Durante 30 años Hosni Mubárak ha ocupado la silla presidencial en Egipto y es una incógnita si él, con sus 82 años a cuestas, buscará la reelección en los comicios de 2011 o cederá el lugar a su hijo Gamal como candidato del gobernante Partido Nacional Democrático (PND). Se dice que la salud del presidente es endeble y eso ha generado un sinfín de especulaciones alrededor de la sucesión, dando con ello pie a que otras fuerzas políticas empiecen a activar con miras a arrebatarle el poder a quienes durante décadas han conducido los destinos del país.
Ante tal panorama, el PND, sabedor de que las elecciones legislativas del próximo mes serán una prueba de lo que vendrá en 2011, está movilizando su aparato de control para neutralizar la posibilidad de un cambio que lo saque del poder. Entre las fuerzas opositoras a Mubárak las más importantes son: a) la islamista Hermandad Musulmana, proscrita oficialmente como partido político, pero que para los comicios legislativos donde se elegirá a 454 diputados ha recurrido a postular a 160 candidatos bajo la fachada de candidaturas independientes; b) el movimiento Kafia (“Suficiente”) activo desde 2004 y promotor de un cambio de régimen; c) la Asociación Nacional por el Cambio encabezada por Mohamad ElBaradei, ex presidente de la Asociación Internacional de Energía Atómica y ganador del Nobel de la paz; y d) el partido Al Karama de corte nasserista.
La novedad en la arena política egipcia es que casi toda esta oposición al régimen está actuando primordialmente a través del uso del Internet para difundir sus plataformas y ganar adeptos. Tanto Kafia como la Hermandad Musulmana y la Asociación de El Baradei poseen sus propios websites y cuentan con una larga lista de bloggers que han ayudado a difundir un discurso crítico hacia el régimen lo mismo que a organizar manifestaciones y huelgas. Y esto se está convirtiendo en un arma formidable contra el férreo aparato de control que ha permitido a Mubárak permanecer durante tres décadas en el poder.
Según estadísticas confiables, en el año 2000 había en Egipto sólo 450 mil usuarios de Internet, mientras que actualmente la cifra alcanza los 18 millones lo que representa aproximadamente 22% de la población. Esta es la misma proporción de la franja de ciudadanos que se encuentran entre los 18 y los 27 años de edad, segmento que parece ser el destinado a determinar el resultado de las elecciones. No por nada ElBaradei, quien aún no oficializa su candidatura, usa ya para su publicidad el lema de “el cambio vendrá por la vía de los jóvenes”, y sus seguidores han creado un grupo en facebook con más de 129 mil seguidores que discuten y proponen cambios a la Constitución.
La respuesta del régimen a estas innovaciones ha sido una embrionaria incursión también en el Internet, pero sobre todo ha recurrido a los métodos tradicionales: cerca de 200 activistas opositores han sido arrestados, al tiempo que en el plano electrónico y tratando de conjurar el impacto islamista religioso de la Hermandad, ha clausurado cuatro estaciones satelitales que transmiten programación religiosa emanada de la citada organización. Se enfatiza que la intención es prohibir los discursos que puedan dañar a cristianos y a chiítas, al igual que todo lo que sea “capaz de alterar el orden y promover una guerra civil”. Por añadidura, ha establecido que se necesita permiso oficial para transmitir mensajes SMS, dejando en claro que ninguna de las agrupaciones opositoras cumple con los requisitos para recibir dichos permisos. Pero es un hecho que a pesar de toda esta embestida, no es mucho lo que el régimen puede hacer para evitar la actividad en facebook y para acallar a los bloggers que continúan proliferando. En síntesis, el arcaico modelo de dominación encarnado por Mubárak en Egipto, se enfrenta a un desafío para el que no estaba preparado y cuyos resultados quizá puedan ser sorprendentes. Lo cual es una prueba de que las nuevas modalidades tecnológicas están revolucionando sin duda las formas tradicionales del quehacer político.
Excélsior, 24 de octubre, 2010.
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