas necesidades sexuales a cualquier edad, aunque no es cuestión de género, sino personal. Depende de los factores ya mencionados como salud física y emocional, valores, creencias, gustos, relación con la pareja y actividad previa en esta área. Sin embargo, también puede haber felicidad sin sexo, sin que esto sea una limitante.

Acerca de Frida Ezban

Especialista en terapia familiar.

2 comentarios en «Mitos y realidades sobre amor y la sexualidad en la tercera edad»

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